La mujer que barría el desierto
Fue la matemática y arqueóloga que descifró las famosas Líneas de Nazca, el misterio de un tablero de dibujos de origen prehispánico trazados en la inmensidad del desierto peruano. Esa “mujer que barría el desierto” –como la llamaban los lugareños que la observaban trabajar entre el calor y la aridez de los pedregales– contribuyó con sus investigaciones a develar una porción invalorable de la cultura indoamericana.
UN MONO SOBERBIO ENROSCABA CON SU COLA EL SUELO ROJIZO.
María Reiche nació en Dresden, Alemania, un 15 de mayo de 1903. A los 25 años aprobó el examen superior de magisterio en Matemáticas, Física, Filosofía, Pedagogía y Geografía. Tras recibirse, sólo conseguía empleos temporarios hasta que el cónsul alemán en Cuzco, que buscaba una institutriz, la seleccionó entre más de 80 candidatas para educar a sus hijos.
Cuando llegó por primera vez a Perú, en febrero de 1932, Reiche quedó encantada con los paisajes andinos y la infinitud de misterios que parecían envolverlo todo con una cierta aura ancestral. A fines de 1937 decidió establecerse en Lima, donde puso un aviso en el periódico ofreciendo sus servicios como profesora de alemán.
Mientras preparaba sudarios en el Museo de Arqueología de Lima y traducía textos científicos, se ganaba la vida dando masajes, clases de alemán, de inglés y de gimnasia. Además ayudaba a una amiga inglesa, Amy Meredith, dueña de un importante salón de té limeño donde acudían importantes personalidades de la intelectualidad y sociedad peruana.
Precisamente, fue en ese cafetal donde conocería al doctor Paul Kosok, científico norteamericano que en 1939 había descubierto la existencia de unas líneas dibujadas en el desierto, utilizadas –según creía– por los antiguos astrónomos peruanos como un gigantesco calendario solar y lunar. Arqueólogo especialista en antiguos sistemas de riego, Kosok buscaba a alguien que pudiera traducir sus artículos del inglés al castellano y María, que había quedado maravillada con el enigma de esas líneas fantásticas inscriptas en los pedregales, aceptó el desafío y partió rumbo a Nazca.
Leyendo entre lineas
Kosok le había pedido que examinara aquellas líneas rectas que aparecían como extrañas depresiones en el desierto, porque suponía que no se trataba de zanjas de riego como muchos inferían en un principio, sino que se estaba ante la presencia de un auténtico calendario astronómico. El 22 de junio, día del solsticio de verano, había observado que la línea sobre la que se encontraba en ese momento seguía exactamente al sol en el horizonte. En diciembre de 1941, Reiche verificaría esta teoría.
Su trabajo de investigación no continuó hasta el fin de la II Guerra Mundial, en 1946, ya que por su condición de alemana tenía terminantemente prohibido salir de la ciudad.
Durante los primeros días de junio de 1946 encontró entre las líneas el primer dibujo: una araña de ocho patas y proporciones agigantadas. Pero era difícil distinguirla porque durante siglos el viento había soplado sobre el altiplano y había dejado una capa fina de piedras pequeñas sobre la imagen.
Rápidamente fueron apareciendo las demás: un colibrí agitaba sus alas sobre la inmensidad del desierto peruano mientras un mono soberbio enroscaba con su cola el suelo rojizo para culminar la figura en una perfecta espiral. Así, manos de cuatro dedos se estrechaban misteriosamente en la soledad de las pampas inhabitadas apuntando al cielo, casi tocándolo.
Los dibujos se habrían producido en el período cultural de los Nasca, que se desarrolló entre 100 y 800 d.C. y habrían tenido un significado ritual. Su simbología estaría asociada al firmamento, ya que en la figura del mono se podía ver la constelación de la Osa Mayor. Por su parte, la figura de la araña simbolizaría la constelación de Orión, y el dibujo del perro la constelación del Can Mayor.
A Reiche le intrigaba saber cómo era técnicamente posible haber producido esos enormes dibujos con tanta perfección. Así aseguró que los creadores estaban provistos de un sistema de medición con el cual podían transferir al desierto las figuras de un modelo más pequeño. “Si los autores de los dibujos no pudieron volar, quiere decir que sólo pudieron imaginar el aspecto de sus obras y por ello han debido planearlas y dibujarlas de antemano en menor escala”, explicaba.
Y es que las figuras sólo pueden verse bien desde una altura de 450 metros. Sólo así puede apreciarse el gran tablero conformado por líneas rectas y angostas, todas de distintas longitudes y cruzadas por figuras geométricas donde se destacan nítidos los dibujos. Una particularidad de estas imágenes es que están formadas por una misma línea que parte de un punto, recorriendo el suelo y dibujando una figura estilizada que retorna al mismo punto de partida.
Los dibujos se encuentran en una región con uno de los suelos más estériles del mundo, de color amarronado, debajo de otra capa de color amarillento. El movimiento del aire disminuye a pocos centímetros del suelo debido a las piedras de la superficie, que hacen las veces de colchón de aire caliente que protege a los geoglifos de los fuertes vientos. Otro elemento que impide el cambio de la superficie es el yeso que contiene el suelo, que, al tomar contacto con el rocío, permite que las piedras queden ligeramente pegadas a su base, constituyendo un verdadero fenómeno de conservación.
Reiche estudió casi mil líneas mediante cinta métrica, sextante y brújula, y más tarde echó mano al teodolito, guiándose por su orientación astronómica. Cargada de instrumentos de medición y de una escalera de mano, en numerosas ocasiones recorrió a pie el desierto sin ningún tipo de provisión.
Kilómetros bajo el sol convirtieron su tez pálida en un rostro curtido y tan tostado como el de una mujer andina. Era “la mujer que barría el desierto” y con el paso de los años se fue transformando en una anciana, que aparecía con su cabello blanco y su piel oscura entre el polvo que se levantaba cuando soplaba el viento, allá, a lo lejos, agitando el mango de una escoba, recorriendo las pampas, imaginando figuras vistas desde el cielo.
Cuando se quedaba sin lugar en sus planos, escribía sus fórmulas en unos calzoncillos que siempre utilizaba debajo de la ropa. Para evitar los largos recorridos diarios, se mudó a una austera cabaña al borde del desierto, que no contaba con agua corriente ni toma eléctrica. Así, por más de cincuenta años, los días y las noches de esta científica fueron volcados a sus cálculos matemáticos, sus planos y anotaciones, su escoba para descifrar figuras de plantas y animales y sus caminatas interminables por el desierto.
Todo sea por Nazca
La ferviente defensa y lucha de Reiche por la conservación del patrimonio cultural andino le valió el reconocimiento y la valoración del pueblo peruano. Recibió cinco veces el título de Doctor honoris causa. Y dijo una vez: “Todo el mundo debe tener iguales derechos. Yo quiero, con mi obra, ser un instrumento para eliminar las injusticias y para que los peruanos –que son gente de cualidades culturales, morales y físicas especiales– recuperen su propia estimación. Yo les digo: yo soy chola, porque me siento a veces más unida con los cholitos”.
En 1955 pudo evitar que construyeran un sistema de riego en el desierto. Quince años más tarde, en 1970, aprovechó el congreso de americanistas que tuvo lugar en Lima para llamar la atención sobre la protección de los jeroglíficos. Logró construir, al lado de la carretera Panamericana, una atalaya que permitía la observación de algunas figuras y líneas. Y así poder evitar que los turistas curiosos destruyeran los delicados dibujos. Finalmente, la Unesco declaró los geoglifos patrimonio de la humanidad, aunque su conservación hoy continúa amenazada.
Su trabajo más exitoso El secreto de la pampa, de 1968 (Geheimnis der Wüste) fue publicado en alemán, inglés y español. En 1993, a los 90 años, presa ya de la ceguera y la enfermedad de Parkinson que padecía, publicó las Contribuciones a la Geometría y la Astronomía en el Perú Antiguo, que recoge más de 50 años de artículos y manuscritos con sus investigaciones. Solía decir “¡Todo era por Nazca! Si cien vidas tuviera, las daría por Nazca. Y si mil sacrificios tuviera que hacer, los haría, si por Nazca fuera”.
Cumplió su palabra y murió en 1998, en el desierto que tanto amaba; aunque muchos de los lugareños insistan en afirmar que la siguen viendo en ocasiones, cuando el viento sopla hacia el sur, el polvo vuela presuroso y una línea se descubre. Agitando su escoba –aseguran–, probablemente echando a piedrazos a algún turista imprudente y, a la llegada de la noche, convertida en una estrella que observa desde el cielo, acaso se la pueda encontrar allí, reflejada en algún mono de cola enroscada, en un colibrí de plumas prominentes o en una línea sempiterna.
sábado, 29 de noviembre de 2008
¡Qué razón tiene, qué fastidioso es! Inaki y un simil de Savater
Una temporada en el infierno
FERNANDO SAVATER 27/11/2008
Lo comprendo, para qué vamos a engañarnos: Iñaki Arteta es un pájaro de mal agüero. No le demos más vueltas. Los pájaros de mal agüero se caracterizan socialmente porque les rodea el respeto formal y el rechazo real. Tal es el caso de Iñaki, por lo menos hoy, cuando ya ha "triunfado", si me perdonan la expresión irónica. Al principio era peor, porque se le rechazaba sin mostrarle el mínimo respeto. Su primer cortometraje le valió ciertamente un premio, pero en Nueva York, mientras que aquí le costaba su puesto en una institución pública vizcaína (en manos de nacionalistas, disculpen la redundancia). Poco a poco, sin desanimarse, ha continuado con su labor de denuncia filmada del padecimiento de las víctimas del terrorismo nacionalista vasco y ahora sus documentales son aceptados -al menos de labios para afuera- por casi todo el mundo.
Los tiempos han cambiado y ya nadie se atreve a rechazar como crispación el retrato de la realidad en boca de quienes más la sufren: la verdad sigue siendo un fastidio político -siempre lo ha sido- pero hoy resulta peligroso negarla. A Iñaki Arteta se le da la razón, como a los niños y los locos, se le celebra como testigo y se le rechaza para todo lo demás. Qué razón tiene, qué fastidioso es.
Ahí tenemos por ejemplo el destino público de su último documental, El infierno vasco. Los medios de comunicación le conceden unánimes una sucinta reverencia: muy bien, impresionante documento, pobre gente que-mal-lo-pasa. Y a otra cosa. La película se proyecta en poco más de media docena de cines en toda España. En el País Vasco, donde podría suponerse mayor interés por el asunto, sólo se verá en un cine de Bilbao y otro de Vitoria (en San Sebastián no ha podido aún estrenarse, dedicada como está nuestra urbe a preparar su candidatura como futura capital cultural europea, je, je).
En cuanto a su audiencia, me remito a un testigo presencial -Xabi Larrañaga, en su excelente artículo publicado en Deia, 9-XI-08: "El viernes 28 personas asistimos a la narración del exilio de 30 paisanos, lo cual demuestra que aquí todo es posible, incluso la paradoja de una sesión de cine donde hay más protagonistas en la pantalla que espectadores en la sala... Esos 30 testimonios son el reflejo condensado de infinitos dramas, pero diré más: la presencia de sólo 28 espectadores en el único sitio de Bilbao donde se puede ver el filme también es el reflejo de un drama colectivo, una indiferencia marmórea ante lo que está pasando delante de nuestras narices".
Por lo que yo sé, en los demás pocos cines del resto de España en que se ha proyectado el documental la asistencia ha sido semejante. Indiferencia marmórea, como bien señala Larrañaga. Para encontrar el "no lo sabíamos" con que las víctimas de la opresión y la discriminación se ven entregadas a su suerte por los oportunistas o los cobardes no hace falta remontarse al franquismo ni al nazismo: lo oímos a cada momento en España o en Europa quienes queremos hablar de la omnipresencia cotidiana del terrorismo en Euskadi, del agobio del nacionalismo obligatorio, de los abusos de la imposición lingüística, etcétera. Y no estamos hablando de fechorías ocurridas en tiempo de nuestros padres o abuelos, sino de las que pasaron ayer y siguen pasando hoy. Muchos de quienes denuncian virtuosamente la paja de la resignación ante los crímenes de hace medio siglo llevan con naturalidad la viga de la suya ante los que se cometen bajo sus narices.
Precisamente de esto trata el documental de Iñaki Arteta. No es otro alegato contra ETA sino contra las actitudes sociales y políticas que han completado la labor de segregación e intimidación comenzada por el terrorismo. Los protagonistas que cuentan su drama en El infierno vasco lo dejan muy claro: no se habrían ido de su tierra, de su hogar y de su trabajo si hubieran encontrado verdadero apoyo por parte de sus conciudadanos y de las autoridades en lugar de fórmulas reticentes de condolencia. En muchos casos -clérigos, profesores, ertzainas, empresarios, concejales...- recibieron más amonestaciones por su conducta díscola que solidaridad activa y combativa por parte de quienes tenían la obligación de respaldarles. Pero la tiranía no se refuta compadeciendo a sus víctimas sino derrocando a los tiranos. Por ejemplo, uno de los empresarios que finalmente tuvo que huir para no pagar resume así su caso: "Me han echado de mi tierra, he padecido dos infartos por su culpa pero no les he dado ni una pela: con mi dinero no se han comprado ni una bala ni se han tomado un solo pintxo".
Si todos hubieran obrado así, de ETA sólo quedaría ya la triste memoria. Pero con esos elogiados empresarios que se avienen a pagar para no marcharse -sufriendo, eso sí, muchísimo, porque nunca se paga a gusto- tenemos terrorismo para rato. En uno de sus iniciativas más valientes y acertadas, Garzón decidió intervenir judicialmente contra ellos porque es cierto que no se debe tratar a las víctimas como a verdugos, pero tampoco considerar simples víctimas a quienes financian para escaquearse a los verdugos de todos.
Contrasta el cortés hastío que rodea a las víctimas actuales de ETA, es decir, a quienes han tenido que huir del País Vasco y a quienes hoy sufren todavía allí opresiones y extorsiones, con el interés que rodea a Roberto Saviano y su interesante libro Gomorra, sobre el que acaba de estrenarse una película más frecuentada que la de Iñaki Arteta. Ni que decir tiene que Saviano es un hombre de lucidez y coraje que merece todo el apoyo que podamos brindarle. Y que sufre una amenaza especialmente temible (secundada desde luego en parte por una ciudadanía cómplice en su tierra natal) que hace su vida difícil y muy expuesta.
Por decirlo con William Irish: no quisiera estar en sus zapatos. Pero en su nada envidiable y meritorio calvario hay cosas que a Saviano le serán ahorradas. No creo que nadie le diga -al menos en público- que la culpa de sus males es suya, por crispador y bocazas. Y no tendrá que leer en el editorial de un periódico lamentos acerca del número de camorristas presos, como debemos soportar los demás sobre la triste suerte de los mafiosos etarras: así en Insensibilidad (en Deia, 11-11-08, al día siguiente del artículo de Xabi Larrañaga, quizá para compensar), bajo el epígrafe "la inmensa mayoría de la sociedad vasca permanece indiferente ante la realidad de que 750 ciudadanos y ciudadanas acusados o condenados por vinculación con ETA se encuentran en la cárcel", se asegura que "no es posible tal acumulación de personas encarceladas en una democracia sana". Por lo visto en las democracias más saludables los asesinos, sus cómplices y quienes les jalean son celebrados como héroes del pueblo. Menudo panorama.
Que no desagrada probablemente a Alfonso Sastre, quien se ha unido al debate sobre la memoria histórica ('Sobre la memoria histórica y la calavera de García Lorca', Gara, 12-11-08) para sostener que "hay que distinguir entre amnistías buenas y malas; y éstas -las malas- son las que pretenden que sean olvidados los grandes crímenes de los poderosos (opresores) o cometidos bajo su inspiración, y buenas las que van a favor de los oprimidos".
