domingo, 8 de junio de 2008

SANYÚ

Cuando Osvaldo Soriano aún no había regresado de su exilio europeo, en la revista SuperHumor se comenzó a editar una adaptación en cuadritos de su primera novela, Triste, solitario y final. Largamente inconclusa, aquella fiel y admirable versión –fogoneada por Carlos Trillo– acaba de ser terminada por su autor y editada bajo la forma de libro por Doedytores. Trillo cuenta a continuación las circunstancias que rodearon aquella primera publicación, y Sanyú presenta la versión definitiva de una de sus mejores obras.






[cerrar]Comparta esta nota con un amigo
E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail
Comentario


Por Sanyú

Triste, solitario y final me sigue pareciendo la mejor novela de Osvaldo Soriano, y una innovación dentro del género policial. Además, trabaja sobre personajes muy queridos por mí, como el Gordo y el Flaco, que tienen en sus películas una melancolía formidable. Hacer la adaptación fue una idea de Trillo, que hizo algunas consultas con su amigo Osvaldo y nos dio el OK. Prácticamente no hacía falta guión, ya que la narrativa describe la escena y después pasa a esos diálogos secos tan característicos de la novela negra y que Soriano manejaba con tanta maestría. Por eso fue que ataqué la adaptación por mi cuenta: todos los textos que aparecen en la historieta son de Soriano, sin adaptación alguna de mi parte, tanto en los textos como en los diálogos.

La adaptación salió dividida originalmente en cuatro capítulos en la revista SuperHumor. El primero salió un miércoles, y el viernes me llegó un telegrama de Soriano que aún conservo y sólo decía: “Bravo maestro”. Eso fue lo más para mí. Tanto, que en un principio pensé que era una joda de algún colega con quien solíamos hacer esa clase de bromas. Después sólo lo vi un par de veces a su vuelta de Europa. Y su viuda me contó que estaba muy satisfecho con esa adaptación, que complementa a las que se hicieron en cine.

Algunos meses después de haber publicado Triste..., le hice un homenaje a Osvaldo poniéndolo como el detective protagonista de una historieta con guión mío, basada en una noticia que apareció en un diario sobre una mujer que hizo una denuncia policial contra su vecino porque sospechaba que le había matado a su gato. La ficción de la historieta revelaba, a través de la investigación de Soriano, que en realidad el gato se había suicidado porque la mujer lo había castrado para evitar que se relacionara con una gata del vecindario. En mi historieta, Soriano permite que la gata en cuestión tome venganza contra la mujer.

Hace tiempo que tenía la idea de reeditar Triste, solitario y final en formato de libro, aunque todo se demoró porque no conseguía conectarme con sus herederos. Pero ya tengo la autorización de Carmen Ballcells, su agente literaria. Eso sí, ahora mi adaptación tiene 5 capítulos de 11 páginas cada uno. Porque le agregué un capítulo final, que en esa época me pareció demasiado amargo, pero al que el tiempo le ha dado efectividad. En él había una situación en un tren donde unos viajeros argentinos lo denuncian a Soriano y este les disparaba un “¡Argentinos de mierda!”. En esos años de reencuentro de los ochenta aparecía como una definición muy dura. Pero después de la fiesta menemista creo que resulta premonitoria para definir muy bien el sálvese quien pueda de esa época.

No hay comentarios: