domingo, 2 de marzo de 2008

LA FIERA LITERARIA - MI REVISTA VIRTUAL.

un decenio de nuestro mayo
No voy a decir que parece que fue ayer cuando en mayo, era por mayo, LA FIERA LITERARIA vio la luz. No creo que lo de mayo fuera aleatorio, dada la querencia del espíritu del 68 francés que aún inspira a los fundadores. No voy a decir que fue ayer, porque el tiempo vertiginoso de nuestra época ha acelerado todo tipo de acontecimientos desde que barrió –como si de un siglo comprimido se tratara– la hojarasca de un mundo viejo que se había varado en una anquilosada postura binaria de bloques. Bloques que denominábamos capitalista y comunista. Lo peor es que este último inspirara el simplón pensamiento de la izquierda. Por eso, cuando unas décadas antes, los sanos vientos de una inesperada re-evolución comenzaron a soplar, fue esa propia izquierda la que asesinó al renacido Eolo. Su dogmatismo obtuso provocó que los vientos viraran hacia la barbarie.

Para el 95, caídos los muros y reventados los quicios, el capitalismo rampante se había convertido en la religión del éxito, en el único horizonte posible, en el presente y futuro de la humanidad, en el final de la historia y la felicidad para todos. Era imparable, globalizante y englobante. El dinero comenzó a fluir como un río turbulento que cautivó a muchos y enriqueció (muchísimo) a unos pocos. Pero luego, los espejismos se esfumaron en la anti-materia: “corralitos”, deudas gigantescas, hundimiento de países enteros, guerras tribales, de religión, nacionalismos apocalípticos, campos de refugiados, migraciones planetarias, destrozos naturales por doquier, violencia gratuita en cada hogar y en cada escuela, pandemias y locura, terrorismos a la desesperada... Tanto horror para alumbrar un Imperio con el emperador más risible de la historia. Y ahí andamos.

O'Garthia fue un auténtico profeta cuando decidió crear LA FIERA. El vio con claridad que el espíritu de la globalización neoliberal había envenenado la literatura, ya para entonces industria cultural, negocio editorial, decadencia autoral y vacío demencial. Las críticas demoledoras de LA FIERA , el grito de “el rey está desnudo” al paso de una comitiva de memos encumbrados por los Prisa, los Planeta y otros afanadores, fue toda una acción política, una labor necesaria para poner a la crítica en su sitio, que me consta se ha sentido avergonzada por alabar, hasta el babeo, los brocados y piedras preciosas del manto de aquel rey en pelotas que era y es nuestra novelística más reciente. Hace ya diez años de aquello y continuamos. En nuestro haber de osados davides, algún que otro chichón al Goliat mediático.

No me cabe la menor duda de que la permanencia de LA FIERA responde a una acción política continuada de aquel “situacionismo” que no pudo triunfar, pero que tampoco ha muerto. Se trataba de actuar de modo que se creara una situación nueva, sustituyendo la pasividad existencial por una afirmación lúdica más allá de la mera crítica. En la medida en que los humanos somos producto de nuestras situaciones, y las situaciones por las que pasamos son tan insustanciales, era urgente crear otras condiciones en las que poder ser más humanos. Y lo que ha conseguido LA FIERA LITERARIA es la creación de un ámbito en el cual comprender qué es y qué puede ser una creación literaria de calidad. Qué es y qué puede ser un lector con referentes culturales bien definidos al que no le dan gato por liebre. Porque parte del montaje editorial “exitoso” consiste en vender gatos sarnosos como si de platos exquisitos se tratara. La nouvelle cuisine editorial es una tomadura de pelo como casi todas las idem, que además de costarte un congo te obligan al ayuno. Pero, eso sí, todo el mundo sale diciendo qué delicioso estaba todo. Nadie se atreve a decir que, también aquí, “el rey está desnudo”, que nada como una buena paella.