Quizá conceptualmente la argumentación no es muy sólida pero tiene a su favor decir claramente lo que otros mascullan. Pues bien, ojalá en el País Vasco, cuando acabe definitiva y realmente la violencia de los terroristas (que son hoy los poderosos y opresores), se establezca una convivencia políticamente polémica pero pacífica entre nacionalistas y no nacionalistas. Aspiro a que mis improbables nietos vivan en cualquier ciudad vasca, en la avenida Xavier Arzalluz esquina Mayor Oreja. Quizá 50 o 60 años después de acabar la matanza surjan rentabilizadores literarios o cinematográficos para exponer con gallardía póstuma lo que hoy se silencia. Y a lo mejor aparece alguien con la pretensión de juzgar entonces lo que no se llevó en su día a los tribunales.
Por si en ese futuro la salud no me acompaña, me uno preventivamente a los "reaccionarios" que en tal caso prefieran mirar hacia el futuro compartido que al pasado hostil. Pero en cambio hoy todavía es tiempo de dar la batalla: no para desenterrar muertos, sino para impedir que se entierre en vida en la ciénaga del silencio y la indiferencia social a quienes han padecido y padecen el nacionalismo obligatorio.
Fernando Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense.
+++++++++++
sucinto, ta.
(Del lat. succintus, part. pas. de succingĕre, ceñir).
1. adj. Breve, compendioso.
2. adj. p. us. Recogido o ceñido por abajo.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
¿Cambió la forma de escribirlo por decisión de la RAE?
FERNANDO SAVATER 27/11/2008
Lo comprendo, para qué vamos a engañarnos: Iñaki Arteta es un pájaro de mal agüero. No le demos más vueltas. Los pájaros de mal agüero se caracterizan socialmente porque les rodea el respeto formal y el rechazo real. Tal es el caso de Iñaki, por lo menos hoy, cuando ya ha "triunfado", si me perdonan la expresión irónica. Al principio era peor, porque se le rechazaba sin mostrarle el mínimo respeto. Su primer cortometraje le valió ciertamente un premio, pero en Nueva York, mientras que aquí le costaba su puesto en una institución pública vizcaína (en manos de nacionalistas, disculpen la redundancia). Poco a poco, sin desanimarse, ha continuado con su labor de denuncia filmada del padecimiento de las víctimas del terrorismo nacionalista vasco y ahora sus documentales son aceptados -al menos de labios para afuera- por casi todo el mundo.
Los tiempos han cambiado y ya nadie se atreve a rechazar como crispación el retrato de la realidad en boca de quienes más la sufren: la verdad sigue siendo un fastidio político -siempre lo ha sido- pero hoy resulta peligroso negarla. A Iñaki Arteta se le da la razón, como a los niños y los locos, se le celebra como testigo y se le rechaza para todo lo demás. Qué razón tiene, qué fastidioso es.
Ahí tenemos por ejemplo el destino público de su último documental, El infierno vasco. Los medios de comunicación le conceden unánimes una sucinta reverencia: muy bien, impresionante documento, pobre gente que-mal-lo-pasa. Y a otra cosa. La película se proyecta en poco más de media docena de cines en toda España. En el País Vasco, donde podría suponerse mayor interés por el asunto, sólo se verá en un cine de Bilbao y otro de Vitoria (en San Sebastián no ha podido aún estrenarse, dedicada como está nuestra urbe a preparar su candidatura como futura capital cultural europea, je, je).
En cuanto a su audiencia, me remito a un testigo presencial -Xabi Larrañaga, en su excelente artículo publicado en Deia, 9-XI-08: "El viernes 28 personas asistimos a la narración del exilio de 30 paisanos, lo cual demuestra que aquí todo es posible, incluso la paradoja de una sesión de cine donde hay más protagonistas en la pantalla que espectadores en la sala... Esos 30 testimonios son el reflejo condensado de infinitos dramas, pero diré más: la presencia de sólo 28 espectadores en el único sitio de Bilbao donde se puede ver el filme también es el reflejo de un drama colectivo, una indiferencia marmórea ante lo que está pasando delante de nuestras narices".
Por lo que yo sé, en los demás pocos cines del resto de España en que se ha proyectado el documental la asistencia ha sido semejante. Indiferencia marmórea, como bien señala Larrañaga. Para encontrar el "no lo sabíamos" con que las víctimas de la opresión y la discriminación se ven entregadas a su suerte por los oportunistas o los cobardes no hace falta remontarse al franquismo ni al nazismo: lo oímos a cada momento en España o en Europa quienes queremos hablar de la omnipresencia cotidiana del terrorismo en Euskadi, del agobio del nacionalismo obligatorio, de los abusos de la imposición lingüística, etcétera. Y no estamos hablando de fechorías ocurridas en tiempo de nuestros padres o abuelos, sino de las que pasaron ayer y siguen pasando hoy. Muchos de quienes denuncian virtuosamente la paja de la resignación ante los crímenes de hace medio siglo llevan con naturalidad la viga de la suya ante los que se cometen bajo sus narices.
Precisamente de esto trata el documental de Iñaki Arteta. No es otro alegato contra ETA sino contra las actitudes sociales y políticas que han completado la labor de segregación e intimidación comenzada por el terrorismo. Los protagonistas que cuentan su drama en El infierno vasco lo dejan muy claro: no se habrían ido de su tierra, de su hogar y de su trabajo si hubieran encontrado verdadero apoyo por parte de sus conciudadanos y de las autoridades en lugar de fórmulas reticentes de condolencia. En muchos casos -clérigos, profesores, ertzainas, empresarios, concejales...- recibieron más amonestaciones por su conducta díscola que solidaridad activa y combativa por parte de quienes tenían la obligación de respaldarles. Pero la tiranía no se refuta compadeciendo a sus víctimas sino derrocando a los tiranos. Por ejemplo, uno de los empresarios que finalmente tuvo que huir para no pagar resume así su caso: "Me han echado de mi tierra, he padecido dos infartos por su culpa pero no les he dado ni una pela: con mi dinero no se han comprado ni una bala ni se han tomado un solo pintxo".
Si todos hubieran obrado así, de ETA sólo quedaría ya la triste memoria. Pero con esos elogiados empresarios que se avienen a pagar para no marcharse -sufriendo, eso sí, muchísimo, porque nunca se paga a gusto- tenemos terrorismo para rato. En uno de sus iniciativas más valientes y acertadas, Garzón decidió intervenir judicialmente contra ellos porque es cierto que no se debe tratar a las víctimas como a verdugos, pero tampoco considerar simples víctimas a quienes financian para escaquearse a los verdugos de todos.
Contrasta el cortés hastío que rodea a las víctimas actuales de ETA, es decir, a quienes han tenido que huir del País Vasco y a quienes hoy sufren todavía allí opresiones y extorsiones, con el interés que rodea a Roberto Saviano y su interesante libro Gomorra, sobre el que acaba de estrenarse una película más frecuentada que la de Iñaki Arteta. Ni que decir tiene que Saviano es un hombre de lucidez y coraje que merece todo el apoyo que podamos brindarle. Y que sufre una amenaza especialmente temible (secundada desde luego en parte por una ciudadanía cómplice en su tierra natal) que hace su vida difícil y muy expuesta.
Por decirlo con William Irish: no quisiera estar en sus zapatos. Pero en su nada envidiable y meritorio calvario hay cosas que a Saviano le serán ahorradas. No creo que nadie le diga -al menos en público- que la culpa de sus males es suya, por crispador y bocazas. Y no tendrá que leer en el editorial de un periódico lamentos acerca del número de camorristas presos, como debemos soportar los demás sobre la triste suerte de los mafiosos etarras: así en Insensibilidad (en Deia, 11-11-08, al día siguiente del artículo de Xabi Larrañaga, quizá para compensar), bajo el epígrafe "la inmensa mayoría de la sociedad vasca permanece indiferente ante la realidad de que 750 ciudadanos y ciudadanas acusados o condenados por vinculación con ETA se encuentran en la cárcel", se asegura que "no es posible tal acumulación de personas encarceladas en una democracia sana". Por lo visto en las democracias más saludables los asesinos, sus cómplices y quienes les jalean son celebrados como héroes del pueblo. Menudo panorama.
Que no desagrada probablemente a Alfonso Sastre, quien se ha unido al debate sobre la memoria histórica ('Sobre la memoria histórica y la calavera de García Lorca', Gara, 12-11-08) para sostener que "hay que distinguir entre amnistías buenas y malas; y éstas -las malas- son las que pretenden que sean olvidados los grandes crímenes de los poderosos (opresores) o cometidos bajo su inspiración, y buenas las que van a favor de los oprimidos".
Quizá conceptualmente la argumentación no es muy sólida pero tiene a su favor decir claramente lo que otros mascullan. Pues bien, ojalá en el País Vasco, cuando acabe definitiva y realmente la violencia de los terroristas (que son hoy los poderosos y opresores), se establezca una convivencia políticamente polémica pero pacífica entre nacionalistas y no nacionalistas. Aspiro a que mis improbables nietos vivan en cualquier ciudad vasca, en la avenida Xavier Arzalluz esquina Mayor Oreja. Quizá 50 o 60 años después de acabar la matanza surjan rentabilizadores literarios o cinematográficos para exponer con gallardía póstuma lo que hoy se silencia. Y a lo mejor aparece alguien con la pretensión de juzgar entonces lo que no se llevó en su día a los tribunales.
Por si en ese futuro la salud no me acompaña, me uno preventivamente a los "reaccionarios" que en tal caso prefieran mirar hacia el futuro compartido que al pasado hostil. Pero en cambio hoy todavía es tiempo de dar la batalla: no para desenterrar muertos, sino para impedir que se entierre en vida en la ciénaga del silencio y la indiferencia social a quienes han padecido y padecen el nacionalismo obligatorio.
Fernando Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense.
+++++++++++
sucinto, ta.
(Del lat. succintus, part. pas. de succingĕre, ceñir).
1. adj. Breve, compendioso.
2. adj. p. us. Recogido o ceñido por abajo.
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¿Cambió la forma de escribirlo por decisión de la RAE?
FELIX DE AZUA
Cuando el otoño se pone a cantar
Yo creo que una excesiva mayoría, tanto femenina como masculina, ama por los ojos. Unos pocos aman con el tacto. Mediante el olfato no es fácil amar, aunque causa incontables desamores. Y si bien el gusto conviene a la pasión ya atada por un sentido superior, cierta parte poco estudiada de la sociedad, es, no obstante, de considerable erotismo auditivo. Debo confesar que es mi caso y escribo esta impúdica página para aquellos que también declinan por la parte del oído y quizás no han osado salir del armario.
"La grulla
que arrulla..."
Me había sucedido ya con los buitres, pues ellos fueron los primeros en empujarme a aceptar mi identidad. Verlos fue un cataclismo, ciertamente: bajaban en bandadas que oscurecían el cielo jacetano mientras yo me aplastaba contra unos hongos malsanos. Sin embargo, lo que me hizo amarlos para siempre fue el estruendo causado por la resistencia del aire contra sus alas enormes. Cien buitres cayendo en picado sobre la carroña es un portento, pero el ruido, ese redoble germano de bronce y roble, pone los pelos de punta.
Pues me ha vuelto a suceder. En el cielo perfectamente cristalino de Teruel, las bandadas de grullas forman anamorfosis semejantes a las nubes de estorninos tan gratas a los espíritus sutiles. Con la diferencia de que cada grulla viene a ser unas cien veces más grande que un estornino. Estas aves gigantes sobrevuelan la laguna de Gallocanta, en proximidad a Berrueco, para su estación otoñal. Este año no había muchas, sólo contabilizaban ocho mil cuando me acerqué a ellas el sábado pasado. En épocas más húmedas llegaron a ser cuarenta mil.
A lo mío. El espectáculo de las grullas giróvagas es soberbio, pero lo inesperado es el coro sobrenatural que cae de un cielo altísimo. Porque las ocho mil grullas que llegué a pillar en mi visita cantaban un lamento quizás turbado, quizás efusivo, de una languidez que parte el corazón más endurecido. Un canto tan femenino cuanto masculino es el de los buitres y que resuena en la inmensidad del valle como si varios ángeles del juicio final estuvieran ensayando. Amor total a la grulla, coro de Fauré en el réquiem de las aves.
Artículo publicado en: El Periódico, 23 de noviembre de 2008.
