jueves, 19 de junio de 2008

EVIDENCIAS

La Biblia lo reveló antes que las ciencias naturales lo descubrieran
Escrito por: J. Enrique Cáceres-Arrieta el 19 Jun 2008 - URL Permanente


(Con este material doy por cerrado un ciclo sobre la fiabilidad de las sagradas Escrituras judeocristianas)

Existen cuantiosas revelaciones bíblicas que las ciencias naturales descubrieron innumerables siglos después de la proclamación de la Biblia. (Hasta el Sol de hoy, ningún descubrimiento naturalista ha rebatido la Biblia. Quien diga lo contrario debe actualizarse o miente deliberadamente) No niego que el fanatismo religioso, contrario al genuino espíritu bíblico, muchas veces ignoraba las revelaciones bíblicas, malinterpretaba las sagradas Escrituras y en otras oportunidades condenó a los que con sus descubrimientos corroboraban lo que ya el Libro de Dios revelaba, como fuera el bochornoso caso de Galileo.

Veamos algunas revelaciones confirmadas por los descubrimientos posteriores. Como muestra unos cuantos botones:


1) A pesar de su antigüedad, los Diez Mandamientos contienen tremendos secretos médicos desconocidos hasta el descubrimiento de los gérmenes a finales del siglo XIX. La cuarentena utilizada hoy para evitar la propagación de enfermedades infecto-contagiosas era usada desde los tiempos de Moisés. A principios del siglo XX, el médico Hiram N. Wineberg se percató de que las judías relativamente eran libres del cáncer uterino. Basados en esos informes, Ira I. Kaplan y otros colegas descubrieron que era gracias a la práctica milenaria de los judíos de circuncidarse. Hoy en el siglo XXI nos informan ciertos estudios que el circunciso es menos propenso a contraer sida. Lo más asombroso de la circuncisión es que el octavo día en el cual mandó Dios que se circuncidara al recién nacido es el día perfecto para realizar la circuncisión gracias a la vitamina K y los altos niveles de protrombina, que ayuda a coagular la sangre y evita así cualquier hemorragia seria en el bebé. (¿Será que los filósofos que abogan por rescribir los Diez Mandamientos ignoran estos hechos? Una de dos: los ignoran o los desdeñan deliberadamente, olvidando que la fiebre no está en la manta. Filósofos, el problema está en la naturaleza humana, no en los Diez Mandamientos)

2) Las medidas higiénicas y sanitarias fueron implementadas en el mundo moderno por Ignaz Semmelweis a finales de la década del cuarenta del siglo XIX. Sin embargo, no fue sino en 1865 que esta práctica fue instituida de manera oficial en el mundo de la medicina por el inglés Joseph Lister. Muchos siglos después de los mandatos de Dios a Moisés sobre la higiene y purificación para evitar enfermedades y muertes. “Tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando te sientes a evacuar allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento”. (Deuteronomio 23: 13; ver también Números 19) (Es lamentable y vergonzoso que la Organización Mundial de la Salud tenga que jalar las orejas a los profesionales de la salud del siglo XXI para que se laven las manos. Yo he visto a algunos coger con las manos sin lavar sus alimentos y los de otras personas) ¿Qué dirán ahora los criticastros que creen que los Diez Mandamientos y otras leyes mosaicas están obsoletos y toca actualizarlos? Hablan sin saber de lo que hablan. Hay que prestar atención si lo que lees u oyes lo comunica un científico teológico luego de escudriñar las sagradas Escrituras y las evidencias cuantificables de las que hemos hablado, y si tal personaje es libre de presuposiciones de contenido sustantivo (presupone que ya existe un cuerpo de verdad). Si lo dice o escribe un filósofo con humos de científico, no te molestes en leerlo u oírle, pues lo más seguro es que no sepa de lo que habla o escribe. Y terminarás enojado por hacerte perder el tiempo y por ver u oír tanta necedad junta dicha por un solo ser.

3) Levítico 17: 11 revela que Dios le dijo a Moisés: “la vida de la carne en la sangre está”. Si la sangre está viva es porque tiene movilidad; se mueve, circula. El primero en comprobar la circulación de la sangre fue Miguel Servet (1511-1553), pero no se le prestó atención en 1553 por haber sido publicada en un libro religioso llamado Christianismi Restitutio, y porque casi todas sus copias fueron quemadas por fanáticos religiosos que no compartían ciertas creencias del científico español. El descubrimiento de Servet fue reafirmado por el inglés William Harvey en el siglo XVII. Desde sus inicios, la circulación de la sangre se relacionó con el temperamento, pues de ahí surgió la teoría de los cuatro tipos temperamentales: sanguíneo, melancólico, colérico, flemático.

4) En 1643, Torricelli, discípulo de Galileo, inventó el barómetro; y al experimentar con él descubrió el peso del viento y la presión atmosférica, echando por tierra la falsa creencia de que el viento no tiene peso. Al respecto, habló Job allá en Job 28: 25, cuando señaló: “Al dar [Dios] su peso al viento, y poner a las aguas su medida”. ¿Qué te parece?

5) Isaías, el profeta evangelista, reveló la redondez de la Tierra al expresar: “¿No has aprendido cómo se fundó la Tierra? Dios está sentado sobre el círculo de la Tierra”. (Isaías 40: 22) ¿De dónde salió el círculo o de qué círculo habla el profeta si la Tierra no fuera redonda? De nuevo la Biblia, el Libro de Dios para nosotros, lo revela mucho antes de que la ciencia natural lo descubriera. Quien asegure que la Biblia enseña que la Tierra es plana debería leer a Isaías. Pero, como ha dicho alguien a modo de chiste: “Si la Tierra es redonda, ¿por qué la llamamos planeta (gr. πλανήτης = errante)? Debería ser llamada ‘redondeta’”. Curiosidades del idioma nuestro, Sancho.

6) A decir verdad, lo que más me asombra de las revelaciones bíblicas confirmadas por las ciencias naturales es la de las horas que faltaban a nuestras veinticuatro horas. Como sabemos, Josué, sucesor de Moisés, pidió que el Sol y la Luna se detuvieran, y así “sucedió”. “Sol, detente en Gabaón; y tú, Luna, en el valle de Ajalón. Y el Sol se detuvo y se paró, hasta que el pueblo [Israel] derrotara a sus enemigos. Y el Sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Dios a la voz de un hombre; porque Dios peleaba por Israel”. (Josué 10: 12b-14)

Vemos que Dios atiende la petición de su siervo Josué y hace “detener” el Sol y la Luna. Es interesante la pregunta que hace el pastor panameño Edwin Álvarez: ¿qué detuvo Dios: el Sol, la Luna, la Tierra o todos los planetas donde estamos situados? Creo que Dios detuvo lo que señala la Biblia: “Al Sol y la Luna”. Y otras cosas que la Biblia no menciona. Alguien dirá que Josué se equivocó porque la Tierra gira alrededor del Sol y la Luna, alrededor de la Tierra. Para empezar, el texto no afirma categóricamente que Josué creía que el Sol y la Luna giraban alrededor de la Tierra, aunque -en honor a la verdad- lo insinúa. Josué pide que el Sol y la Luna se detengan. Cierto es que giramos alrededor del Sol. Pero, ¿acaso el Sol y nosotros no giramos alrededor de otros sistemas? Puede que sí. (A la fecha, aún estamos descubriendo “nuevos” planetas y hemos detectado un planeta “habitable” fuera del sistema solar) Hoy sabemos que el Sol gira y que el núcleo solar gira entre tres y cinco veces más rápido que el resto del Astro. Josué pudo haberse equivocado pensando que el Sol giraba alrededor de la Tierra; Job también creía que Dios le había arrebatado lo que tenía incluidos los hijos. Pero que la Biblia registre las creencias equivocadas de los personajes bíblicos no significa que la Biblia esté errada o afirme lo que expresan los protagonistas del pasaje tratado. Solo demuestra que no oculta fallas y creencias disparatadas del ser humano. Nótese que la Biblia tampoco oculta las faltas y pecados de los hombres y mujeres de Dios, tal como suelen hacer los biógrafos seculares. Es raro hallar a alguien que al escribir su biografía revele su lado oscuro.

Ahora bien, el sistema Solar es solo uno de otros sistemas planetarios existentes. Aun cuando el Sol es el astro rey del nuestro, ello no significa que sea estático. Si la Biblia dice que “el Sol y la Luna” se detuvieron, lo creo.

Durantes siglos, los “expertos” y “eruditos” han hecho mofa y puesto en tela de duda muchas revelaciones y afirmaciones bíblicas, pero después las ciencias naturales han descubierto que la Biblia y la ciencia teológica cristiana tenían razón, como escribiera el laico católico alemán Wermer Keller y lo han confirmado cosmólogos, astrónomos, astrofísicos, bioquímicos, biólogos, físicos y otros científicos naturalistas cristianos e inconversos. Y han tenido que callar, que no es el caso de Keller.

Si hay un libro del cual los críticos se han burlado, es el de Jonás. No pocos incrédulos y líderes religiosos tradicionales lo han catalogado de “no histórico”, de novela y poema, y lo han comparado con la parábola del Buen Samaritano, ignorando por lo menos cuatro elementos: (1) La mejor credencial para la historicidad del libro de Jonás es la referencia que hace Jesús de él al comparar el tiempo que estuvo Jonás en el gran pez (hebreo dag) con Su muerte y resurrección. (2) Existen tres especies conocidas de ballenas y tiburones capaces de tragarse a un hombre entero. En 1891, el pescador inglés James Bartley fue tragado por una ballena de esperma y sobrevivió un día y medio en el vientre del cetáceo, pues la anatomía de estos mamíferos provee suficiente oxígeno que posibilita la supervivencia. Desde luego, como en los tiempos de Jonás, hay quienes como Edward B. Davis (1991), dudan del carácter histórico de James Bartley. Pero dos científicos, entre ellos, M. de Parville comprobaron el testimonio de Bartley. (3) Ninguna alegoría o parábola en el Antiguo Testamento tiene de héroe una persona histórica. (4) ¿Cómo conciliar que Jonás sea histórico y el gran pez sea ficticio? Sería igual señalar que el profeta Daniel era real pero los leones a los cuales fue arrojado en Babilonia eran simbólicos, como aseguran algunos. En verdad, hemos observado que la hermenéutica de los teólogos liberales, fanáticos racionalistas y cientificistas está chueca. Es bueno saber que quienes señalan el carácter parabólico o simbólico de Jonás en el vientre del gran pez y de Adán y Eva en el Edén son los mismos que sostienen que la evolución ayudó a Dios a crear al ser humano. Además, dicen ser cristianos. ¡La gran flauta! ¡En qué dios tan enano creen! Su dios no puede crear solo el universo y la vida inteligente, como tampoco puede mantener a un hombre vivo en el vientre de un “gran pez”. La generación del siglo XXI es más incrédula que la del siglo I cuando el Señor habló de la historia de Jonás en el gran pez. Esta generación actual, creyéndose sabia, se hace necia. Y al contrario de otras generaciones fanáticas religiosas, la actual rinde culto a la razón (muchas veces a la sinrazón) y al cientificismo siendo fanática racionalista y cientificista. ¡Cuánto cuesta evitar los extremos!

Muchos se burlaban de Abraham afirmando que tal personaje nunca existió, y que Ur de los caldeos, ciudad de Abraham, tampoco existió. (Hace un tiempo, una atea me discutía que el pueblo de Israel había sido idólatra; al ahondar en su argumento me percaté que confundía el pasado de los padres de Abraham en Ur de los caldeos y el llamado de Abram a convertirse en una nación que sirviera y adorara al único Dios que existe: “Yo soy el que Soy”. La señora también afirmaba no creer en el Dios de la Biblia pero hablaba de “los dioses”) Sin importarles las evidencias, todavía dudan de Noé, el diluvio y el Arca y muchas otras revelaciones de la Biblia. No quieren creer.

A inicios del tercer milenio hasta la fecha se han realizados numerosos descubrimientos científicos que echan por tierra el mito de la evolución. (Aunque lo dudes, todavía muchos tienen tierra en los ojos y nos la quieren tirar para enceguecernos) Quienes se ríen del hipotético mito de Adán y Eva pero aceptan las irracionalidades del mito transformista deberían investigar sobre Ebla, biblioteca que cuenta con más de 17 mil tabletas de barro que precede al relato babilonio en más de 600 años, y convalida y tiene semejanza con los primeros capítulos del Génesis. Hace unos años, el genetista Bryan Sykes hizo alusión a una Eva mitocondrial que habría dado origen a siete mujeres que fueron apareciendo paulatinamente. No te extrañes que un día de estos se confirme sin lugar a dudas que todos descendemos de una sola pareja: Adán y Eva. Pero... la Biblia lo dijo primero. Otros dirán: “La Biblia tenía razón”.

Pues bien, tengamos en cuenta que aunque Dios no vive en la dimensión natural, sí actúa en ella; lo hace sobrenaturalmente. Dios no está ni puede estar sometido a leyes naturales creadas por Él. (Señores materialistas, entiendan que Dios no es materia) Si lo estuviese, no sería Dios. Si pudiéramos explicar a Dios y los milagros, Dios no fuera Dios ni sus intervenciones en la Historia y en la vida de las personas fuesen milagros. (La piedra de tropiezo de los fanáticos racionalistas y cientificistas es que al no poder entender ni explicar a Dios ni los milagros optan por lo más fácil: negarlos o inventarse que los evangelios están incompletos o que ninguna hipótesis que conduzca a Dios y lo sobrenatural es científica y todas esas tonteras que repiten como papagayos. O sea, según ellos, Dios no es científico por no cumplir con la metodología de las ciencias naturales. Ese chiste está bueno, ¿puedo reírme?) Considero que Dios hizo que el Sol, la Luna y la Tierra se detuvieran a fin de escuchar la oración de un hombre de Dios. ¡Extraordinario el milagrito de mi Dios! Para mí, que soy un “granito de arena” en la “playa” del universo, es extraordinario. Para Él, que es infinito, es como quitarle un pelo a un gato.

En cuanto a la oración de Josué y la respuesta divina, Charles C. Ryrie sostiene:


Los puntos de vista a este fenómeno caen en dos categorías. La primera asume una dilación o suspensión de la rotación normal de la Tierra de modo que hubo horas adicionales en ese día (de 12 ó 24). Dios hizo esto para que el ejército de Josué pudiera completar su victoria antes de que el enemigo tuviera una noche de descanso para recuperarse. El vocablo hebreo para ‘se detuvo’ (v. 13) es un verbo de acción que indica una dilación o suspensión de la estación de la Tierra sobre su eje (que no afectaría el movimiento de la Tierra alrededor del Sol). El versículo 14 indica que aquél fue un día singular en la historia del mundo. La segunda categoría incluye puntos de vista que asumen que no hubo irregularidad en la rotación de la Tierra. Una de esas posturas aboga por la prolongación de la claridad causada por una extraña refracción de los rayos solares. De modo que hubo más horas de claridad pero no más horas en el día. Otra opinión supone una prolongación de las sombras de la tarde para dar a los hombres de Josué un descanso del Sol abrasador de verano, realizado por Dios al enviar una inesperada granizada en el verano. Esta opinión da a la expresión se detuvo en v. 13 el significado de ‘detenerse’ o ‘cesar’, indicando que el Sol estaba nublado por la tormenta y no se añadieron más horas al día [...]. (Citado con permiso)


Otro comentario propicio al tema es el de William MacDonald, quien afirma: “Entonces, a petición de Josué, Sol y Luna se ‘detuvieron’ para perseguir y destruir al enemigo antes de que pudieran escapar a la seguridad de las ciudades amuralladas. Literalmente es lenguaje descriptivo decir que el Sol y la Luna se detuvieron. Usamos semejante lenguaje al decir que el Sol sale o se pone”. (Las negritas son del texto)

Soy de la opinión de que sí hubo prolongación del día; pero, ¿qué pasó después para que esas horas perdidas por la oración de Josué se recuperaran? Pienso que la respuesta está en 2do Reyes 20: 11. “Entonces el profeta Isaías clamó al Señor; e hizo [Dios] volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás”. Los expertos han afirmado que el maremoto del 26 de diciembre de 2004 en el sudeste asiático fue de tal magnitud que la Tierra se movió de su eje y los días fueron acortados. Si un maremoto hace algo que para Dios es como mover una ceja, ¿qué será imposible para el Creador del Cielo, la Tierra, el universo y la vida?

7) El 24 de abril de 1992 los medios de comunicación social del mundo civilizado informaban sobre la confirmación de una gran explosión ocurrida en el universo, sostenida por la teoría de la Gran Explosión (Big Bang). Esa es una de las tantas abrumadoras evidencias de que el universo tuvo un principio y tiene un Creador, alguien que activó el gatillo que dio origen al cosmos, y cuyos informes fueron catalogados por George F. Smoot, líder del proyecto COBE, como la “[...] Evidencia del nacimiento del universo. Es como mirar a Dios”.

Tanto Smoot como John C. Mather, coautor del mencionado proyecto, fueron galardonados con el Nobel de Física en 2006 por aportar datos sobre el origen del universo, las galaxias y las estrellas. ¿Qué tal? Basados en tales hechos ahora es mucho más difícil sostener la creencia ateísta del universo surgido o “brotado” de la nada absoluta. El ateísmo siempre ha sido filosófico, irracional y anticientífico. Pero ahora da pataleos de ahogado.


8) Antes de que Sigmund Freud (1856-1939) descubriera la suprema importancia de mamá en la formación del niño, los libros de Reyes en el Antiguo Testamento nos han estando revelando que la madre es vital en la vida del bebé. “Y el nombre de su madre fue [...]”, expresa repetidas veces el autor de los libros de Reyes. Lo curioso es que en los tiempos en que escribió el autor de los libros de Reyes la mujer era un cero a la izquierda, como sigue siéndolo en nuestras civilizaciones patriarcales y machistas. Entonces, ¿por qué el autor menciona los nombres de las madres de tantos reyes de Israel? Porque sabía que mamá más que nadie tiene que ver en la formación de su hijo. Y esa formación la desplazaría a su manera de gobernar; fuese malo, regular, bueno o excelente su gobierno. (El tema lo ahondamos en el ensayo De nosotros, políticas, político, ricos, pobres, familia y sociedad) Salomón escribió sobre la conducta del niño pequeño, de la relación del pensamiento con la conducta y el carácter humanos, etc. “Ya con sus actos da a conocer el niño si su conducta va a ser limpia y recta”. (Proverbios 20: 11)

9) El apóstol Pablo escribió que la vida del humano cambia a medida que empieza a transformar programaciones, esquemas y mensajes parentales y toma conciencia de sí mismo. “No te adaptes a las formas [esquemas] de este mundo, sino transfórmate por medio de la renovación de tu mente, para que puedas comprobar cuál es la voluntad de Dios: que es buena, agradable [a veces no al inicio], y perfecta”. (Romanos 12: 2) Pablo era sicoterapeuta. Nota lo otro que asevera, inspirado (gr. theopneustos) por Dios. “No comprendo mi proceder, pues no pongo por obra lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso es lo que hago; en mi carne no mora el bien, porque el querer el bien lo tengo al alcance, pero no el hacerlo; veo otra ley en mis miembros, que hace guerra contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. (Romanos 7: 15, 18, 23) ¿Seguirán enseñando algunos sicólogos que los conceptos teológicos han “obstaculizado el progreso de la sicología”? ¿O que el niño nace sin conflictos, y que la historia personal le determina? En el pasaje anterior, Pablo revela la lucha sin cuartel dada en el interior de los seres humanos. O, como dijera la sicología, la guerra entre la parte sana y la enferma.

10) David, el salmista, le pide a Dios que lo escudriñe y conozca su corazón; que lo pruebe y conozca sus pensamientos; y vea si hay en él camino de perversidad, y que lo guíe por el camino eterno. (Salmos 139: 23, 24) ¿Qué es eso, sino sicoanálisis? ¿Quién inventó el sicoanálisis: Josef Breuer o Freud? Sin lugar a dudas el segundo. Pero fue David el primero en mencionar el renombrado sicoanálisis sin saberlo, creo yo. Veamos: David habla de “escudriñar el corazón” (sentimientos y emociones; el “yo”). “Probar o analizar sus pensamientos” (intelecto; el “ego” = parte consciente del yo). “Ver si hay en él camino de perversidad” (análisis clínico). “Guíame por el camino eterno” (reeducativa, desprogramar su inconsciente, para accionar su voluntad, aspecto importante del yo). ¿Quién dijo que la Biblia no contiene perlas de la conducta humana? Ahora bien, considero que la sicología es una ciencia imperfecta como toda ciencia, mas es ciencia. Si el sicoanálisis es ciencia o no es algo que deben resolver los sicoanalistas. Baste señalar que Freud no tiene razón en todo lo que plantea. De lo que sí estoy segurísimo es que la Biblia es un libro inigualable.

11) ¿Quién no recuerda los sueños de José y de los reyes babilónicos interpretados por Daniel y el propio José en Egipto? Aunque José y Daniel trataron sueños relacionados con el futuro, y Freud se interesó en los sueños para conocer la “vía regia” de lo que hay en el inconsciente (el verdadero yo), fueron Daniel y José los primeros en trabajar en la interpretación de sueños. Claro que habrá falsos descubrimientos bíblicos como los ha habido en los fraudulentos hallazgos de supuestos eslabones de la teoría de la evolución.

12) En 1929, Albert Einstein (1879-1955) tuvo que abandonar su teoría de una fuerza repulsiva (1917) que impediría la desaceleración y expansión del cosmos, y aceptar sin agrado ‘“la necesidad de un comienzo’ y ‘la presencia de un poder razonador superior’”, que daría origen al universo. (De nuevo los incrédulos quedaron mal parados. ¿Qué más hay que descubrir para que acepten que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios? Al final de sus días, no pocos tendrán que expresar de mala gana: “... la Biblia tenía razón”. Esto es, si la soberbia no se lo impide admitirlo. ¡Cuánta soberbia hay en el corazón de algunos!)

Observamos que semejante descubrimiento fue posible por la confirmación del postulado de la explosión de la teoría conocida como Gran Explosión (Big Bang), que habla del principio del universo. A ese Originador que tiró del gatillo para dar origen al universo los creyentes lo llamamos Dios; los materialistas ateos la llaman Madre naturaleza o Naturaleza, dando culto a la criatura en lugar de rendirlo al Creador. ¡Adorada sea la materia!

Paul Davies también tuvo que reconocer la evidencia de un principio en el universo, y en 1988 escribió: “El Big Bang es el lugar en el universo donde hay espacio para que aún el materialista más tenaz [fanático], admita a Dios”. Ese mismo Davies también escribió: “La imagen de que hay un diseño [real en el universo] es impresionante”.

¿Qué te parece? Lástima que la brevedad de la vida del humano en la Tierra impida que la mayor parte de escépticos, agnósticos y ateos no sobrevivan a descubrimientos que hacen añicos sus presuposiciones y argumentaciones filosóficas llamadas por ellos “científicas”. Mas, aunque tales hallazgos se dieran en vida de los incrédulos (ya lo estamos viendo con los más recientes descubrimientos), muchos continuarían (y siguen) empecinados en su alocada y miope visión de la vida, pues la arrogancia y una cabeza cuadrada por prejuicios y resentimientos son prácticamente imposibles de penetrar con la luz de la verdad. Otros, deshonestos intelectuales, escamotean los hechos para no verlos. Más pesa y vale un gramo de sensatez que una tonelada de necedad. Debido a tantos descubrimientos en astrofísica y cosmología, entre otras ciencias, a mí me daría vergüenza decir que soy ateo. Sería filosófica y científicamente irresponsable.


A inicios de los años 60, James Jauncey escribió un libro titulado La ciencia retorna a Dios, donde plantea su convencimiento de que el mundo científico naturalista está volviendo a Dios y su Palabra. Gracias a los más recientes hallazgos científicos es posible afirmar que las ciencias naturales le está dando razón a la Biblia y apuntan hacia un universo diseñado por una Inteligencia que los creyentes llamamos Dios; es decir, Dios no es un “mito reconfortante”. Hoy no se trata de un debate entre religión y ciencia como han hecho creer a muchos, sino entre religión y religión, entre cristianismo y materialismo. Entre teísmo y ateísmo. Puesto que los naturalistas (materialistas) se apegan a sus creencias evolucionistas como quien abraza una religión. Se agarran de cualquier cosa que les parezca contra Dios como abraza el náufrago cualquier objeto flotante; aunque sea el excusado del barco.

En palabras del periodista Gregg Easterbrook, “estamos entrando a la era más grande de fusión entre la ciencia y la religión desde que la Ilustración trató de reconciliarlas”. El físico Paul Davies escribió: “Puede parecer raro, pero en mi opinión la ciencia ofrece un camino más seguro hacia Dios que la religión”. Aclaremos algo de una vez: el común de los mortales llama ciencia solo a las ciencias naturales. ¡Error! Hay otras ciencias. En el plano natural, es cierta la afirmación de Davies. Pero espiritualmente el “camino más seguro” -para decirlo al estilo de Davies- y el Único que lleva a Dios es el resucitado Cristo histórico, no la religión. El nanocientífico James Tour expresa: “Solo un novato que no sabe nada de ciencia podría decir que la ciencia nos aleja de la fe. Si uno estudia realmente ciencia, esta le llevará más cerca de Dios”. ¡Cierto! Solo los que poco saben de ciencias naturales creen que nos alejan de Dios.

Hay muchas más revelaciones de la Palabra de Dios que las ciencias naturales han ido confirmando bien por descubrimientos científicos o bien por excavaciones arqueológicas. Cada descubrimiento científico y arqueológico fortalece nuestra fe en la inconmovible Palabra de Dios. La Biblia no es un libro de ciencias naturales, pero no contiene verdades anticientíficas.




(Nota: Tomado de nuestro libro El origen del sufrimiento... Todos los derechos de autor están protegidos por leyes internacionales. Prohibida su copia sin autorización escrita del autor)


Bibliografía


* Josh McDowell. Evidencia que exige un veredicto, volumen II, p. 53. Editorial Clie, España, 1988.


* S. I. McMillen. Ninguna enfermedad, pp. 22, 23, 26. Tipografía Unión, Medellín, Colombia, 1971.

* Diccionario Enciclopédico Quillet, tomo VIII, p. 206. Editorial Argentina Arístides Quillet, S. A., Buenos Aires, 1976.

* Biblia de Estudio Ryrie (versión Reina-Valera, 1960), p. 338. Editorial Portavoz, Gran Rapids Michigan, Estados Unidos, 1991.

* Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo y Nuevo

Testamento, p. 114. Editorial Clie, España, 2004.

* Hugh Ross, El Creador y el cosmos, pp. 18, 19. Editorial Mundo Hispano, Estados Unidos, 1999.

* Antonio Cruz, Darwin no mató a Dios, p. 161. Editorial Vida, Estados Unidos, 2004.

* Josh McDowell, Convicciones más que creencias, p. 196. Editorial Mundo Hispano, Bielorrusia, 2003.









(Nota: Tomado del capítulo 2 de nuestro libro El origen del sufrimiento... cómo trascender el dolor para vivir en plenitud y no fracasar en el intento. Todos los derechos de autor están protegidos por leyes internacionales. Prohibida su copia sin autorización escrita del autor)

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