lunes, 7 de abril de 2008

07 abril, 2008 - 07:19 - Juan Cruz

La biblioteca de Borges

Entre las numerosas aportaciones que ayer traía El País del domingo --Elvira, Enric, Vicent, la entrevista con Eguiguren, tantas cosas-- quiero destacar hoy el artículo de Mario Vargas Llosa sobre la biblioteca de Borges. Me dieron ganas de ir a la biblioteca, a esa biblioteca, pero también a cualquier biblioteca, dejar que el tiempo fluya pareciendo siempre el mismo tiempo, entre libros antiguos o nuevos, abiertos por una página que me golpee o me estimule, que me haga sentir un lector verdadero, alguien que no puede vivir de otro modo que leyendo y mirando, asimilando palabras nuevas como nuevas emociones. Acabo de venir de escuchar a muchos escritores, pero nada hay comparable a escuchar a los escritores en sus propios libros. Leí el artículo ya en Madrid, de vuelta de Granada, y después saqué de mi propia estantería Las personas del verbo, de Jaime Gil de Biedma. Leer la poesía de Gil de Biedma es leer un libro de historia y de ironía sentimental. Y después me metí en Nieve, de Orhan Pamuk, que es un libro de extrema delicadeza. Ahora, ya temprano, la vida me lleva a las noticias, y no sé si en las noticias encuentran ustedes mucha poesía. O sí: ayer leí también esa historia del marinero (de los marineros) grancanario cuyo barco nuevo le dejó casi para siempre en alta mar, hasta que le rescataron. La crónica de Antonio Jiménez me puso los pelos de punta. Un relato de un náufrago es siempre una pieza que pone los pelos de punta, y ésta estaba hecha con la contención exigida para que se traslade el drama como fue. Ahora escribo de ello y recupero el miedo que sufrí. Naufragar, qué forma dramática de vivir.

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