lunes, 3 de marzo de 2008

JORGE AULICINO - EL ESTANTE MALDITO.

Confirmado: Girri era de la CIA
Un amigo me manda este link con un enigmático agregado: "vea la caja 2".

Tomo la ruta del link transmitido y me encuentro con un prolijo listado de los manuscritos del poeta Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991) que obran en poder de la Universidad de Princeton. En la enigmática "caja 2" encuentro un listado de cartas recibidas por Girri. Entre sus autores, figuran Victoria Ocampo, Italo Calvino, Octavio Paz, Manuel Mujica Lainez. Se trata de una lista. No es posible acceder a los textos, sería interesante. Así pues, no puedo menos que considerar el escueto mail de mi amigo como un mensaje cifrado. ¿Qué querrá que lea allí?

Le escribo: "¿Qué me significa?"

Responde: "Sabíamos ya que todos los papeles de Girri estaban en Princeton, porque él fue agente de la CIA; como recordará, Ocampo trabajaba para el servicio de inteligencia inglés, Paz, también para la CIA; Mujica Lainez para la Corona asimismo (todos los agentes de la Corona son homosexuales); Calvino, para el KGB y (Ricardo) Zelarayán, que aquí no figura, para el servicio secreto de Laponia Helados. Ahora, ¿para quién trabaja (Fabián) Casas? ¿Y Arturo (por Carrera)?"

Era un chiste... sobre una situación que la posmodernidad nos permite ver ahora alegremente. Porque era cierto que Girri, si bien no caracterizado como agente de la CIA, era mencionado en su tiempo como "amigo de la Embajada", sello fatal que la izquierda ponía a los enemigos con los que no había posibilidad de conciliación. Girri vivía en los 80 en un departamento de la calle Viamonte, cerca del Bajo, cuya pintura dejaba mucho que desear; el total de su mobiliario sumaba no más de ocho, la mitad de esta cifra correspondiente a una mesa y tres sillas. Qué habrá hecho, me preguntaba entonces, con todo el dinero de la CIA. Se lo gastó en Biarritz, me respondía, mirando su eterno bronceado. Pero no, Girri tomaba sol en la plaza San Martín, en invierno y en verano, y su saco de tweed, tan acorde con sus canas bien peinadas y su rostro anguloso, creo que era único.

No pienso que el argumento ad hominem haya pasado de moda. Quiero decir, el juzgar o prejuzgar a los autores por sus actos, antes que por su literatura. Cierto es que el salvaje análisis político de los primeros setenta encontraba la forma de relacionar los actos con la literatura; y si no la encontraba, dejaba abierta la sospecha de que debía de haber una relación entre ambas cosas. Es posible que en términos generales la haya aún. Pero en aquel momento, como digo, los actos eran prejuzgados o atribuidos o sospechados. Girri vendía sus manuscritos a Princeton. ¡Ajá! Bueno, ahora sabemos, al menos yo lo supe, que esa era una de sus escasas fuentes de ingresos. Pero entonces, ¡qué vana intensidad tenía la discusión literaria!


Complemento ilustrado:
Un argumento ad hóminem o argumentum ad hominem (en latín, ‘dirigido a la persona’), es una falacia lógica que implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la persona que lo formula, en lugar de al argumento por sí mismo. Un argumento ad hóminem (y por tanto, falaz) tiene esta estructura:
1. A afirma B;
2. Hay algo cuestionable acerca de A,
3. Por tanto, B es falso.
Los argumentos positivos acerca de la persona se describen en recurso a la autoridad.
Wikipedia, la Enciclopedia Libre

Publicado por Jorge Aulicino el 13/01/2008 | Enlace permanente


Comentarios
Pobre Girri. Pensar que, al margen de los poemas que él mismo se tomó el trabajo de escribir y de haberse molestado en traducir al castellano a un número francamente abrumador de poetas de lengua inglesa (británicos, estadounidenses,irlandeses, etc.)con los que se educó más de una generación, tuvo que soportar que los prohombres de aquel entonces y hoy, multipremiados y forrados en el dinero de esos premios (¿les servirá para comprarse una buena conciencia?), lo increparan públicamente y en poemas e hicieran correr el rumor de que era agente de la CIA. Probablemente es más fácil decir que Mario Benedetti es un gran poeta y preocuparse por su salud, ¿no? Cuanta bajeza la de los progresista de alma bella. Pobre Girri.

Publicado por: jorge fondebrider | Enero 14, 2008 1:58 AM



Estoy plenamente de acuerdo con Mazur: "la imbecilidad no pasa de moda". Pero me permito una corrección. Sucede que a Girri no sólo se lo denostó en entrevistas, sino también en poemas, que están en libros. Pienso, por ejemplo, en "Bellezas", de Gelman, que está en Relaciones (1971-1973, donde se lee:

"Octavio Paz Alberto Girri José Lezama Lima y demás obsedidos por la inmortalidad creyendo
que la vida como belleza es estática e imperfecto el movimiento o impuro
¿han comenzado a los cincuenta de edad
a ser empujados por el terror de la muerte?"


Hacia el final del poema, luego de dar cátedra sobre lo que habría que hacer, Gelman concluye:

"Octavio, José, Alberto, niños ¿por qué fingen que no llevan la calma donde reina confusión?
¿por qué no admiten que dan valor a los oprimidos o suavidad o dulzura?
¿por qué se afilian como viejos a la vejez?
¿por qué se pierden en detalls como la muerte personal?"


La pregunta en todo caso es, si la muerte personal es un detalle, ¿acaso la muerte colectiva es la que vale la pena? ¿Y a qué muerte colectiva se refiere en entre los años 71 y 73?
¿Con qué derecho les reclama Gelman a Girri, Paz y Lezama nada? ¿O será que les reclama porque eran culpables de algo? ¿De qué?
¿Desde el punto de vista de quién? ¿Representando a quién? ¿A los de la muerte colectiva?
Sinceramente, me exaspera.


Publicado por: jorge fondebrider | Enero 14, 2008 5:40 PM

No se exaspere, Fondebrider, debemos tomar con calma los exabruptos de aquella generación hoy premiada. Sólo le señalo dos cosillas: Gelman se equivoca cuando mete a Girri entre los afiliados a la vejez y preocupados por la muerte personal. Los poemas finales de Girri, por ejemplo en el libro "1989-1990", el último que publicó, tienen que ver con la muerte, el primero la alude no en términos personales, sino precisamente, de especie, y de especie en estado de ansiedad y consumo. Creo que en este poema el argumento de Gelman es también ad hominem, se refiere a lo que sabe o cree saber sobre Girri, Lezama, Paz, no a lo que escribieron sobre la muerte. Salvo quizá porque él creía que todo aquel no afiliado a la hecatombe revolucionaria de hecho y por omisión está afiliado a la "muerte personal". ¡Girri justamente! Que en esta materia era zen... Es cierto que Gelman más adelante, en algún reportaje, dijo que no le gustaba la poesía de Girri, pero le debía reconocimiento. Recuerdo que usó la expresión: ante él "chapeu". Girri se murió sin ganar demasiados premios, eso también es cierto, no al menos premios "suculentos"...

Publicado por: Jorge Aulicino | Enero 14, 2008 7:05 PM

El problema, mi buen Auli, es que, según te constará, con los progres hay que ser muy cuidadoso porque siempre se las arreglan para caer bien parados a expensas de los demás. En otras palabras, poco les importa el prójimo, por muy cercano que éste sea, pero están listos para llenarse la boca cada vez que el interés nacional así lo requiera. ¿Qué querés que te diga? Juana Bignozzi no se equivocó cuando, hablando de Gelman, dijo que tanta fama en vida le va a costar lectores a futuro. Sin hablar de las muchas revisiones que le esperan a su obra el día de mañana.

Publicado por: jorge fondebrider | Enero 14, 2008 9:54 PM



Usted seguramente recuerda, Aulicino, una entrevista que le hice a Gelman a casi veinte años de publicado el tan mentado poema (que está lejos de estar entre lo mejor que escribió JG, como también ocurre, en el mismo libro, con el igualmente muy mentado poema a la muerte de Pizarnik), y en el que le preguntaba por Girri. "¡Chapeau!" fue la respuesta de Gelman: "cómo calcina las palabras";.
Y en cuanto a lo que dice de Girri, Lezama y Paz, concuerdo con algo que escribió Fogwill: "¿Es tan grande el reproche como el homenaje de este poema?". Véase que les dice que "dan luz como planetas ciegos a su propio destino" (qué más se le puede pedir a la poesía?), véase que les pide que admitan "que dan valor a los oprimidos, o suavidad, o dulzura" y véase específicamente la frase que dedica a Girri: "¿no ha de girar Alberto como vida terrible cercenable indestructible en la noche del mundo?". ¿No le está reconociendo lo más alto que se le puede reconocer a un autor de poemas? ¿No es lo que el propio Gelman siempre quiso hacer? Con el paso del tiempo, por otra parte, tengo cada vez más fuerte la sensación de que cuando habla de afiliarse como viejos a la muerte personal no les está haciendo exactamente una imputación, sino está planteando algo que concierne -o debería concernir-; a cualquiera que escribe poemas, y en primer lugar se lo está planteando a él mismo: frente a esa "vida terrible"; e "indestructible" de "planeta ciego" la muerte personal tiene poca importancia. No digo que la muerte personal carezca de importancia en sí misma, ni mucho menos, digo que esa es la sensación que a uno le invade cuando uno se encuentra frente a esos acontecimientos de la escritura, o del arte, que Josefina Ludmer me perdone.
Fonde: lo grande de la poesía de Gelman (y pienso en este momento en Mundar) es que es capaz de sobreponerse a los honores y los premios. A muy pocos les pasa eso, ahí está el triste caso de Saramago por ejemplo.

Publicado por: df | Enero 15, 2008 2:42 PM

Copio un fragmento de un texto publicado en el suplemento cultural de La Opinión el 18 de mayo de 1975 (época no poco agitada, ciertamente, por turbulencias políticas): En la Argentina, subsiste la disputa entre el "arte elitista" y el "arte social", opción ahora falsa aunque en el siglo pasado haya enardecido a los románticos. La lucha política le presta ese fuego que la creatividad artística ya no puede insuflarle. Quizá sea esta la oportunidad para recordar que, hace tres años, desde las páginas de este periódico, una nota bibliográfica sobre "Diario de un libro" afirmó que las inquietudes metafísicas de Girri eran "una manera de complicidad con los intereses que manejan y deforman la vida nacional a espaldas de un pueblo". Nadie antepuso ante ese absurdo la simple reflexión de que, luz de alborada o canto de cisne, la poesía de Alberto Girri es bella. Por supuesto, el autor de "Quien habla no está muerto" siguió tan impasible como ante las alabanzas." Está tomado de la introducción, firmada por Alberto Szpunberg, a una sustanciosa entrevista a Girri -acompañada por un dibujo de AG, poemas suyos y una bibliografí- realizada por Miguel Angel Bustos, un "viejo amigo" de Girri, según se hacía constar más de una vez. Tal vez deba aclarar que, poetas ambos, Szpunberg estaba por ese entonces vinculado al PRT-ERP, organización en la que a su vez militaba Bustos.

Publicado por: df | Enero 15, 2008 3:20 PM



Yo insisto en que todo poeta demasiado prolífico –y Gelman, como Neruda, Girri o González Tuñón, por ejemplo, lo es– escribe más de lo necesario para el público, (aunque probablemente, en términos estrictamente privados, no haya escrito todo lo que tenía que escribir para sí). De ahí que la obra de Gelman merezca ser observada a futuro con un detenimiento que ahora no parece posible. Esa imposibilidad, por otra parte, no se refiere exclusivamente a su volumen, sino también a las razones extraliterarias por las que goza de una reputación que, por caso, poetas como Girri, Giannuzzi o Madariaga nunca tuvieron.
Entiendo que DF encuentre en Mundar algo que yo no he encontrado (y que no vengo encontrando desde hace varios libros), pero ya estaríamos en el terreno del mero gusto, ¿no? ¿Qué sentido tendría discutirlo en este foro?
Por último, no veo por qué recurrir a la hermenéutica e interpretar lo que me parece claro: Gelman opuso la muerte personal de los poetas a los que invoca con algún otro tipo de muerte que, atendiendo al contexto de los años setenta, no debería despertar demasiados interrogantes, ¿no? ¿O su perfil actual ya la incluía cuando parafraseaba a Lenin y ponía epígrafes a sus libros donde decía que todo es ilusorio menos el poder?


Publicado por: jorge fondebrider | Enero 18, 2008 9:24 PM

Es la primera vez que entro a tu blog.

Por una extraña razón no sabía que existía un blog de poesías en clarin.com, será porque este quedó oculto en uno de los pasillos de la revista eñe.

Es una lástima que cuando uno abre el diario virtual lo primero que lea sean noticias relacionadas a fútbol, a flagrantes componendas políticas, a señoritas modelos que se recuperan de accidentes (no dicen que pasó con vicejefes de gobierno, sin embargo) y sobre todo, a hijos de famosos que salen por la tele por hacer nada.

Al final, todo se sabe. Espero que triunfen la cordura y el delirio de la Poesía.

Me enganché con este discurso por dos motivos.

Escribí el poema "RENACUAJOS", dedicado a todos los empleados del sistema de espionaje, en el que no los llamo bonitos, precisamente.

Si Girri era o no un empleado de la CÍa lo ignoro. Repugna a la ética que haya asuntos secretos en estos siglos de sobreabundancia informativa.

Pero, aunque no he leído la obra completa (mea culpa) leí atentamente una gran parte de sus poemas y me inspiró un sentimiento particular, que intenté poetizar en un librito que publiqué hace un par de años: "Retablo de duelos".

Aqí está ilustrado con fotos tomadas de la red:
http://retablo-de-duelos.blogspot.com/2007/10/las-palabras-qe-no-debers-usar.html


Primero hice una lista de palabras malsonantes en los poemas:


Urda.
Denotarlo.
Vociferar.
Fanfarria.
Alegórico.
Cacto.
Exclusivamente.
Derramarse.
Tolstoiano.
Percibiré.
Belfo.


Al llegar a este punto, me di cuenta de que lo que no debía hacer era-es: leer a Alberto Girri.

Rompí mis papeles y me puse a limpiar el polvo, frenéticamente.


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Te sigo leyendo.
Un gusto.
Lu

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