El padre fundador del situacionismo, Guy Debord, se anticipaba a definir aquella sociedad de los sesenta como del “espectáculo” cuando todavía no había alcanzado el paroxismo actual. Jean-Paul Sartre, del que se cumplen 25 años de su muerte, había colaborado con los comunistas como marchamo de su compromiso, pero el mayo francés, aquel que protagonizaron sus propios alumnos, lo “despertó de su sueño dogmático” –como Hume a Kant– para ponerse de parte de los revoltosos. Pero no era una revuelta: era el espíritu de la época. Fue el grito tribal que nos despertó a muchos para decirnos que la modernidad había finiquitado, al menos en su forma clásica, y que una nueva epistemología, una nueva forma de mirar el mundo, estaba amaneciendo. Es lo que ha dicho Stephen Hawking recientemente en Oviedo: Las historias del universo dependen de lo que está siendo medido, al revés de la idea habitual de que el universo tiene una historia objetiva, independiente del observador” ”.

Hoy, con un capitalismo financiero triunfante, la sociedad espectacular y especular ha multiplicado sus esfuerzos para encapsularnos en una burbuja tipo matrix. Y ese capitalismo desalmado ha tomado la cultura por su cuenta y es quien la dirige, la publicita, la distribuye y la vende. Es la que decide qué leer y cómo leer; la que destruye los fondos editoriales; la que inunda las “grandes superficies” con los subproductos de sus factorías; la que desprecia cuanto ignora e ignora todo aquello que desprecia; la que mide las bondades de un libro por el éxito de ventas y los dígitos de sus cuentas corrientes; la que pretende objetivar una realidad que es pura coyuntura de mercado. En definitiva, que nuestras “libertades” actuales se refieren a “todo aquello que se puede elegir aleatoriamente dentro de lo efímero” (Debord, dixit )

Si no existiera LA FIERA LITERARIA , una versión de nuestro universo cultural no sería más que ignorada “materia oscura” entre los infinitos universos perdidos por no observados. Si no existiera, aquel espíritu inspirador del mayo del 68 habría perdido parte de su ironía lúdica; aquel grito tribal, decibelios de protesta; y la utopía, sus ganas de seguir metiendo el dedo en el ojo del poder mediático.

Victoria Sendón




















Los males de nuestro tiempo son la ignorancia, la miseria y la corrupción, y lo más temible, que nos instalemos en la mentira con la misma naturalidad que nuestros pulmones se acostumbran al aire.

Emilio Lledó


La sociedad actual vive inmersa en la mentira absoluta.

Jacques Derrida


En estos tiempos de impostura universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario.

Georges Orwell


La gente teme el pensamiento original más que a nada en el mundo, más que a la ruina, más que a la propia muerte

Bertrand Russell


Lo querían matar los iguales / porque era distinto

Juan Ramón Jiménez


Considerar el estado de escritor como una profesión debería, en justicia, ser considerado una forma de estulticia

Friedrich Nietzsche


De todo lo que se escribe, sólo me interesa lo que un hombre escribe con su propia sangre.

Friedrich Nietzsche


Los verdaderos activistas no pueden ser ya más que los novelistas independientes.

Raymond Abellio


Quizá los auténticos artistas, los escritores, los filósofos seamos parte integrante de la normalidad de la que se ha separado el resto de la raza humana.

Wilhelm Reich


Escribo desde el convencimiento de que sólo hay dos tipos de profesiones que merecen la pena: aquéllas en que se juega uno la vida y aquéllas en que se juega uno la razón.

M. García Viñó


En la novela, como en la pintura, sólo se salva aquel tipo de obra que, con término pedido prestado a la física, en su papel de cosmología, podríamos llamar una singularidad.

M. García Viñó


España es una deformación grotesca de la civilización europea .

Ramón del Valle Inclán


En España, la mediocridad es una garantía de supervivencia.

M. García Viñó


España es un intento frustrado de ser Marruecos.

Juan Ignacio Ferreras


El artista que triunfa en una época es alguien que simpatiza con las clases dominantes de esa época, cuyos intereses defiende y cuyos ideales interpreta, identificándose con ellos.

Upton Sinclair


La conducta de unos pocos indivíduos puede cambiar la conducta de la masa.

Ilya Progogine


Aunque soy muy pesimista sobre la humanidad en su conjunto, siento un profundo optimismo motivado por determinados indivíduos y minorías marginadas

Aldous Huxley


La lucidez y el coraje suelen provocar entre nosotros una reacción visceral de antipatía y rechazo.

Manuel Azaña


Todo verdadero hombre debe aprender a quedarse solo en medio de todos, a pensar por todos y, si fuera preciso, contra todos.

Romain Roland


¿Parece, señora? No parece, es. Yo no sé parecer.

William Shakespeare (Hamlet)

No hay comentarios: