domingo, 22 de junio de 2008

Acerca de escribir de política en una novela
Autor:
Belén Gopegui


Materia: Literatura
Colección: Foro Complutense
Páginas: 64
Formato: 12 x 17 cm.
Encuadernación: Rústica

Año: 2008
ISBN:
978-84-7491-921-9
Ref.: 0410.007
P.V.P.:









Una de las escritoras más relevantes e incómodas de la actual narrativa española cuestiona el lugar común más activo de la estética dominante: la incompatibilidad entre política y arte literario. Belén Gopegui encuentra la raíz de tal juicio en el concepto de verosimilitud mientras despliega, con agudeza no exenta de mordacidad, los mecanismos narrativos que intervienen en su construcción.
Venus venerada
Tradiciones eróticas
de la literatura española
Autor:
J. Ignacio Díez y
Adrienne L. Martín (eds.)



Materia: Literatura
Colección: Académica

Páginas: 280

Formato: 14 x 21
Encuadernación: Rústica

Año: 2006
ISBN:
84-7491-791-3
Ref.: 0270.001
P.V.P.: 15 €




Probablemente la parcela literaria que acumula una mayor cantidad de malentendidos, tópicos e ideas recibidas sea la erótica. Sólo en las últimas dos décadas, en España y fuera de ella, los estudiosos han dedicado su atención a este género que habitualmente incita miradas despectivas o rechazo total. Pero aún se perciben contrastes entre cierto descuido crítico y el justificado interés de los lectores.

En Venus venerada, investigadores de dos prestigiosas universidades (la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de California) desde enfoques diversos, proponen una apasionada mirada crítica a los autores, tendencias y obras de la literatura erótica española, a lo largo de la Edad Media, los Siglos de Oro y la Ilustración.
Arte sutilísima, por la cual se enseña
a escribir perfectamente (1550)
Autor:
Juan de Icíar

Edición facsímil con estudio preliminar

Materia: Bibliofilia
Colección: Patrimonio Bibliográfico Complutense


Páginas: 240
Formato: 14,5 x 21 cm
Encuadernación: tapa dura con sobrecubierta

Año: 2007
ISBN:
978-847491-901-1
Ref.: 0130.001
P.V.P.: 25 €uros



Una obra de impactante expresividad estética, que evidencia cómo en los emergentes estilos de la escritura del S. XVI -cancilleresca y cursiva-
el afán comunicador se conecta con un vigoroso reto estético que convierte un saber aparentemente menor en arte. El resultado es una realidad visual gozosa para el lector. La cuidada realización artesanal de los grabados que componen esta obra desvela cómo el influjo que en principio ejerce la caligrafía sobre la tipografía va evolucionando hacia una progresiva adaptación de la escritura a las nuevas técnicas y posibilidades artísticas de la imprenta. La pasión bibliográfica y la generosidad del erudito D. Francisco Guerra, junto con los diversos estudios preliminares de destacados investigadores, han posibilitado la edición facsimilar y la contextualización de la magna obra del calígrafo vizcaíno del S. XVI Juan de Icíar. Un logro particularmente valioso pues parte de uno de los pocos ejemplares que queda en el mundo de esta obra, que llega hasta nuestros días en un notable estado de conservación.

GEORGE LAKOFF

No pienses en un elefante.
Lenguaje y debate político
Autor:
George Lakoff



Materia: política
Colección: Foro Complutense
Páginas: 176
Formato: 12 x 19cm.
Encuadernación: Rústica

Año: 2007
ISBN:
978-84-7491-813-7
Ref.: 0410.004
P.V.P.:






¿Cómo enfrentar los avances políticos y electorales de la derecha norteamericana desde los tiempos de Ronald Reagan? ¿Por qué se han producido? Según el reputado lingüista G. Lakoff, por la capacidad de los estrategas republicanos de activar estructuras mentales inconscientes, que mueven nuestros comportamientos y nos impiden atender a la racionalidad de nuestros intereses, o a los meros datos de la realidad.

Breve e informal, ¡No pienses en un elefante! (el elefante es el símbolo del Partido Republicano) utiliza y difunde las investigaciones del Instituto Rockridge, único think tank progresista comprometido actualmente en los Estados Unidos con la tarea de un profundo cambio social a través del cambio de los marcos de referencia.

Lakoff nos ofrece “una guía práctica” para todos aquellos, activistas o no, interesados en la política.
La idea surge de sus anteriores estudios sobre lenguaje: pensamos en términos de marcos mentales ( frames ) y metáforas. Cuando la información que recibimos no se conforma a los marcos asumidos e incorporados a nuestro cerebro, nos quedamos con los marcos e ignoramos los hechos. Lakoff sostiene que los republicanos han conseguido activar, en una parte significativa de la población, la metáfora del “padre estricto”, una figura que define reglas de conducta, disciplina, castiga y educa con firmeza para un mundo competitivo. De esta forma, han logrado contrarrestar la influencia demócrata en la ciudadanía, movilizando representaciones como la del individuo expoliado por el Estado (para justificar la reducción de los impuestos) o mitos como el del carácter sacrosanto del matrimonio (para oponerse al matrimonio homosexual)

¿Cómo activar otros valores, principios y directrices políticas? ¿Cómo hacer, por ejemplo, que la apuesta por la paz y el diálogo sea más enérgica que el miedo al terrorismo? Según Lakoff, sólo a través de la afirmación contundente de los valores progresistas, desde su moral familiar, centrada en la metáfora de los “padres protectores” -que tratan de escuchar, comprender y educar a sus hijos para colaborar con otros-, hasta su idea del espacio público. Para no estar a la defensiva, los progresistas deben encontrar un lenguaje propio para comunicar y para reconfigurar radicalmente los términos en que se discuten los asuntos públicos.

sábado, 21 de junio de 2008

VENTA DE RADIOS

El grupo CIE se desprende de sus radios
Los empresarios mexicanos ponen en venta la Rock &Pop, Aspen y otras emisoras
Viernes 20 de junio de 2008 | Publicado en la Edición impresa > Ver opiniones de lectores (3) ImprimirEnviarCambiar tamañoPublicarVotar (0)Ya votaste (0) CompartirLink permanente
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El grupo CIE le ha puesto cartel de venta a sus radios en la Argentina. Más concretamente, en Buenos Aires, dado que las emisoras que el grupo mexicano explota desde hace más de ocho años en el país se ubican todas en el área metropolitana, contra lo que dispone la actual ley de radiodifusión. Las emisoras de CIE son Rock &Pop, su barco estandarte; Aspen, Blue, Metro, Splendid y América.

En cinco de esas emisoras se produjeron en las últimas semanas más de 90 despidos, en un desesperado proceso de reingeniería de la empresa con vistas a vender sus activos. Salvo en la Rock & Pop, en la que el propio grupo contrata a las figuras que salen al aire (por ejemplo, Mario Pergolini, Juan Di Natale), el resto de las emisoras se mantiene con un "loteo" de espacios, como se conoce en el lenguaje informal del mercado. Así, la oferta de contenidos está totalmente tercerizada.

El más firme candidato para comprar las emisoras, que ya realizó el proceso de due dilligence en la compañía, es el empresario Marcelo Mindlin, para quien el ministro de Planificación, Julio De Vido, ha tenido en los últimos tiempos elogiosas consideraciones.

Según fuentes seguras, Mindlin -entre cuyas empresas se cuentan Edenor, la Central Loma La Lata, en Neuquén; la Central Térmica Güemes, en Salta, y las hidroeléctricas mendocinas Nihuiles y Diamante-, desbroza por estos días la maraña administrativa, operativa y financiera de CIE, que explota las radios sin tener la titularidad de las licencias de radiodifusión, lo que constituye un obstáculo a la hora de desprenderse de sus activos. Así lo confirmaron anoche fuentes inobjetables del Comfer, organismo de contralor de la radiodifusión.

El grupo mexicano, que nació de la mano de los exitosos entrepreneurs Alejandro Soberón Kuri y Gabriel Lecumberri Pando, se fue desprendiendo en los últimos años del negocio del entretenimiento en la Argentina, no así en otros países vecinos, donde la seguridad jurídica es otra. Por caso, en Brasil.

Ayer, desde Washington, hacia donde viajó para "vender" a los parlamentarios norteamericanos las bondades de una nueva ley de radiodifusión, el interventor en el Comfer, Gabriel Mariotto, dijo a LA NACION: "Revisaremos todas las ventas que se hagan en el país".

El entramado de la compañía es complejo, habida cuenta la superposición de estrategias operativas con que se ha manejado históricamente. Las radios tienen que ser transferidas de una en una, porque se trata de activos separados. Incluso, antes de la resolución que hace cuatro años firmó Julio Bárbaro, ex titular en el Comfer, no era posible vender separadamente las emisoras AM y FM. Bárbaro concibió esa norma a la medida de CIE, pero el grupo no se deshizo entonces de ningún activo. Si CIE está listo para vender hoy no es por decisión de su staff vernáculo, que ha coqueteado en los últimos cinco años con varios oferentes. Fue decidido en las más altas esferas del grupo en el D.F. mexicano.

La digitalización del éter convierte a la radio FM en una excelente opción, aunque el negocio es todavía pequeño.

Una parte de la audiencia y la torta publicitaria se dirige en los últimos meses a la frecuencia modulada. Grupo Prisa fue el primero en entenderlo en España. En la Argentina, sostiene desde hace un mes un modelo idéntico: duplica los contenidos de la AM Continental por la FM 104.3, la radio que el gobierno de Néstor Kirchner le concedió a Mario Pergolini.

Susana Reinoso

ERWIN ROMMEL

Erwin Johannes Eugen Rommel


(*15 de noviembre de 1891 – † 14 de octubre de 1944) fue uno de los más célebres militares, y el más famoso Mariscal de Campo alemán, durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió el apodo de Zorro del Desierto (Wüstenfuchs) a raíz de su habilidad como comandante del Deutsches Afrika Korps durante las campañas militares de dicho cuerpo en África del Norte, entre 1941 y 1943. Posteriormente recibió el mando de las unidades alemanas estacionadas en Francia para contener la previsible invasión aliada, que acabó materializándose en Normandía.

Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con sus adversarios — fue uno de los mandos alemanes que se negó a obedecer la Kommandobefehl. Tras el último atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944, fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse para evitar represalias contra su familia y su personal más cercano.


Tabla de contenidos-

1 Nacimiento y primeros años
2 Primera Guerra Mundial
2.1 Primeras acciones: Francia, 1914–1915
2.2 Guerra de movimiento: Rumanía, 1916–1917
2.3 Italia, 1917–1918
3 El periodo de entreguerras (1918–1939)
4 Segunda Guerra Mundial
4.1 Polonia, 1939
4.2 Francia, 1940
4.3 África, 1941–43
4.4 Italia, 1943
4.5 Francia, 1943–44
5 Rommel y el complot del 20 de julio de 1944
5.1 Contactos con los conspiradores
5.2 Rommel fuera de combate
5.3 Declaraciones en su contra
5.4 Otros indicios de su implicación
5.5 Indicios de la no implicación de Rommel
6 Muerte de Rommel
7 La personalidad de Rommel
8 Batallas en las que ejerció como comandante supremo
9 Bibliografía y referencias
9.1 Bibliografía
9.2 Referencias y notas
10 Juegos relacionados
11 Enlaces externos
11.1 Referencias y notas



Nacimiento y primeros años.

Erwin Johannes Eugen Rommel nació el 15 de noviembre de 1891 en Heidenheim, un pequeño pueblo a unos 45 km de Ulm, en Wurtemberg. Fue el segundo hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz. Ambos progenitores profesaban la fe protestante, por lo que el joven Erwin Johannes Eugen fue bautizado en la misma el 17 de noviembre del mismo año. Tanto su padre como su abuelo paterno eran profesores de matemáticas de cierto renombre, mientras que la madre era la primogénita de Karl von Luz, quien fuera gobernador civil en Ulm (Regierungs-Präsident). Sus padres eran por tanto gente conocida y respetada en su entorno, aunque de clase burguesa. Tuvo cuatro hermanos: Manfred murió siendo niño; Helena se dedicó también a la enseñanza, en Stuttgart; Karl sirvió en la Primera Guerra Mundial como piloto y resultó lisiado al contraer la malaria estando de servicio en el Imperio Otomano; y Gerhardt siguió una carrera como cantante de ópera de moderado éxito.

Rommel podría ser clasificado durante su periodo infantil como el hijo que cualquier madre querría tener. «Era un niño muy dócil y amable. Bajito para su edad [...] hablaba muy lentamente y sólo después de reflexionar largamente. Tenía muy buen carácter, era amistoso y no se asustaba de nada.».
En 1898, Erwin Rommel padre es nombrado director del Realgymnasium de Aalen, un importante centro de enseñanza en su tiempo.
El joven Erwin Johannes empezó a asistir a dicho colegio como alumno, en donde mostró síntomas propios de un superdotado: se aburría en clase, no mostraba ningún interés por las materias tratadas y, sin embargo, aprobaba año tras año sin ningún esfuerzo. Era reservado y se mantenía a distancia de sus demás compañeros.

Durante su adolescencia la situación cambió para mejor. Desaparece su mansedumbre infantil, reemplazada por el estallido continuo de energía que le caracterizaría ya durante todo el resto de su vida. Comenzó a interesarse por todo tipo de actividades deportivas, especialmente el esquí y la bicicleta. Sus notas mejoraron de manera muy apreciable, consiguiendo graduarse con buena nota. Junto con un amigo suyo llamado Keitel (sin relación con el mariscal del mismo nombre) construyó un modelo de planeador a tamaño natural; consideró la idea de estudiar ingeniería, pero ante la oposición de su padre se alistó en el ejército. Presentó solicitudes en regimientos de artillería e ingenieros, pero en ambos le comunicaron que no había plazas disponibles. Así que se presentó a infantería. Durante las pruebas médicas le diagnosticaron una hernia inguinal, de la que se operó. Tras una convalecencia de casi cuatro meses, el 19 de julio de 1910 se incorporó al 124º regimiento de infantería «König Wilhelm I» (6º de Wurttemberg) en Weingarten con el rango de "aspirante" (cadete).

En el sistema alemán, los aspirantes a oficial debían cumplir un tiempo de servicio como soldados antes incluso de ser enviados a la academia de oficiales. Rommel fue ascendido a cabo en octubre y a sargento en diciembre. En marzo de 1911 fue trasladado a la Kriegsschule (escuela de guerra) de Danzig. Allí conoció, a través de un amigo suyo de la academia, a Lucie Marie Mollin, hija de un terrateniente prusiano que se encontraba en Danzig estudiando idiomas. Completamente enamorado, empezó con ella una relación formal que les conduciría al matrimonio unos años después, en 1916, durante un corto permiso durante la Primera Guerra Mundial. El matrimonio produjo bastante malestar en la familia de la novia, ya que eran católicos y no vieron el enlace con buenos ojos.

Cuando Rommel volvió a su regimiento tras graduarse en enero de 1912, se mantuvieron en contacto escribiéndose prácticamente a diario, costumbre que Rommel mantendría inalterada en todos sus posteriores periodos de separación. Su viuda Lucie Marie Rommel logró conservar grandes cantidades de esas cartas a pesar de los saqueos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1913 fallece su padre de forma súbita. Su madre siguió viviendo en la casa familiar, manteniendo el contacto de forma fluida con todos sus hijos hasta su muerte en 1940.

En 1928, Erwin y Lucie tuvieron a su único hijo, Manfred Rommel, que con los años sería secretario de estado y alcalde de Stuttgart. Sin embargo, los historiadores John Bierman y Colin Smith afirman que Rommel tuvo una aventura en 1913con Walburga Stemmer, una joven frutera de Weingarten. De esa relación extramatrimonial nacería Gertrud Pan. Según los autores, Walburga se suicidó en 1928, al enterarse del nacimiento de Manfred.


Primera Guerra Mundial

En los dos años que transcurren desde su nombramiento como teniente (Leutnant) hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, Rommel se dedica principalmente a tareas de instrucción de tropa, actuando como jefe de sección. Destaca especialmente por su entusiasmo, su capacidad didáctica y su total seriedad. No fuma, no bebe, no asiste a bailes ni locales de alterne y (posiblemente por considerarse comprometido) no se le conoce ni una sola relación sentimental más que con su adorada Lucie (exceptuando la supuesta con Walburga). Sus compañeros durante dicho periodo le recuerdan como un joven oficial sociable, pero reservado, con mayor tendencia a escuchar que a hablar, pero muy independiente a nivel intelectual.

En marzo de 1914 es destinado como jefe de sección, en un programa de intercambio interarmas, a una de las baterías del 49 regimiento de artillería, estacionado en Ulm. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, recibe orden de volver a su regimiento el 31 de julio de 1914, y se pone en marcha unos días después hacia la frontera francesa.


Primeras acciones: Francia, 1914–1915

Su regimiento estaba adscrito al XIII Cuerpo de Wurtemberg, bajo el mando del general von Fabek. Este cuerpo formaba parte del 5º Ejército alemán, cuya misión era actuar como el extremo interior del «rodillo» que el Plan Schlieffen esperaba lanzar sobre Bélgica y los Países Bajos. La zona de acción del regimiento de Rommel era justo enfrente de las Ardenas meridionales. Éstas son algunas de sus acciones en dicho frente, extraídas principalmente de su libro de memorias:

Su primera acción de guerra fue en las cercanías de Longwy, en la frontera franco-belga. El día 22 de agosto de 1914 su sección ocupa su posición en el frente. Rommel, después de casi 24 horas a caballo actuando como oficial de enlace, sale de exploración acompañado por dos soldados y un suboficial. Localiza a un grupo de entre quince y veinte soldados franceses acampados a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus tres acompañantes. Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando muertos o heridos a unos diez franceses, sin bajas propias.
El 24 de septiembre, mientras actúa como enlace en solitario, se da de bruces con una patrulla francesa de cinco soldados. Abre fuego contra ellos, sin dudarlo, y abate a dos antes de que se le acabe la munición. En lugar de pararse a recargar, carga a la bayoneta contra los tres restantes, poniéndolos en fuga, aunque sufriendo una herida de bala en el muslo. Por esta acción recibió la Cruz de Hierro de segunda clase, y más tarde escribiría en sus memorias una célebre frase: «En combate cercano, la victoria es del que tiene una bala más en el cargador».
El 29 de enero de 1915 se infiltra de madrugada con toda su sección tras las líneas francesas, aprovechando un tramo desenfilado de alambrada que ha descubierto en una de sus salidas de exploración. Consigue capturar cuatro casamatas francesas en un asalto por sorpresa, y procede luego a defenderlas durante todo el día contra los continuos intentos de contraataque por parte de un batallón francés. Pierde una de las casamatas, pero la recupera en una nueva carga a la bayoneta por sorpresa. Al final del día, cuando se hace evidente que ninguna otra unidad de su batallón está aprovechando la brecha abierta, ordena la retirada. Toda la operación le costó tan sólo doce bajas entre muertos y heridos. A raíz de ello, recibió una severa reprimenda de su oficial en jefe por tomar iniciativas temerarias en el campo de batalla, y fue más tarde premiado con la Cruz de Hierro de primera clase.
En octubre de 1915 Rommel fue ascendido a Oberleutnant (Teniente 1º) y trasladado al recientemente creado WGB (Würtembergische Gebirgsbataillon), en el que recibió el mando de una compañía. Pasó casi un año sin más actividad, estacionado en los Vosgos, durante el cual se casó con Lucie. No llegó a vivir los peores momentos de la guerra de posiciones en Francia, pero ya mostraba una gran independencia en la toma de decisiones. Aunque se haría famoso (sobre todo posteriormente) por sus arriesgadas y veloces acciones, en este periodo muestra un enorme interés por las fortificaciones y atrincheramientos, obligando a sus hombres a cavar trincheras tan pronto como se estacionaban en alguna parte. Entendía (y así lo recogió en sus memorias) que esa era la única forma en que la infantería en posición estática podía sustraerse al efecto de la artillería. Su sección tuvo la menor cantidad de muertos y heridos de su regimiento en todo ese periodo.


Guerra de movimiento: Rumanía, 1916–1917

El 27 de agosto de 1916, Rumanía declaró la guerra a las potencias centrales. El WGB fue trasladado a dicho frente, integrado en el Alpenkorps. El WGB no era un batallón tradicional; estaba formado por seis compañías de fusileros en lugar de cuatro, más seis compañías de ametralladoras. Al ser una unidad puramente de montaña, se esperaba de sus mandos que pudiera operar independientemente si la situación lo requería, y tenía una formación muy flexible: normalmente no combatía como una sola unidad cohesionada, sino que era dividida en dos o más grupos tácticos independientes (Abteilungen) según las circunstancias. Era el destino ideal para Rommel, que se encontró casi desde el principio al mando de grupos independientes, a veces sólo su propia compañía, a veces varias, en alguna ocasión incluso controlando todo el batallón.

El ejército rumano intentó casi siempre una defensa estática, ubicando posiciones fortificadas en lo alto de cimas abruptas, o cerrando pasos de montaña. La respuesta más empleada por Rommel consistía en infiltrarse tras las líneas rumanas con sus fuerzas, aprovechando repechos y desenfiladas, y tendiendo una línea telefónica de campaña tras de sí. Si conseguía pasar inadvertido, lanzaba un ataque por sorpresa al amanecer, a veces coordinado con fuego de cañón o de ametralladora. Una vez tras las líneas, nunca dudaba en atacar, sin importarle la inferioridad numérica: afirmaba que la sorpresa y el efecto psicológico de encontrar al enemigo en zonas consideradas seguras requería de las tropas una gran moral y calidad para reponerse y plantar cara de forma efectiva, calidad que no creía existiera en el caso de los rumanos.

Ejemplo de lo acertado de su planteamiento es la captura y posterior defensa del conjunto de posiciones fortificadas alrededor del monte Cosna, del 10 hasta el 18 de agosto de 1917. Para dicha acción, Rommel recibió el mando de tres de las compañías de fusileros y dos de las de ametralladoras. Durante el asalto inicial del día 10 recibió un balazo en el antebrazo izquierdo, a pesar del cual se mantuvo al mando de su grupo de batalla hasta que los rumanos cesaron en sus intentos de contraataque. Los días 19 y 20, con el enemigo detenido y ya totalmente extenuados Rommel y sus hombres, se lanzaron al asalto de las últimas posiciones rumanas, capturándolas, y el grupo de batalla fue relevado.


Italia, 1917–1918

Sus acciones en Italia supusieron para Rommel la codiciada Pour le MériteRommel se estrenó en el frente italiano el 26 de octubre de 1917 en la Batalla de Caporetto (conocida por los alemanes como 12ª batalla del Isonzo), en la que tuvo un papel muy destacado. Su batallón fue asignado como unidad de reserva para apoyar una penetración realizada por dos batallones bávaros. Sin embargo, el asalto pronto quedó atascado frente a las líneas italianas. Rommel, con dos compañías, se infiltró tras las líneas cruzando el Isonzo y tomó a la bayoneta las posiciones de una batería italiana. En los combates subsiguientes, Rommel mandó aviso a su comandante de batallón, Sprösser, junto con más de mil prisioneros italianos, alertando de que había conseguido romper las líneas.


Al recibir la noticia, su comandante le envió cuatro compañías más con la orden de sostener la brecha.
Rommel, con seis compañías bajo su mando, prosiguió su infiltración en territorio italiano, emboscando en la carretera hacia el Monte Matajur una columna de refresco. Sorprendidos totalmente, los italianos no ofrecieron apenas resistencia, siendo capturados unos 2.000 hombres y 50 oficiales de la 4ª brigada de Bersaglieri, con todo su armamento e impedimenta.

Gratamente sorprendido por la falta de combatividad italiana al ser pillados desprevenidos, Rommel decidió proseguir el avance con algo menos de una compañía, a marchas forzadas durante el resto del día y de la noche. Al amanecer del día 29, localizó un enorme campamento de la brigada Salerno. Junto con dos oficiales y algunos soldados, se plantó en el centro del campamento informando a los italianos de que estaban totalmente rodeados y tenían 15 minutos para rendirse. Sorprendidos y atónitos, los oficiales italianos no se dieron cuenta del farol y se rindieron, aumentando la lista de prisioneros en 1.500 hombres y otra cincuentena de oficiales.

Cuando Rommel finalmente escaló el monte Matajur y lanzó las bengalas acordadas para señalar su avance con éxito, llevaba junto con sus exhaustas tropas más de 50 horas de actividad ininterrumpida, marchando a lo largo de más de 19 km a vuelo de pájaro en un terreno montañoso, capturando en el proceso unos 150 oficiales, 9.000 hombres y 81 cañones de distinto calibre, con apenas bajas propias. Cinco regimientos italianos al completo fueron borrados del orden de batalla por una fuerza que nunca llegó a sumar más de seis compañías. Este tremendo éxito le supuso la concesión de la más alta condecoración prusiana, la codiciada Pour le Mérite, y el ascenso a capitán.

Asombrado en extremo por la baja moral de los italianos, empezó una furiosa persecución de las fuerzas puestas en fuga. Cruzó las heladas aguas del Piave apenas unos días después junto con seis hombres, en plena noche, y con esas ridículas fuerzas atacó Longarone, obligando a rendirse a la numerosa guarnición. Una vez hubo cruzado el resto de su grupo táctico, consiguió nuevos éxitos en la zona de Longarone, repeliendo un último y desesperado ataque nocturno por parte de los italianos, en el que estuvo a punto de ser arrollado y hecho prisionero. El 31 de diciembre de 1917, Rommel recibió un nuevo destino, ayudante de campo en un estado mayor (General Kommando 64). Para su tremendo disgusto, pasó el resto de la guerra en funciones administrativas.


El periodo de entreguerras (1918–1939)

Tras la capitulación alemana de 1918 llegó el Tratado de Versalles, el intento aliado de evitar que Alemania mantuviera la capacidad de alzarse nuevamente en armas. En el entorno militar, nadie dudaba de que antes de la capitulación aún era posible la defensa. Las únicas tropas enemigas que habían pisado suelo alemán desde la fallida ofensiva rusa de 1914 habían sido prisioneros de todas las nacionalidades. El shock que supuso la rendición prácticamente incondicional, unida a la desmovilización forzosa, dejó una gran cantidad de militares resentidos que no tardaron en unirse en masa a los Freikorps.

Ese no fue el caso de Rommel. El plan de desmovilización y reorganización diseñado por su comandante en jefe, el general Hans von Seeckt, redujo en efecto las fuerzas armadas alemanas a unos 100.000 hombres liderados por 4.000 oficiales. Sin embargo, la reducción no fue al azar. Se conservó en activo a todo oficial que hubiera demostrado disciplina, capacidad formativa, valor y decisión en el terreno, ya que ese pequeño ejército de la república de Weimar debía convertirse, en cuanto fuera posible, en el núcleo de mando de un nuevo ejército alemán. El plan secreto de von Seeckt, conocido y aprobado por todos los oficiales que se mantuvieron en el ejército, consistía en producir una sobrecualificación en todo el escalafón: entrenar a todo el personal de forma que pudiera cubrir las responsabilidades correspondientes a un rango por lo menos dos veces superior al que ostentase. De esa forma, cuando llegara el momento se podría iniciar de nuevo el reclutamiento, ascender a los miembros del ejército preexistente y tener un ejército movilizado de un tamaño muy superior. Rommel era, en ese contexto, el oficial ideal.

Tras ir a buscar a su esposa, enferma y aislada en Danzig tras la entrega del «pasillo» a Polonia, en 1919 recibió el mando de una compañía con la que fue destinado a la cuenca del Ruhr hasta 1921 realizando tareas de mantenimiento del orden. De ahí fue trasladado al 13º regimiento de infantería, de vuelta en Stuttgart. Ejerció como capitán en el mismo hasta el 1 de octubre de 1929, momento en el que fue destinado como instructor a la Academia de Infantería de Dresde. Durante sus clases en la misma solía emplear los ejemplos que más a mano tenía: sus propias acciones durante la guerra. Desempolvó sus diarios de campaña, con multitud de esbozos y mapas hechos a mano por él mismo, y los empleó en sus clases, repasando cada acción una y otra vez, resaltando los aciertos y los errores, animando a sus alumnos a sacar sus propias conclusiones. Es bien conocido un incidente en el que, revisando los inicios del Plan Schlieffen en clase, preguntó su opinión sobre cierta parte del mismo a uno de sus alumnos. Cuando el aludido empezó a recitar la respuesta, Rommel le interrumpió, diciéndole «ya sé lo que opinaba el Estado Mayor General al respecto. Le estoy preguntando lo que opina usted».[5]

Siguió como oficial instructor durante cuatro años, hasta que el 31 de enero de 1933 fue ascendido a comandante y puesto al mando del 3er batallón del 17º regimiento de infantería, una unidad de tropas de montaña. Fue al mando de este batallón cuando se produjo el primer contacto entre Hitler y Rommel, incluyendo un conocido encontronazo entre este último y las SS: Durante la Pascua de 1935 Hitler debía presidir un acto castrense en el que el 3er batallón formaría frente al jefe del estado. Rommel recibió aviso de que un pelotón de las SS formaría entre su batallón y Hitler, haciéndose responsables de su seguridad. Lo tomó como un insulto, alegando que si el jefe del estado no se sentía seguro frente a sus propios soldados, no tenía ninguna intención de hacerles formar. Finalmente, tras la intervención personal de Heinrich Himmler y Joseph Goebbels, las SS no formaron y Hitler felicitó a Rommel por el aspecto de su batallón.

El 15 de octubre de 1935, con el rearme alemán funcionando a plena potencia, Rommel es ascendido a teniente coronel y recibe el traslado como instructor a la Academia de Guerra de Potsdam. Es un hecho poco conocido el que durante su época en Potsdam estuvo también temporalmente a cargo de la instrucción de las Juventudes Hitlerianas. Duró poco en el cargo; su jefe directo, Walter von Schirach, pretendía una militarización de la organización, a la que Rommel se negaba. Argumentaba que el objetivo debía ser más educativo, persiguiendo más la forja del carácter que la consecución de unas habilidades militares. Al recibir la negativa de Schirach, le indicó ácidamente que si tanto deseaba entrenar soldados, debería empezar por convertirse él mismo en uno. A los pocos días, Rommel era relevado de su cargo como instructor jefe de la Hitlerjügend, como ya se esperaba.

En 1937 recoge sus memorias y los apuntes de sus batallas discutidas en sus clases y publica el único libro que escribió en vida: Infanterie Greift An (La infantería ataca). Pronto se repitieron las ediciones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en manual de lectura obligatoria en varias academias militares de todo el mundo. Pero el lector más influyente sobre el destino de su autor fue, sin duda, el propio Hitler. Fue ascendido a coronel después de la publicación del libro. El 9 de noviembre de 1938, al finalizar su turno de tres años como instructor en Potsdam, recibió el cargo de director de la Academia de Guerra de Wiener Neustadt. Sin embargo, Hitler le seleccionó poco después para dirigir el Führerbegleitbataillon, el batallón de la guardia personal de Hitler, con la misión de escoltar al Jefe del Estado. A raíz de su nuevo nombramiento, Rommel pasaría a tener un trato casi diario con Hitler.

El 23 de agosto de 1939, Rommel es ascendido a general y destinado al cuartel general del Führer como jefe de seguridad.


Segunda Guerra Mundial

Polonia, 1939
La intervención de Rommel en esta campaña fue escasa en cuanto a resultados, pero enormemente influyente en los años posteriores. Cumpliendo con sus funciones de jefe de seguridad, pasó mucho tiempo conviviendo con Hitler. Durante el mismo vio los rasgos positivos del carácter del Führer: seguridad en sí mismo, valor personal, dotes de mando, capacidad de gestión y una tendencia a seguir sus impulsos en contra de lo que opinaban las mentalidades más conservadoras del Estado Mayor General. Al ser una campaña tan corta como exitosa, no llegó a conocer entonces la obstinación irracional de Hitler, sus ataques de rabia histérica, o su decisión de sacrificar cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, incluyendo a sus soldados o la propia Alemania. Hasta que pudo verlo por sí mismo años después (sobre todo a raíz de la batalla de El Alamein, en 1942), Rommel se formó una imagen limitada de quién era su comandante en jefe.

Al acabar la campaña, Rommel quedó de nuevo agregado al estado mayor de Hitler. Este profesaba mucha simpatía al dinámico general que tan poco se parecía a los oficiales prusianos, de ascendencia noble la mayoría, que tanto abundaban en el Estado Mayor General y a los que despreciaba. Un buen día le preguntó en una conversación casual qué era lo que más le gustaría. Rommel no lo dudó ni un instante: «El mando de una división blindada».

El 15 de febrero de 1940 Rommel tomó el mando de la 7ª División Panzer, en Godesberg, reemplazando al general Georg Stumme. Era la primera vez que ostentaba el mando de una unidad de blindados. Inmediatamente puso manos a la obra y pasó los meses siguientes entrenando intensivamente con su nueva unidad, conociendo a sus oficiales y preparando a todos para el tipo de guerra que tenía intención de ejecutar.


Francia, 1940

En 1940, sólo tres meses antes de la invasión, Rommel se puso al frente de la 7ª División Panzer, que se recordaría como la Gespenster-Division (la División Fantasma, debido a la velocidad y sorpresa que constantemente lograba, hasta el punto de que incluso el Alto Mando Alemán perdió la pista de dónde se encontraba), para la invasión de Francia y los Países Bajos. Ésta era la primera vez que Rommel se ponía al frente de una división Panzer. Mostró considerables habilidades en esta operación, repeliendo un contraataque del ejército británico en Arras y provocando el caos en las comunicaciones, suministros y las columnas de refuerzos aliadas al atacar en sitios que los aliados consideraban seguros y a muchos kilómetros del frente. La Séptima División Panzer fue una de las primeras unidades alemanas en alcanzar el Canal de la Mancha (el 10 de junio) y capturó el vital puerto de Cherburgo. Como recompensa, Rommel fue promocionado y nombrado comandante de la Quinta División Ligera (más tarde reorganizada y renombrada como Vigésimoprimera División Panzer) y de la 15ª División Panzer, que fue enviada a Libia a principios de 1941 para ayudar a las derrotadas y desmoralizadas tropas italianas, formando el Deutsches Afrika Korps, al frente del cual Rommel logró su mayor fama.

A lo largo de la campaña de Francia, Rommel llevó al extremo la nueva táctica de la Blitzkrieg y se distinguió por dirigir a sus hombres desde la primera línea para hacerse una idea en tiempo real de la situación, asumiendo numerosos riesgos y estando a punto varias veces de morir en combate.[cita requerida]


África, 1941–43

Rommel durante una conferencia de estado mayor en el desierto occidental, 1942.Rommel pasó la mayor parte de 1941 organizando y volviendo a formar a las maltrechas tropas italianas, que habían sufrido una serie de derrotas a manos de la Commonwealth británica, entonces bajo las órdenes de Richard O'Connor.

En la primavera de 1941 lanzó una ofensiva que empujó a los aliados fuera de Libia, pero no pudo apenas penetrar en Egipto y, sobre todo, dejó tras sus líneas el importante puerto de Tobruk que, aunque cercado por tierra por las tropas del Eje, todavía resistía bajo las órdenes de un general australiano, Leslie Morshead. El comandante en jefe aliado Archibald Wavell lanzó dos ataques para levantar el cerco de Tobruk (Operación Brevity y Operación Battleaxe), pero ambas fracasaron.

Tras el fracaso de Battleaxe, Wavell fue relevado por Claude Auchinleck, quien lanzó una nueva gran ofensiva para liberar Tobruk, la Operación Crusader, que por fin tuvo éxito y permitió a los aliados reconquistar la Cirenaica. Sin embargo, cuando la ofensiva se quedó sin fuelle, Rommel contraatacó. En una clásica Blitzkrieg (guerra relámpago), Rommel flanqueó a los británicos en Gazala, rodeando y reduciendo al núcleo fuerte en Bir Hakeim y forzó a los británicos a una retirada rápida para evitar ser derrotados por completo. Tobruk, asediada y aislada, era ahora todo lo que había entre el Afrika Korps y Egipto. El 21 de junio de 1942, tras un rápido, coordinado y fiero ataque combinado, la ciudad se rindió junto con sus 33.000 defensores. Sólo en la caída de Singapur, un poco antes en ese mismo año, se capturaron más tropas británicas y de la Commonwealth. Las tropas aliadas habían sido derrotadas. En unas pocas semanas habían sido empujadas de vuelta a Egipto.

La ofensiva de Rommel fue finalmente detenida en El Alamein, a sólo 100 km de Alejandría. Rommel perdió la Primera Batalla de El Alamein debido a una combinación de problemas de suministros, tácticas aliadas mejoradas, y que los aliados ya habían descifrado las comunicaciones secretas alemanas cifradas en la máquina enigma. Los aliados, con la espalda contra la pared, estaban muy cerca de sus suministros y tenían tropas frescas a mano para reforzar sus posiciones. La táctica de Auchinleck, de atacar continuamente a las debilitadas tropas italianas durante la batalla, forzó a Rommel a usar el Deutsches Afrika Korps en un papel de bomberos, dejando la iniciativa en manos aliadas. Rommel trató de romper las líneas enemigas una vez más en la Batalla de Alam Halfa. Fue finalmente detenido por el recientemente llegado nuevo comandante, el Teniente General Bernard Montgomery, ayudado por el hecho de que los Aliados se habían hecho con una máquina (Ultra) capaz de descifrar las comunicaciones alemanas, alertando así del plan de Rommel antes de la batalla.

Con las fuerzas británicas de Malta interceptando sus suministros en el mar y las grandes distancias que debía cubrir en el desierto, Rommel no podía mantener indefinidamente la posición de El Alamein. A pesar de ello, hizo falta una gran batalla, la Segunda Batalla de El Alamein, para derrotar a las fuerzas germano-italianas y obligarlas a retirarse. Fue entonces cuando Hitler intervino y desautorizó por primera vez a Rommel en combate: el Führer revocó la orden de retirada y ordenó al ejército alemán a permanecer en sus posiciones y resistir hasta el último hombre. La orden fue una sorpresa para Rommel, que no obstante la acató y suspendió la retirada. Sin embargo, esto significaba condenar su ejército a la destrucción por lo que 24 horas más tarde decidió insubordinarse y volvió a ordenar la retirada. No sufrió medidas disciplinarias por ello pero en el espíritu de Rommel quedó para siempre una mala impresión de su comandante en jefe.[7]

Tras la derrota en El Alamein, las fuerzas de Rommel se limitaron a tender emboscadas al ejército británico que les perseguía y no volvieron a plantear lucha abierta hasta que llegaron a Túnez. Incluso ahí, su primera batalla no fue contra el Octavo Ejército Británico, sino contra el 2º Cuerpo Estadounidense, que había desembarcado en Marruecos y Argelia durante las semanas anteriores (Operación Torch). Rommel infligió un duro revés a las fuerzas americanas en la Batalla del paso de Kasserine. En esta batalla, uno de los oficiales de observación destinados en su estado mayor, Claus von Stauffenberg, es gravemente herido en un bombardeo.

Volviendo una vez más a enfrentarse a la Commonwealth en las antiguas defensas fronterizas francesas de la Línea Mareth, Rommel no pudo retrasar más lo inevitable. Ultra fue un poderoso factor que precipitó la caída de sus fuerzas. El 6 de marzo de 1943, tras librar una última batalla, Rommel fue evacuado. Cinco días después fue condecorado con los brillantes de la Cruz de Caballero. Sus hombres se convertirían en prisioneros de guerra pocos meses después.


Italia, 1943 -
Tras su evacuación de Túnez, Rommel pasó un tiempo encerrado en una villa de Alemania. Su estancia allí era secreto de estado ya que la propaganda oficial seguía hablando de él como si estuviese aun al frente de sus tropas en África, para mantener la moral.[7]

Al consumarse la rendición en Túnez (13 de mayo de 1943), Rommel fue transferido temporalmente al cuartel general de Hitler como "consejero militar", sin mando efectivo salvo un paso fugaz por Grecia. El desembarco aliado en Sicilia (10 de julio) y el derrocamiento de Mussolini dos semanas después convencieron a Hitler de que Italia estaba a punto de rendirse y le impulsaron a intervenir militarmente. El Führer llamó a Rommel para comandar el nuevo Grupo de Ejércitos B, formado alrededor de Munich, que empezó a cruzar los Alpes pocos días después.

Desde agosto a noviembre Rommel dirigió lo que de hecho era un ejército de ocupación en el norte de Italia. No se ha acusado a Rommel de ningún crimen de guerra o contra la humanidad en este difícil periodo de pre-guerra civil, a pesar de las órdenes de Hitler de reprimir brutalmente a los partisanos.


Francia, 1943–44 -
En noviembre de 1943 Rommel recibió la orden de trasladar su Grupo de Ejércitos B a Francia y fue nombrado responsable de defender la costa francesa. Consternado por la situación con la que se encontró y el lento ritmo de trabajo, sabiendo que disponía de escasos meses antes de la invasión, Rommel revigorizó todos los esfuerzos de fortificación a lo largo de la costa atlántica. Bajo su mando, el ritmo de trabajo se aceleró significativamente, se colocaron millones de minas y miles de trampas anti-tanque, así como obstáculos en las playas y los campos.

Tras sus batallas en África, Rommel concluyó que para la defensa Oeste cualquier movimiento ofensivo resultaría imposible debido a la superioridad aérea Aliada. Argumentó que los tanques deberían estar dispersos en pequeñas unidades y deberían mantenerse en posiciones bien fortificadas, situadas tan cerca del frente como fuese posible, de modo que no tuvieran que moverse demasiado y no se apelotonasen cuando comenzara la invasión. Opinaba que la invasión debía ser detenida en las playas. Sin embargo, su comandante Gerd von Rundstedt decidió que no era posible detener la invasión cerca de las playas debido a la enorme potencia de fuego de la flota aliada y pensó que los tanques deberían estar formados en grandes escuadrones tierra adentro, cerca de París, donde permitirían a los Aliados adentrarse en Francia y entonces acabar con ellos. Cuando se pidió a Hitler que eligiese un plan, vaciló y situó los tanques en un punto intermedio. Lo suficientemente lejos como para ser inútiles para Rommel, pero demasiado cerca para von Rundstedt. A pesar de todo, el plan de Rommel estuvo a punto de llevarse a cabo.

Durante el Día D, bastantes tanques alemanes, sobre todo de la 12ª División Panzer SS, estuvieron cerca de las playas y crearon bastante caos. Pero la superioridad numérica de los Aliados y la negativa de Hitler a liberar a tiempo las reservas Panzer hicieron cualquier éxito irrelevante y las playas fueron pronto aseguradas por los aliados.


Rommel y el complot del 20 de julio de 1944

Para información más general sobre el complot, léase Atentados contra Hitler.


Contactos con los conspiradores -
La verdadera implicación de Rommel en el complot y su opinión sobre el mismo han sido tema de intenso debate a lo largo de los años. Lo que está más allá de toda duda es que los dos hombres clave del complot del 20 de julio, el doctor Carl Friedrich Goerdler y el Generaloberst Ludwig Beck, habían puesto sus ojos en Rommel para que les apoyara. Necesitaban desesperadamente una figura mediática que pudiera contrarrestar ante al pueblo alemán la sombra de cualquiera de los lugartenientes de Hitler que intentara ocupar su lugar, y también les hacía falta un militar de prestigio y alto rango que pudiera unir bajo su mando al ejército, enfrentándose a las SS si fuera necesario. Rommel era ambas cosas. A pesar de sus enemigos en el OKW, era una figura ampliamente respetada en el ejército, e incluso en las Waffen-SS, y además era la figura más popular en Alemania después del propio Hitler.[cita requerida]

Los conspiradores tenían dos contactos con Rommel: uno era Karl Strolin, alcalde permanente de Stuttgart y antiguo amigo y camarada de armas de Rommel en la Primera Guerra Mundial; el otro, el Generalleutnant Hans Speidel, quien siendo ya parte del complot había sido nombrado jefe de estado mayor de Rommel en Francia.

Strolin visitó a Rommel en febrero de 1944 para informarle de la conspiración. También le desveló en ese momento la existencia de los campos de exterminio.
Strolin declararía después que Rommel desconocía la intención de asesinar al Führer y creía que lo que se haría con Hitler era capturarle y encerrarle para ser juzgado posteriormente.

El 17 de mayo Rommel asistió a una reunión de altos cargos militares del Frente Occidental en la que el Generaloberst von Stülpnagel habló abiertamente del complot para matar a Hitler. Según numerosos testimonios (principalmente de Speidel y de la esposa de Rommel, Lucie), Rommel se opuso al magnicidio, prefiriendo una acción más suave por la que Hitler dimitiese o fuese depuesto pero no asesinado.

El éxito del desembarco aliado del 6 de junio convenció definitivamente a Rommel de que era imposible para Alemania ganar la guerra. El 12 de junio se entrevistó con el Generalfeldmarschall Gerd von Rundstedt y le explicó que la guerra en el Oeste no podía ganarse militarmente. El 26 de junio se entrevistó en persona con Hitler, por última vez. Ese mismo día Claus von Stauffenberg comenzó los preparativos para el atentado del 20 de julio.

El 9 de julio, los conspiradores hicieron un último intento por ganarse Rommel para su causa. Cesar von Hofacker, emisario de von Stülpnagel, informó al Mariscal del atentado inminente contra el Führer. Existen opiniones contradictorias sobre si Rommel dio por fin una respuesta afirmativa o bien prefirió no implicarse.

En cualquier caso, el 13 de julio Rommel redactó una versión ampliada y actualizada de su informe del 12 de junio sobre la imposibilidad de ganar la guerra contra los Aliados occidentales y se la envió al Generalfeldmarschall Günther von Kluge, sustituto de von Rundstedt. Von Kluge no lo enviaría a Berlín hasta días después del atentado, lo cual aumentaría los rumores contra Rommel.


Rommel fuera de combate.

Desde que se inició el desembarco de Normandía, Rommel ejercía su cargo como jefe del Grupo de ejércitos B visitando un cuartel general tras otro a fin de coordinar directamente las acciones de cada jefe. El 17 de julio de 1944 visitó por la mañana los cuarteles generales de las divisiones de infantería 276ª y 277ª. Al mediodía se reunió con Sepp Dietrich en el cuartel general del II Cuerpo de ejército blindado de las SS y hacia las cuatro de la tarde se encaminó de vuelta a su propio cuartel general. A pesar de evitar las carreteras principales, bombardeadas y abarrotadas de refugiados, su coche fue ametrallado por una pareja de Spitfires de la RAF (se atribuye oficialmente el ataque al jefe de escuadrón Charley Fox).

El coche fue alcanzado por una de las ráfagas, que hirió a su conductor, y se estrelló fuera de la carretera, quedando boca abajo en un canal de riego cercano. El conductor, soldado Daniel, murió unos días después. El comandante Neuhaus sufrió una fractura de cadera. El capitán Lang y el sargento Holke salieron con magulladuras leves. Rommel salió despedido del vehículo y quedó tendido en el centro de la carretera, inconsciente. Sufría una fractura cuádruple de cráneo, heridas en la cara producidas por fragmentos de parabrisas y una enorme hinchazón que le cerró el ojo izquierdo.[9] Los sucesivos doctores que le fueron atendiendo se mostraban muy pesimistas en cuanto a sus expectativas de supervivencia. La mayor parte del tiempo estaba inconsciente. Se despertaba de forma esporádica, pero era incapaz de moverse ni apenas hablar.

Por tanto, cuando tres días después el coronel Claus von Stauffenberg intentó matar a Hitler con una bomba, Rommel se debatía entre la vida y la muerte en una sala de operaciones en la que el Dr. Esch, uno de los mejores neurocirujanos de Alemania, se esforzaba por reconstruir su destrozada cabeza. Y lo consiguió. Para sorpresa de todos, Rommel superó las operaciones con el ojo izquierdo totalmente cerrado, completamente sordo del oído izquierdo y con terribles jaquecas transitorias, pero vivo. Era la sexta herida que recibía en acto de servicio.





Declaraciones en su contra -
En las investigaciones posteriores al atentado, varias de los detenidos implicaron de forma ambigua a Rommel. El Generaloberst Karl-Heinrich von Stülpnagel fue llamado a regresar a Berlín de forma urgente. Sabiendo que sería detenido nada más llegar, intentó suicidarse en el camino pegándose un tiro, pero colocó mal la pistola en la sien y sólo consiguió saltarse un ojo y casi perder el segundo. Según declaró a la Gestapo el médico que le atendió, repitió varias veces el nombre de Rommel mientras convalecía bajo los efectos del sedante. Luego fue llevado bajo arresto a Berlín, torturado durante algunos días y juzgado, condenado y ahorcado en un tiempo récord. La ejecución se llevó a cabo el 30 de agosto de 1944, y no se sabe con certeza qué más llegó a declarar bajo las torturas. Se considera posible que le ejecutaran con tanta urgencia debido al precario estado de salud en que quedó tras su intento de sucidio fallido y las torturas subsiguientes.

Speidel, su jefe de estado mayor, fue también arrestado. Llevado a Berlin y sometido a continuos interrogatorios por parte de la Gestapo (pero, sorprendentemente, no a torturas), Speidel consiguió pasar esa fase de la investigación sin denunciar a ninguno de sus camaradas conspiradores. Sin embargo, sí admite haber declarado que cuando se enteró del plan para atentar contra Hitler por boca de Stülpnagel y otros, lo puso en conocimiento de su superior directo, Rommel. Con eso dejó al mariscal en muy mala posición, ya que implicaba que, o bien estaba abiertamente a favor del atentado, o bien pecó de omisión al no informar de ello.

Martin Bormann, uno de los jerarcas nazis más poderosos, redactó un informe sobre estos interrogatorios en el que compilaba los testimonios que denunciaban a Rommel. Concretamente acusaba a Rommel de haberse puesto a la disposición del gobierno que tomase el poder tras el atentado. Sin embargo, los historiadores consideran que Bormann no es una fuente imparcial porque era un adversario declarado de Rommel.[cita requerida]

Por último, también jugó en contra de Rommel el hecho, circunstancial según todos los implicados, de que von Stauffenberg había sido ayudante en el cuartel general del Afrika Korps.


Otros indicios de su implicación-

Rommel estaba convencido de que Alemania debía firmar la paz con los Aliados occidentales y sabía también que éstos sólo aceptarían la rendición incondicional mientras Hitler continuase en el poder.

Existen indicios de que en los meses de junio y julio de 1944 Rommel cambió su postura inicial en contra de matar al Führer. Según su hijo Manfred, Rommel planeaba rendir su Grupo de Ejércitos B a los Aliados a fin de que éstos avanzasen hasta Berlín y terminasen así la guerra.

Bruno Ceppa, que era uno de los oficiales de estado mayor de Rommel en Francia, afirma que en la entrevista del 17 de julio entre Rommel y Sepp Dietrich el Mariscal le preguntó al SS si estaría dispuesto a obedecer sus órdenes incluso si contradijesen a las órdenes del propio Hitler. Dietrich respondió que Rommel era su jefe y serían sus órdenes las que él seguiría. El apoyo de Dietrich era esencial para Rommel porque comandaba el cuerpo de ejército más potente de los tres que componían las fuerzas de Rommel.

Otro indicio sobre la opinión positiva de Rommel hacia el complot proviene de Melcior von Schlippenbach, oficial de estado mayor que fue a visitarle durante su convalecencia y que afirma que éste le preguntó "¿No cree usted que habría sido mejor que el atentado del 20 de julio hubiese salido bien?"


En cualquier caso, todas las fuentes concuerdan en que Rommel estaba al corriente de los planes contra Hitler y que decidió no delatar a los conspiradores.


Indicios de la no implicación de Rommel -
El 24 de julio, el convaleciente Rommel le escribió a su mujer diciéndose sorprendido por el atentado contra el Führer y alegrándose de que éste hubiese sobrevivido. La mujer de Rommel siempre mantuvo que su marido no estaba implicado o al menos no apoyaba el complot para asesinar a Hitler.

Según el almirante Friedrich Ruge, Rommel le dijo al enlace naval de su estado mayor —con el que mantenía una abierta amistad— en el hospital mientras estaba convaleciente, refiriéndose al intento de asesinato: «Es una mala manera de resolver las cosas. Ese hombre es la encarnación del demonio. ¿Por qué convertirle en héroe y mártir? Mejor sería dejar que el ejército lo detuviera y lo juzgara. No destruiremos la leyenda de Hitler hasta que el pueblo alemán conozca la verdad.»

Según uno de los generales enviados por Hitler para forzar a Rommel al suicidio, éste habría dicho, en los últimos minutos antes de salir definitivamente de su hogar: "He querido al Führer y todavía le quiero."

El controvertido historiador David Irving sostiene que algunos altos jerarcas nazis, en particular Martin Bormann y Hermann Göring, deseaban incriminar a Rommel para quitárselo de encima. Esto les habría llevado a ofrecer a Speidel librarle de la muerte a cambio de un testimonio acusador sobre Rommel. El hecho es que Speidel fue el único conspirador reconocido como tal que no fue ejecutado, aunque también es posible que ello se deba a que no llegó a ser expulsado del ejército. En efecto, recibió el apoyo de von Rundstedt y sobre todo de Heinz Guderian, que había sido nombrado presidente de los tribunales de honor que expulsaron a todos los implicados, poniéndolos en manos del Tribunal del Pueblo de Roland Freisler.


Muerte de Rommel-


Tumba del mariscal Rommel en el cementerio de Herrlingen (Blaustein). Rommel pasó la convalecencia del accidente en su casa de Herrlingen. Su hijo Manfred, alistado en una unidad de defensa antiaérea de la Wehrmacht, recibió un permiso especial para acompañarle. Se encontraban también en la casa su esposa Lucie, el capitán Aldinger y un ordenanza. Al principio Rommel tenía también un servicio de centinela en la puerta del jardín, proporcionado por un cercano cuartel de la Wehrmacht, pero conforme transcurrían los días se le retiró dicho servicio «por orden superior».

Rommel hacía ya meses que aseguraba saber que sus enemigos en el Alto Estado Mayor confabulaban en su contra a oídos de Hitler, pero según declararon posteriormente sus allegados, no empezó a sospechar que se le pretendía inculpar en algo mucho más serio hasta que Speidel fue detenido por la Gestapo el 7 de septiembre. Desde entonces, empezó a salir a sus paseos diarios llevando su pistola de servicio en el bolsillo, y en uno de esos mismos paseos con Manfred le hizo fijarse en dos hombres de uniforme que les observaban desde lejos, diciéndole a su hijo: «Hace ya días que estamos bajo vigilancia».

Durante los días siguientes Rommel, aquejado aún de jaquecas dolorosas de forma ocasional, realizó diversas gestiones para liberar a Speidel, llegando incluso a presentar una carta de queja a Hitler por mediación de Sepp Dietrich. Amigos y conocidos de los Rommel les informaron de la presencia de desconocidos rondando su casa y haciendo preguntas entre los vecinos.

El 7 de octubre el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel telefoneó a Herrligen ordenando a Rommel que acudiera el día 10 a Berlín para «una entrevista sobre su futuro». Rommel se negó, alegando no tener permiso médico para hacer viajes tan largos. Confidencialmente, comunicó a su hijo y a Aldinger que no creía que se le permitiera llegar vivo a Berlín en caso de emprender tal viaje. Rommel procuraba en todo momento hacer este tipo de comentarios cuando su esposa no estaba presente, sabiendo que vivía en un terror constante desde que Speidel fuera arrestado.

El 8 de octubre Manfred se reincorporó a su batería hasta el 14 del mismo mes. Un día antes, el 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del cuartel general central avisándole de que al día siguiente recibiría la visita de los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Maisel, del estado mayor general. Burgdorf era el jefe de personal del ejército y Maisel actuaba como su adjunto. Ambos se presentaron exactamente a las doce del 14 de octubre, en un coche oficial de la Wehrmacht conducido por un chófer con uniforme de las SS. Manfred había llegado por la mañana y ya se encontraba en la casa.

Mientras se retiraba a una habitación para hablar a solas con ambos generales, Rommel le pidió a Aldinger que tuviera a punto la carpeta con los papeles: sospechaba que pensaban acusarle de negligencia de algún tipo, de modo que desde que empezó el desembarco había estado acumulando documentación sobre todas las órdenes e informes que había enviado y recibido. Aproximadamente una hora después Maisel salió de la habitación, seguido tras unos minutos por Burgdorf, y ambos salieron a esperar junto al coche. Rommel subió directamente al piso superior y entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. Frau Rommel narra que al entrar, su marido le declaró lo siguiente tras mirarla durante un rato en silencio: «Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler. Al parecer, mi nombre estaba en una lista hecha por Goerdeler en la que se me consideraba futuro presidente del Reich... Jamás he visto a Goerdeler... Ellos dicen que von Stülpnagel, Speidel y von Hofacker me han denunciado. Es el mismo método que emplean siempre. Les he contestado que no creía lo que decían, que tenía que ser mentira. El Führer me da a elegir entre el veneno o ser juzgado por el tribunal popular».

Luego bajó a hablar con Aldinger y su hijo, que le esperaban en el piso inferior, y les contó lo mismo. Según narraron ambos posteriormente, Rommel se mostró cada vez más decidido a medida que descartaba, con una calma absoluta, todas las demás posibilidades. Aunque afirmaba ser inocente, no contaba con salir con vida en caso de enfrentarse a un juicio. El teléfono estaba cortado, con lo que no cabía pedir auxilio a alguna unidad militar cercana. Las calles (según le habían dicho Burgdorf y Maiser) estaban cortadas por patrullas de las SS, y todo el armamento disponible eran las pistolas de Rommel y Aldinger, con muy poca munición disponible. Además, le habían amenazado con tomar represalias radicales contra su familia y todos los miembros de su estado mayor, más sus familias respectivas, si no se suicidaba. La otra condición era que todo el asunto debía mantenerse en secreto. Nadie podía saber que su muerte era un suicidio ordenado. Si sus parientes o amigos hablaban, serían juzgados y ejecutados por traición. «Ante todo, debo pensar en mi esposa y en Manfred...».

Una vez tomada su decisión, se despidió de todos, tomó su gorra y su bastón de mariscal y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel. Según declararon posteriormente tanto Maisel como Dose, el chófer, se dirigieron por la carretera en dirección a Ulm durante unos minutos. Luego Burgdorf les ordenó parar en el arcén y salir ambos a caminar por la carretera, alejándose del coche, mientras él se quedaba dentro con el mariscal. Al cabo de unos minutos Burgdorf salió también y les llamó. Al acercarse, declararon haber visto a Rommel encorvado y tendido en el asiento trasero, con la gorra y el bastón de mariscal en el suelo del vehículo, en los últimos estertores de su agonía.

Media hora después de su marcha, Aldinger recibió una llamada notificándole que Rommel había sufrido un derrame cerebral que le causó la muerte. El cuerpo fue llevado al hospital de Ulm, donde se prohibió terminantemente que se realizara la autopsia requerida por la ley. Tras el velatorio, el cadáver fue incinerado y las cenizas enterradas en Herrlingen tras un funeral de estado el 18 de octubre y la declaración de un día de luto nacional. Von Rundstedt, que había sido destituido de su cargo por contradecir la opinión de Hitler y de quien todos sabían que detestaba al partido nazi, pronunció una elegía fúnebre en la que afirmó que Rommel estaba «imbuido de los principios del nacionalsocialismo, motor de todos sus actos», y que «su corazón pertenecía al Führer». Durante la misma no miró ni una sola vez a la viuda ni a Manfred, se equivocó y tartamudeó varias veces, y una vez finalizada abandonó el lugar sin asistir a la cremación. Ruge, que no conocía la verdad, declaró más tarde que el comportamiento de von Rundstedt fue el primer indicio que tuvo de que la muerte de Rommel no había sido natural, aunque el propio von Rundstedt ha negado tal cosa, afirmando que de haberlo sabido, se habría negado en redondo a hacer tal espectáculo.

Llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania, con dos curiosas excepciones: Keitel y Jodl. Ninguno de los dos envió el pésame a la viuda ni hizo acto de presencia en el funeral. Himmler hizo llegar a Frau Rommel una nota en la que declaraba conocer los detalles de la muerte de su marido y afirmaba estar totalmente horrorizado por lo ocurrido, añadiendo que nunca se habría prestado a algo semejante.

Burgdorf murió durante la caída de Berlin. Maisel sobrevivió a la guerra, sufrió el correspondiente juicio de desnazificación y quedó en libertad en 1949. Durante el juicio declaró la realidad de la muerte de Rommel, confirmada entonces públicamente por su viuda, su hijo y Aldinger. Esto supuso un fuerte impacto en la opinión pública, especialmente entre los veteranos que sirvieron con Rommel. Uno de ellos, el general Hans Cramer, declaró a Desmond Young que «Me gustaría poder coger entre mis manos a ese Maisel».

Es el único miembro del Tercer Reich que tiene un museo dedicado a su persona.



La personalidad de Rommel

Máscara mortuoria de Rommel, cedida por la familia al Deutschen Panzermuseum en MunsterEl carácter de Rommel era, según su familia y amigos, el del típico suabo (totalmente opuesto al de su vecino bávaro): tranquilo, calmado, respetuoso, con los pies en el suelo y poco dado a sentimentalismos ni grandes efusiones, aunque con un punto de poeta. Cuidadoso con el dinero, rozando incluso la tacañería. A nivel personal sentía una gran pasión por el campo y los deportes relacionados con el mismo, como la equitación, el montañismo, el remo y el esquí. Era también apasionado de las motocicletas y la mecánica: después de desarmar y volver a montar su primera motocicleta pieza a pieza, se llevó a su esposa de viaje con ella por la zona norte de Italia para mostrarle los lugares donde había combatido. Aparte de su vida familiar, no parecía tener otro interés en la vida más allá de su profesión, a la que dedicaba todas sus energías. El general Speidel, su último jefe de estado mayor, afirmaba que no creía que Rommel hubiera leído en su vida otra cosa que no fueran libros sobre táctica militar y las cartas de su mujer e hijo. Sin embargo, tenía también mucho sentido del humor y solía bromear con la tropa en cuanto tenía ocasión.

Erwin Rommel se consideró siempre a sí mismo como un soldado profesional. En las escasas ocasiones en las que hablaba con su esposa e hijo sobre su tiempo de campaña, decía siempre que la guerra era «una ocupación estúpida y brutal», a la que sin embargo se dedicaba con pasión. Totalmente devoto de sus hombres, disfrutaba con el entrenamiento continuo y era tenido por un jefe duro y exigente, pero siempre cercano y responsable. De hecho acostumbraba a ser más querido por la tropa que por sus oficiales. Decididamente no era un típico militar prusiano con ascendencia noble, sino un oficial de tropa de origen burgués. Nunca formó parte de la camarilla de oficiales que lideraba el estado mayor general alemán, con lo que se ganó multitud de enemigos en ese entorno, lo que le resultaría fatal en sus últimos días.

Fue uno de los generales que mejor entendió y asumió el concepto de Blitzkrieg, precisamente porque ya desde la Primera Guerra Mundial lo practicaba como fruto de sus propias reflexiones. Basta ver sus acciones de guerra durante ese periodo, incluyendo las que le hicieron ganar la Pour le Mérite, para darse cuenta de que durante la Segunda Guerra Mundial no hizo más que repetir los mismos conceptos que en la Primera, con mejor material y mayores efectivos. El tipo de reacción por sorpresa y la rapidez de decisión requeridos por una guerra ofensiva móvil eran la base del carácter y la forma de ser de Rommel.

A nivel táctico era un líder sin igual, dotado de lo que los alemanes llamaron Fingerspitzengefühl: una intuición táctica que parecía emanar de la punta de sus dedos, la capacidad de «leer» el terreno, tanto a simple vista como mediante un mapa, anticipándose a los planes del adversario y maniobrando a su antojo. Circulan multitud de anécdotas sobre esa capacidad casi sobrenatural, relatadas por parte de veteranos que coincidieron con él en alguna campaña. Según el capitán Hartmann, camarada de Rommel en el frente italiano, se decía en la división que «el frente está donde esté Rommel».


En el trato era humilde y directo. Detallaba todos sus planes de forma metódica y concisa. Al transmitirlos, lo hacía siempre de forma didáctica, dando las explicaciones pertinentes y repitiendo las partes más importantes a fin de enfatizarlas. Tenía siempre la tendencia a tomar directamente el control de las operaciones cuando lo creía necesario; incluso siendo mariscal de campo, no era raro verle al mando de un batallón liderando un avance. Eso mejoraba de forma palpable su relación con la tropa, que admiraba el ejemplo dado por «su» general, pero fue visto no pocas veces como una intromisión por parte de los oficiales temporalmente desplazados.

A pesar de esa humildad, Rommel se hizo conocido tanto por sus propias tropas como por sus enemigos. Curiosamente, en su periodo en África, tanto los soldados británicos como los alemanes se referían a él como «ese bastardo de Rommel» también le llaman «el jefe», ambos con el mismo tinte de admiración y envidia. Lo extraordinario de sus logros, unido al innato sentido de fair-play del que siempre presumen los británicos, llevó al mariscal Sir Claude Auchinleck a emitir, en 1941, una orden en la que exhortaba a todos los oficiales del cuerpo expedicionario británico en Oriente Medio, entre otras medidas, a no referirse nunca a Rommel. Pretendía con ello reducir la imagen que ya se estaba creando como general invencible.

El propio Rommel era bien consciente del valor de la imagen y el renombre y usó los suyos con frecuencia para presionar a sus jefes directos en un intento por conseguir los suministros que necesitaba. La misma tendencia agresiva que tantas victorias le supuso en batalla, hizo que muchas veces se saltara la cadena de mando normal, aprovechando su especial contacto con Adolf Hitler. Eso le reportó pocas ventajas y puso en su contra a gran parte del alto estado mayor alemán, quienes le veían como un egocéntrico con afán de protagonismo.

En algunas publicaciones biográficas, surgidas a finales de los años cuarenta, se afirma incorrectamente que Rommel perteneció a los Freikorps, que fue miembro del partido nazi casi desde su fundación, que era amigo personal de Adolf Hitler y uno de sus primeros lugartenientes, que había sido policía durante la república de Weimar, que fue miembro fundador de las SS, que estudió derecho en la universidad de Tübingen en el periodo de entreguerras... El origen de la mayoría de estas falsedades proviene de un artículo publicado en 1941 en Das Reich, el periódico controlado por Joseph Goebbels. Rommel leyó el artículo estando en África y quedó tan indignado por la imagen sesgada que se daba en el mismo que escribió a su esposa diciendo que había presentado una reclamación formal en el Ministerio de Propaganda, exigiendo explicaciones al respecto.

Firme defensor del concepto de que los militares no debían inmiscuirse en política, no tuvo contacto con el partido nazi en toda su carrera, aunque fue requerido en varias ocasiones a que se diera de alta en el mismo. Sólo una vez recuerda Frau Rommel haber oído a su marido hablar de los nazis antes de 1939, y fue para decir que le parecían «una banda de matones callejeros. Es una lástima que Hitler tenga que verse asociado con ellos». Y es que en un principio Rommel admiraba a Hitler por sus cualidades como líder. No fue hasta el inicio del derrumbe del Afrika Korps en 1942 que empezó a criticar al Führer por su falta de visión estratégica, y aun tímidamente al principio, asegurando que «tiene que estar mal informado de lo que realmente sucede aquí».[ La imagen que tenía del líder victorioso de Checoslovaquia en 1938 y Polonia en 1939, que tuvo ocasión de ver bien de cerca, no desapareció hasta finales de 1943, con la caída del norte de África.


Batallas en las que ejerció como comandante supremo

Batalla de Arras (1940)
Asedio de Tobruk (1941)
Batalla de Gazala (1942)
Batalla de Bir Hakeim (1942)
Primera Batalla de El Alamein (1942)
Batalla de Alam Halfa (1942)
Segunda Batalla de El Alamein (1942)
Batalla del paso de Kasserine (1943)
Batalla de Normandía (1944)

Bibliografía y referencias [
Bibliografía

]Young, Desmond (1965), Rommel the Desert Fox, New York : Harper & Row. introducción de Sir Claude Auchinleck
Bierman y Smith (2002), The Battle of Alamein: Turning Point. ISBN 0-670-03040-6.
Irving, David (2005 (1a edición de 1977)), Trail of the Fox, Focal Point Edition. ISBN 1-872197-29-9. Puede descargarse gratuitamente (en inglés) de la web de David Irving para uso no comercial. Versión en español: El rastro del zorro, Editorial Planeta 1992
Fraser, David (2004), Rommel, el zorro del desierto, Madrid:La esfera de los libros. ISBN 84-9734-242-9. Primera edición original en 1993
Rommel, Erwin (2006), Infantry Attacks (Infantrie Greift An), Greenhill Books. ISBN 1-85367-707-8. Memorias de Rommel durante la Primera guerra mundial. Primera edición original en 1937
Rommel, Erwin, con edición de B. Lidell Hart, Manfred Rommel y Fritz Bayerlein (1982), The Rommel Papers, Da Capo Press. ISBN 0-306-80157-4. Rommel acumuló una gran cantidad de documentación a lo largo de la segunda guerra mundial con la intención de escribir un segundo libro de memorias, al que pensaba titular Krieg Ohne Hass. Tras su muerte, una parte se perdió; otra fue recuperada y publicada en una edición conjunta entre el estudioso Basil Liddell Hart, Manfred Rommel y el general Fritz Bayerlein. Primera edición original en 1955

Referencias y notas

↑ Testimonio oral de Helene Rommel a Desmond Young, op. cit.
↑ The Battle of Alamein: Turning Point, op. cit.
↑ Infantrie Greift An, op. cit.
↑ Infantrie Greift An, op. cit.
↑ Fraser, Young, op. cit
↑ Young, Irving, op. cit.
↑ a b c d Documental "Mythos Rommel", emitido por Arte el 1 de agosto de 2007.
↑ Declaraciones del partisano Carlo Talamucci en el documental Mythos Rommel
↑ Descripción completa del accidente en Young, op. cit.
↑ Rommel habe erklärt, daß er der neuen Regierung nach gelungenem Attentat zur Verfügung stehen würde. Informe de Martin Bormann titulado Feldmarschall Rommel. Fechado en el Cuartel General del Führer a 28 de septiembre de 1944. Mostrado por vez primera en el documental Mythos Rommel.
↑ Declaraciones de Manfred Rommel en el documental Mythos Rommel
↑ Declaraciones de Bruno Ceppa en el documental Mythos Rommel. Cita textualmente a Sepp Dietrich diciendo: Sie sind mein Oberbefehlshaber und was Sie befehlen, das wird von mir gemacht.
↑ Declaraciones de Melcior von Schlippenbach en el documental Mythos Rommel. Según él, las palabras exactas de Rommel fueron hätte geklappt
↑ ... hat mich das Attentat auf den Führer besonders erschüttert. Man kann Gott nur danken, dass es so gut abgegangen ist. Cita tomada de [1]
↑ Young, op. cit.
↑ Young, Op. Cit.
↑ Documental Mythos Rommel. Frase original: Ich habe den Führer geliebt und lieb ihn noch.
↑ Young, Fraser e Irving, en sus obras respectivas
↑ Young, op. cit.
↑ Orden publicada en la obra de Young, op. cit.
↑ The Rommel papers, op. cit.

jueves, 19 de junio de 2008

EVIDENCIAS

La Biblia lo reveló antes que las ciencias naturales lo descubrieran
Escrito por: J. Enrique Cáceres-Arrieta el 19 Jun 2008 - URL Permanente


(Con este material doy por cerrado un ciclo sobre la fiabilidad de las sagradas Escrituras judeocristianas)

Existen cuantiosas revelaciones bíblicas que las ciencias naturales descubrieron innumerables siglos después de la proclamación de la Biblia. (Hasta el Sol de hoy, ningún descubrimiento naturalista ha rebatido la Biblia. Quien diga lo contrario debe actualizarse o miente deliberadamente) No niego que el fanatismo religioso, contrario al genuino espíritu bíblico, muchas veces ignoraba las revelaciones bíblicas, malinterpretaba las sagradas Escrituras y en otras oportunidades condenó a los que con sus descubrimientos corroboraban lo que ya el Libro de Dios revelaba, como fuera el bochornoso caso de Galileo.

Veamos algunas revelaciones confirmadas por los descubrimientos posteriores. Como muestra unos cuantos botones:


1) A pesar de su antigüedad, los Diez Mandamientos contienen tremendos secretos médicos desconocidos hasta el descubrimiento de los gérmenes a finales del siglo XIX. La cuarentena utilizada hoy para evitar la propagación de enfermedades infecto-contagiosas era usada desde los tiempos de Moisés. A principios del siglo XX, el médico Hiram N. Wineberg se percató de que las judías relativamente eran libres del cáncer uterino. Basados en esos informes, Ira I. Kaplan y otros colegas descubrieron que era gracias a la práctica milenaria de los judíos de circuncidarse. Hoy en el siglo XXI nos informan ciertos estudios que el circunciso es menos propenso a contraer sida. Lo más asombroso de la circuncisión es que el octavo día en el cual mandó Dios que se circuncidara al recién nacido es el día perfecto para realizar la circuncisión gracias a la vitamina K y los altos niveles de protrombina, que ayuda a coagular la sangre y evita así cualquier hemorragia seria en el bebé. (¿Será que los filósofos que abogan por rescribir los Diez Mandamientos ignoran estos hechos? Una de dos: los ignoran o los desdeñan deliberadamente, olvidando que la fiebre no está en la manta. Filósofos, el problema está en la naturaleza humana, no en los Diez Mandamientos)

2) Las medidas higiénicas y sanitarias fueron implementadas en el mundo moderno por Ignaz Semmelweis a finales de la década del cuarenta del siglo XIX. Sin embargo, no fue sino en 1865 que esta práctica fue instituida de manera oficial en el mundo de la medicina por el inglés Joseph Lister. Muchos siglos después de los mandatos de Dios a Moisés sobre la higiene y purificación para evitar enfermedades y muertes. “Tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando te sientes a evacuar allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento”. (Deuteronomio 23: 13; ver también Números 19) (Es lamentable y vergonzoso que la Organización Mundial de la Salud tenga que jalar las orejas a los profesionales de la salud del siglo XXI para que se laven las manos. Yo he visto a algunos coger con las manos sin lavar sus alimentos y los de otras personas) ¿Qué dirán ahora los criticastros que creen que los Diez Mandamientos y otras leyes mosaicas están obsoletos y toca actualizarlos? Hablan sin saber de lo que hablan. Hay que prestar atención si lo que lees u oyes lo comunica un científico teológico luego de escudriñar las sagradas Escrituras y las evidencias cuantificables de las que hemos hablado, y si tal personaje es libre de presuposiciones de contenido sustantivo (presupone que ya existe un cuerpo de verdad). Si lo dice o escribe un filósofo con humos de científico, no te molestes en leerlo u oírle, pues lo más seguro es que no sepa de lo que habla o escribe. Y terminarás enojado por hacerte perder el tiempo y por ver u oír tanta necedad junta dicha por un solo ser.

3) Levítico 17: 11 revela que Dios le dijo a Moisés: “la vida de la carne en la sangre está”. Si la sangre está viva es porque tiene movilidad; se mueve, circula. El primero en comprobar la circulación de la sangre fue Miguel Servet (1511-1553), pero no se le prestó atención en 1553 por haber sido publicada en un libro religioso llamado Christianismi Restitutio, y porque casi todas sus copias fueron quemadas por fanáticos religiosos que no compartían ciertas creencias del científico español. El descubrimiento de Servet fue reafirmado por el inglés William Harvey en el siglo XVII. Desde sus inicios, la circulación de la sangre se relacionó con el temperamento, pues de ahí surgió la teoría de los cuatro tipos temperamentales: sanguíneo, melancólico, colérico, flemático.

4) En 1643, Torricelli, discípulo de Galileo, inventó el barómetro; y al experimentar con él descubrió el peso del viento y la presión atmosférica, echando por tierra la falsa creencia de que el viento no tiene peso. Al respecto, habló Job allá en Job 28: 25, cuando señaló: “Al dar [Dios] su peso al viento, y poner a las aguas su medida”. ¿Qué te parece?

5) Isaías, el profeta evangelista, reveló la redondez de la Tierra al expresar: “¿No has aprendido cómo se fundó la Tierra? Dios está sentado sobre el círculo de la Tierra”. (Isaías 40: 22) ¿De dónde salió el círculo o de qué círculo habla el profeta si la Tierra no fuera redonda? De nuevo la Biblia, el Libro de Dios para nosotros, lo revela mucho antes de que la ciencia natural lo descubriera. Quien asegure que la Biblia enseña que la Tierra es plana debería leer a Isaías. Pero, como ha dicho alguien a modo de chiste: “Si la Tierra es redonda, ¿por qué la llamamos planeta (gr. πλανήτης = errante)? Debería ser llamada ‘redondeta’”. Curiosidades del idioma nuestro, Sancho.

6) A decir verdad, lo que más me asombra de las revelaciones bíblicas confirmadas por las ciencias naturales es la de las horas que faltaban a nuestras veinticuatro horas. Como sabemos, Josué, sucesor de Moisés, pidió que el Sol y la Luna se detuvieran, y así “sucedió”. “Sol, detente en Gabaón; y tú, Luna, en el valle de Ajalón. Y el Sol se detuvo y se paró, hasta que el pueblo [Israel] derrotara a sus enemigos. Y el Sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Dios a la voz de un hombre; porque Dios peleaba por Israel”. (Josué 10: 12b-14)

Vemos que Dios atiende la petición de su siervo Josué y hace “detener” el Sol y la Luna. Es interesante la pregunta que hace el pastor panameño Edwin Álvarez: ¿qué detuvo Dios: el Sol, la Luna, la Tierra o todos los planetas donde estamos situados? Creo que Dios detuvo lo que señala la Biblia: “Al Sol y la Luna”. Y otras cosas que la Biblia no menciona. Alguien dirá que Josué se equivocó porque la Tierra gira alrededor del Sol y la Luna, alrededor de la Tierra. Para empezar, el texto no afirma categóricamente que Josué creía que el Sol y la Luna giraban alrededor de la Tierra, aunque -en honor a la verdad- lo insinúa. Josué pide que el Sol y la Luna se detengan. Cierto es que giramos alrededor del Sol. Pero, ¿acaso el Sol y nosotros no giramos alrededor de otros sistemas? Puede que sí. (A la fecha, aún estamos descubriendo “nuevos” planetas y hemos detectado un planeta “habitable” fuera del sistema solar) Hoy sabemos que el Sol gira y que el núcleo solar gira entre tres y cinco veces más rápido que el resto del Astro. Josué pudo haberse equivocado pensando que el Sol giraba alrededor de la Tierra; Job también creía que Dios le había arrebatado lo que tenía incluidos los hijos. Pero que la Biblia registre las creencias equivocadas de los personajes bíblicos no significa que la Biblia esté errada o afirme lo que expresan los protagonistas del pasaje tratado. Solo demuestra que no oculta fallas y creencias disparatadas del ser humano. Nótese que la Biblia tampoco oculta las faltas y pecados de los hombres y mujeres de Dios, tal como suelen hacer los biógrafos seculares. Es raro hallar a alguien que al escribir su biografía revele su lado oscuro.

Ahora bien, el sistema Solar es solo uno de otros sistemas planetarios existentes. Aun cuando el Sol es el astro rey del nuestro, ello no significa que sea estático. Si la Biblia dice que “el Sol y la Luna” se detuvieron, lo creo.

Durantes siglos, los “expertos” y “eruditos” han hecho mofa y puesto en tela de duda muchas revelaciones y afirmaciones bíblicas, pero después las ciencias naturales han descubierto que la Biblia y la ciencia teológica cristiana tenían razón, como escribiera el laico católico alemán Wermer Keller y lo han confirmado cosmólogos, astrónomos, astrofísicos, bioquímicos, biólogos, físicos y otros científicos naturalistas cristianos e inconversos. Y han tenido que callar, que no es el caso de Keller.

Si hay un libro del cual los críticos se han burlado, es el de Jonás. No pocos incrédulos y líderes religiosos tradicionales lo han catalogado de “no histórico”, de novela y poema, y lo han comparado con la parábola del Buen Samaritano, ignorando por lo menos cuatro elementos: (1) La mejor credencial para la historicidad del libro de Jonás es la referencia que hace Jesús de él al comparar el tiempo que estuvo Jonás en el gran pez (hebreo dag) con Su muerte y resurrección. (2) Existen tres especies conocidas de ballenas y tiburones capaces de tragarse a un hombre entero. En 1891, el pescador inglés James Bartley fue tragado por una ballena de esperma y sobrevivió un día y medio en el vientre del cetáceo, pues la anatomía de estos mamíferos provee suficiente oxígeno que posibilita la supervivencia. Desde luego, como en los tiempos de Jonás, hay quienes como Edward B. Davis (1991), dudan del carácter histórico de James Bartley. Pero dos científicos, entre ellos, M. de Parville comprobaron el testimonio de Bartley. (3) Ninguna alegoría o parábola en el Antiguo Testamento tiene de héroe una persona histórica. (4) ¿Cómo conciliar que Jonás sea histórico y el gran pez sea ficticio? Sería igual señalar que el profeta Daniel era real pero los leones a los cuales fue arrojado en Babilonia eran simbólicos, como aseguran algunos. En verdad, hemos observado que la hermenéutica de los teólogos liberales, fanáticos racionalistas y cientificistas está chueca. Es bueno saber que quienes señalan el carácter parabólico o simbólico de Jonás en el vientre del gran pez y de Adán y Eva en el Edén son los mismos que sostienen que la evolución ayudó a Dios a crear al ser humano. Además, dicen ser cristianos. ¡La gran flauta! ¡En qué dios tan enano creen! Su dios no puede crear solo el universo y la vida inteligente, como tampoco puede mantener a un hombre vivo en el vientre de un “gran pez”. La generación del siglo XXI es más incrédula que la del siglo I cuando el Señor habló de la historia de Jonás en el gran pez. Esta generación actual, creyéndose sabia, se hace necia. Y al contrario de otras generaciones fanáticas religiosas, la actual rinde culto a la razón (muchas veces a la sinrazón) y al cientificismo siendo fanática racionalista y cientificista. ¡Cuánto cuesta evitar los extremos!

Muchos se burlaban de Abraham afirmando que tal personaje nunca existió, y que Ur de los caldeos, ciudad de Abraham, tampoco existió. (Hace un tiempo, una atea me discutía que el pueblo de Israel había sido idólatra; al ahondar en su argumento me percaté que confundía el pasado de los padres de Abraham en Ur de los caldeos y el llamado de Abram a convertirse en una nación que sirviera y adorara al único Dios que existe: “Yo soy el que Soy”. La señora también afirmaba no creer en el Dios de la Biblia pero hablaba de “los dioses”) Sin importarles las evidencias, todavía dudan de Noé, el diluvio y el Arca y muchas otras revelaciones de la Biblia. No quieren creer.

A inicios del tercer milenio hasta la fecha se han realizados numerosos descubrimientos científicos que echan por tierra el mito de la evolución. (Aunque lo dudes, todavía muchos tienen tierra en los ojos y nos la quieren tirar para enceguecernos) Quienes se ríen del hipotético mito de Adán y Eva pero aceptan las irracionalidades del mito transformista deberían investigar sobre Ebla, biblioteca que cuenta con más de 17 mil tabletas de barro que precede al relato babilonio en más de 600 años, y convalida y tiene semejanza con los primeros capítulos del Génesis. Hace unos años, el genetista Bryan Sykes hizo alusión a una Eva mitocondrial que habría dado origen a siete mujeres que fueron apareciendo paulatinamente. No te extrañes que un día de estos se confirme sin lugar a dudas que todos descendemos de una sola pareja: Adán y Eva. Pero... la Biblia lo dijo primero. Otros dirán: “La Biblia tenía razón”.

Pues bien, tengamos en cuenta que aunque Dios no vive en la dimensión natural, sí actúa en ella; lo hace sobrenaturalmente. Dios no está ni puede estar sometido a leyes naturales creadas por Él. (Señores materialistas, entiendan que Dios no es materia) Si lo estuviese, no sería Dios. Si pudiéramos explicar a Dios y los milagros, Dios no fuera Dios ni sus intervenciones en la Historia y en la vida de las personas fuesen milagros. (La piedra de tropiezo de los fanáticos racionalistas y cientificistas es que al no poder entender ni explicar a Dios ni los milagros optan por lo más fácil: negarlos o inventarse que los evangelios están incompletos o que ninguna hipótesis que conduzca a Dios y lo sobrenatural es científica y todas esas tonteras que repiten como papagayos. O sea, según ellos, Dios no es científico por no cumplir con la metodología de las ciencias naturales. Ese chiste está bueno, ¿puedo reírme?) Considero que Dios hizo que el Sol, la Luna y la Tierra se detuvieran a fin de escuchar la oración de un hombre de Dios. ¡Extraordinario el milagrito de mi Dios! Para mí, que soy un “granito de arena” en la “playa” del universo, es extraordinario. Para Él, que es infinito, es como quitarle un pelo a un gato.

En cuanto a la oración de Josué y la respuesta divina, Charles C. Ryrie sostiene:


Los puntos de vista a este fenómeno caen en dos categorías. La primera asume una dilación o suspensión de la rotación normal de la Tierra de modo que hubo horas adicionales en ese día (de 12 ó 24). Dios hizo esto para que el ejército de Josué pudiera completar su victoria antes de que el enemigo tuviera una noche de descanso para recuperarse. El vocablo hebreo para ‘se detuvo’ (v. 13) es un verbo de acción que indica una dilación o suspensión de la estación de la Tierra sobre su eje (que no afectaría el movimiento de la Tierra alrededor del Sol). El versículo 14 indica que aquél fue un día singular en la historia del mundo. La segunda categoría incluye puntos de vista que asumen que no hubo irregularidad en la rotación de la Tierra. Una de esas posturas aboga por la prolongación de la claridad causada por una extraña refracción de los rayos solares. De modo que hubo más horas de claridad pero no más horas en el día. Otra opinión supone una prolongación de las sombras de la tarde para dar a los hombres de Josué un descanso del Sol abrasador de verano, realizado por Dios al enviar una inesperada granizada en el verano. Esta opinión da a la expresión se detuvo en v. 13 el significado de ‘detenerse’ o ‘cesar’, indicando que el Sol estaba nublado por la tormenta y no se añadieron más horas al día [...]. (Citado con permiso)


Otro comentario propicio al tema es el de William MacDonald, quien afirma: “Entonces, a petición de Josué, Sol y Luna se ‘detuvieron’ para perseguir y destruir al enemigo antes de que pudieran escapar a la seguridad de las ciudades amuralladas. Literalmente es lenguaje descriptivo decir que el Sol y la Luna se detuvieron. Usamos semejante lenguaje al decir que el Sol sale o se pone”. (Las negritas son del texto)

Soy de la opinión de que sí hubo prolongación del día; pero, ¿qué pasó después para que esas horas perdidas por la oración de Josué se recuperaran? Pienso que la respuesta está en 2do Reyes 20: 11. “Entonces el profeta Isaías clamó al Señor; e hizo [Dios] volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás”. Los expertos han afirmado que el maremoto del 26 de diciembre de 2004 en el sudeste asiático fue de tal magnitud que la Tierra se movió de su eje y los días fueron acortados. Si un maremoto hace algo que para Dios es como mover una ceja, ¿qué será imposible para el Creador del Cielo, la Tierra, el universo y la vida?

7) El 24 de abril de 1992 los medios de comunicación social del mundo civilizado informaban sobre la confirmación de una gran explosión ocurrida en el universo, sostenida por la teoría de la Gran Explosión (Big Bang). Esa es una de las tantas abrumadoras evidencias de que el universo tuvo un principio y tiene un Creador, alguien que activó el gatillo que dio origen al cosmos, y cuyos informes fueron catalogados por George F. Smoot, líder del proyecto COBE, como la “[...] Evidencia del nacimiento del universo. Es como mirar a Dios”.

Tanto Smoot como John C. Mather, coautor del mencionado proyecto, fueron galardonados con el Nobel de Física en 2006 por aportar datos sobre el origen del universo, las galaxias y las estrellas. ¿Qué tal? Basados en tales hechos ahora es mucho más difícil sostener la creencia ateísta del universo surgido o “brotado” de la nada absoluta. El ateísmo siempre ha sido filosófico, irracional y anticientífico. Pero ahora da pataleos de ahogado.


8) Antes de que Sigmund Freud (1856-1939) descubriera la suprema importancia de mamá en la formación del niño, los libros de Reyes en el Antiguo Testamento nos han estando revelando que la madre es vital en la vida del bebé. “Y el nombre de su madre fue [...]”, expresa repetidas veces el autor de los libros de Reyes. Lo curioso es que en los tiempos en que escribió el autor de los libros de Reyes la mujer era un cero a la izquierda, como sigue siéndolo en nuestras civilizaciones patriarcales y machistas. Entonces, ¿por qué el autor menciona los nombres de las madres de tantos reyes de Israel? Porque sabía que mamá más que nadie tiene que ver en la formación de su hijo. Y esa formación la desplazaría a su manera de gobernar; fuese malo, regular, bueno o excelente su gobierno. (El tema lo ahondamos en el ensayo De nosotros, políticas, político, ricos, pobres, familia y sociedad) Salomón escribió sobre la conducta del niño pequeño, de la relación del pensamiento con la conducta y el carácter humanos, etc. “Ya con sus actos da a conocer el niño si su conducta va a ser limpia y recta”. (Proverbios 20: 11)

9) El apóstol Pablo escribió que la vida del humano cambia a medida que empieza a transformar programaciones, esquemas y mensajes parentales y toma conciencia de sí mismo. “No te adaptes a las formas [esquemas] de este mundo, sino transfórmate por medio de la renovación de tu mente, para que puedas comprobar cuál es la voluntad de Dios: que es buena, agradable [a veces no al inicio], y perfecta”. (Romanos 12: 2) Pablo era sicoterapeuta. Nota lo otro que asevera, inspirado (gr. theopneustos) por Dios. “No comprendo mi proceder, pues no pongo por obra lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso es lo que hago; en mi carne no mora el bien, porque el querer el bien lo tengo al alcance, pero no el hacerlo; veo otra ley en mis miembros, que hace guerra contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. (Romanos 7: 15, 18, 23) ¿Seguirán enseñando algunos sicólogos que los conceptos teológicos han “obstaculizado el progreso de la sicología”? ¿O que el niño nace sin conflictos, y que la historia personal le determina? En el pasaje anterior, Pablo revela la lucha sin cuartel dada en el interior de los seres humanos. O, como dijera la sicología, la guerra entre la parte sana y la enferma.

10) David, el salmista, le pide a Dios que lo escudriñe y conozca su corazón; que lo pruebe y conozca sus pensamientos; y vea si hay en él camino de perversidad, y que lo guíe por el camino eterno. (Salmos 139: 23, 24) ¿Qué es eso, sino sicoanálisis? ¿Quién inventó el sicoanálisis: Josef Breuer o Freud? Sin lugar a dudas el segundo. Pero fue David el primero en mencionar el renombrado sicoanálisis sin saberlo, creo yo. Veamos: David habla de “escudriñar el corazón” (sentimientos y emociones; el “yo”). “Probar o analizar sus pensamientos” (intelecto; el “ego” = parte consciente del yo). “Ver si hay en él camino de perversidad” (análisis clínico). “Guíame por el camino eterno” (reeducativa, desprogramar su inconsciente, para accionar su voluntad, aspecto importante del yo). ¿Quién dijo que la Biblia no contiene perlas de la conducta humana? Ahora bien, considero que la sicología es una ciencia imperfecta como toda ciencia, mas es ciencia. Si el sicoanálisis es ciencia o no es algo que deben resolver los sicoanalistas. Baste señalar que Freud no tiene razón en todo lo que plantea. De lo que sí estoy segurísimo es que la Biblia es un libro inigualable.

11) ¿Quién no recuerda los sueños de José y de los reyes babilónicos interpretados por Daniel y el propio José en Egipto? Aunque José y Daniel trataron sueños relacionados con el futuro, y Freud se interesó en los sueños para conocer la “vía regia” de lo que hay en el inconsciente (el verdadero yo), fueron Daniel y José los primeros en trabajar en la interpretación de sueños. Claro que habrá falsos descubrimientos bíblicos como los ha habido en los fraudulentos hallazgos de supuestos eslabones de la teoría de la evolución.

12) En 1929, Albert Einstein (1879-1955) tuvo que abandonar su teoría de una fuerza repulsiva (1917) que impediría la desaceleración y expansión del cosmos, y aceptar sin agrado ‘“la necesidad de un comienzo’ y ‘la presencia de un poder razonador superior’”, que daría origen al universo. (De nuevo los incrédulos quedaron mal parados. ¿Qué más hay que descubrir para que acepten que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios? Al final de sus días, no pocos tendrán que expresar de mala gana: “... la Biblia tenía razón”. Esto es, si la soberbia no se lo impide admitirlo. ¡Cuánta soberbia hay en el corazón de algunos!)

Observamos que semejante descubrimiento fue posible por la confirmación del postulado de la explosión de la teoría conocida como Gran Explosión (Big Bang), que habla del principio del universo. A ese Originador que tiró del gatillo para dar origen al universo los creyentes lo llamamos Dios; los materialistas ateos la llaman Madre naturaleza o Naturaleza, dando culto a la criatura en lugar de rendirlo al Creador. ¡Adorada sea la materia!

Paul Davies también tuvo que reconocer la evidencia de un principio en el universo, y en 1988 escribió: “El Big Bang es el lugar en el universo donde hay espacio para que aún el materialista más tenaz [fanático], admita a Dios”. Ese mismo Davies también escribió: “La imagen de que hay un diseño [real en el universo] es impresionante”.

¿Qué te parece? Lástima que la brevedad de la vida del humano en la Tierra impida que la mayor parte de escépticos, agnósticos y ateos no sobrevivan a descubrimientos que hacen añicos sus presuposiciones y argumentaciones filosóficas llamadas por ellos “científicas”. Mas, aunque tales hallazgos se dieran en vida de los incrédulos (ya lo estamos viendo con los más recientes descubrimientos), muchos continuarían (y siguen) empecinados en su alocada y miope visión de la vida, pues la arrogancia y una cabeza cuadrada por prejuicios y resentimientos son prácticamente imposibles de penetrar con la luz de la verdad. Otros, deshonestos intelectuales, escamotean los hechos para no verlos. Más pesa y vale un gramo de sensatez que una tonelada de necedad. Debido a tantos descubrimientos en astrofísica y cosmología, entre otras ciencias, a mí me daría vergüenza decir que soy ateo. Sería filosófica y científicamente irresponsable.


A inicios de los años 60, James Jauncey escribió un libro titulado La ciencia retorna a Dios, donde plantea su convencimiento de que el mundo científico naturalista está volviendo a Dios y su Palabra. Gracias a los más recientes hallazgos científicos es posible afirmar que las ciencias naturales le está dando razón a la Biblia y apuntan hacia un universo diseñado por una Inteligencia que los creyentes llamamos Dios; es decir, Dios no es un “mito reconfortante”. Hoy no se trata de un debate entre religión y ciencia como han hecho creer a muchos, sino entre religión y religión, entre cristianismo y materialismo. Entre teísmo y ateísmo. Puesto que los naturalistas (materialistas) se apegan a sus creencias evolucionistas como quien abraza una religión. Se agarran de cualquier cosa que les parezca contra Dios como abraza el náufrago cualquier objeto flotante; aunque sea el excusado del barco.

En palabras del periodista Gregg Easterbrook, “estamos entrando a la era más grande de fusión entre la ciencia y la religión desde que la Ilustración trató de reconciliarlas”. El físico Paul Davies escribió: “Puede parecer raro, pero en mi opinión la ciencia ofrece un camino más seguro hacia Dios que la religión”. Aclaremos algo de una vez: el común de los mortales llama ciencia solo a las ciencias naturales. ¡Error! Hay otras ciencias. En el plano natural, es cierta la afirmación de Davies. Pero espiritualmente el “camino más seguro” -para decirlo al estilo de Davies- y el Único que lleva a Dios es el resucitado Cristo histórico, no la religión. El nanocientífico James Tour expresa: “Solo un novato que no sabe nada de ciencia podría decir que la ciencia nos aleja de la fe. Si uno estudia realmente ciencia, esta le llevará más cerca de Dios”. ¡Cierto! Solo los que poco saben de ciencias naturales creen que nos alejan de Dios.

Hay muchas más revelaciones de la Palabra de Dios que las ciencias naturales han ido confirmando bien por descubrimientos científicos o bien por excavaciones arqueológicas. Cada descubrimiento científico y arqueológico fortalece nuestra fe en la inconmovible Palabra de Dios. La Biblia no es un libro de ciencias naturales, pero no contiene verdades anticientíficas.




(Nota: Tomado de nuestro libro El origen del sufrimiento... Todos los derechos de autor están protegidos por leyes internacionales. Prohibida su copia sin autorización escrita del autor)


Bibliografía


* Josh McDowell. Evidencia que exige un veredicto, volumen II, p. 53. Editorial Clie, España, 1988.


* S. I. McMillen. Ninguna enfermedad, pp. 22, 23, 26. Tipografía Unión, Medellín, Colombia, 1971.

* Diccionario Enciclopédico Quillet, tomo VIII, p. 206. Editorial Argentina Arístides Quillet, S. A., Buenos Aires, 1976.

* Biblia de Estudio Ryrie (versión Reina-Valera, 1960), p. 338. Editorial Portavoz, Gran Rapids Michigan, Estados Unidos, 1991.

* Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo y Nuevo

Testamento, p. 114. Editorial Clie, España, 2004.

* Hugh Ross, El Creador y el cosmos, pp. 18, 19. Editorial Mundo Hispano, Estados Unidos, 1999.

* Antonio Cruz, Darwin no mató a Dios, p. 161. Editorial Vida, Estados Unidos, 2004.

* Josh McDowell, Convicciones más que creencias, p. 196. Editorial Mundo Hispano, Bielorrusia, 2003.









(Nota: Tomado del capítulo 2 de nuestro libro El origen del sufrimiento... cómo trascender el dolor para vivir en plenitud y no fracasar en el intento. Todos los derechos de autor están protegidos por leyes internacionales. Prohibida su copia sin autorización escrita del autor)