Yo creo que una excesiva mayoría, tanto femenina como masculina, ama por los ojos. Unos pocos aman con el tacto. Mediante el olfato no es fácil amar, aunque causa incontables desamores. Y si bien el gusto conviene a la pasión ya atada por un sentido superior, cierta parte poco estudiada de la sociedad, es, no obstante, de considerable erotismo auditivo. Debo confesar que es mi caso y escribo esta impúdica página para aquellos que también declinan por la parte del oído y quizás no han osado salir del armario.
"La grulla
que arrulla..."
Me había sucedido ya con los buitres, pues ellos fueron los primeros en empujarme a aceptar mi identidad. Verlos fue un cataclismo, ciertamente: bajaban en bandadas que oscurecían el cielo jacetano mientras yo me aplastaba contra unos hongos malsanos. Sin embargo, lo que me hizo amarlos para siempre fue el estruendo causado por la resistencia del aire contra sus alas enormes. Cien buitres cayendo en picado sobre la carroña es un portento, pero el ruido, ese redoble germano de bronce y roble, pone los pelos de punta.
Pues me ha vuelto a suceder. En el cielo perfectamente cristalino de Teruel, las bandadas de grullas forman anamorfosis semejantes a las nubes de estorninos tan gratas a los espíritus sutiles. Con la diferencia de que cada grulla viene a ser unas cien veces más grande que un estornino. Estas aves gigantes sobrevuelan la laguna de Gallocanta, en proximidad a Berrueco, para su estación otoñal. Este año no había muchas, sólo contabilizaban ocho mil cuando me acerqué a ellas el sábado pasado. En épocas más húmedas llegaron a ser cuarenta mil.
A lo mío. El espectáculo de las grullas giróvagas es soberbio, pero lo inesperado es el coro sobrenatural que cae de un cielo altísimo. Porque las ocho mil grullas que llegué a pillar en mi visita cantaban un lamento quizás turbado, quizás efusivo, de una languidez que parte el corazón más endurecido. Un canto tan femenino cuanto masculino es el de los buitres y que resuena en la inmensidad del valle como si varios ángeles del juicio final estuvieran ensayando. Amor total a la grulla, coro de Fauré en el réquiem de las aves.
Artículo publicado en: El Periódico, 23 de noviembre de 2008.
SOBRE ANDRÉ GIDE - MANUEL VICENT EN EL PAÍS.

André Gide: la profundidad de la piel
MANUEL VICENT 29/11/2008
Un camino le llevaba siempre a los placeres oscuros; otro le devolvía a la honestidad y al compromiso, pero el puritanismo siempre acababa por pedirle cuentas al final del viaje al fondo de los sentidos. En este combate está la esencia de su literatura
Nació en París, en 1869. El primer recuerdo de André Gide es el de una mesa de comedor cubierta con un tapete que llegaba hasta el suelo. Con el hijo de la portera, de su misma edad, que iba todos los días a buscarle, se deslizaba entre aquellas faldas y ambos agitaban ruidosamente unos juguetes para ocultar otros juegos, que según supo después eran malas costumbres. Tenía entonces cinco años y fue su primer simulacro. Era un niño mimado, muy huraño, hijo único de un renombrado profesor de Derecho, que murió cuando André tenía 11 años. A esa edad quedó bajo la obsesiva protección de su adinerada madre, Juliette Rondeaux, que, pese a todo, lo educó en una elegante austeridad, con una forma de querer hostigante, puesto que hasta el final de sus días rodeó al escritor de mimos y de consejos ininterrumpidos acerca de actos, pensamientos, gastos, lecturas y paños como si no hubiera crecido.
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Desde la adolescencia la cabeza del escritor quedó dividida: por un lado la moral estricta y por otro el hedonismo
La niñera lo llevaba a los jardines de Luxemburgo, muy cerca de su casa de la calle Médicis. Allí se negaba a jugar con otros niños. En un momento de descuido se lanzaba sobre ellos y a patadas destruía los pasteles de arena que con ayuda de cubos habían construido. Gide tenía sus propias bolitas de cristal, algunas de ágata negra, que trataba de que no se mezclaran con otras más vulgares. En su habitación, a solas con un ficticio amigo Pierre, creado por su imaginación, se entretenía con un caleidoscopio, que en el otro extremo de la lente le ofrecía un rosetón siempre cambiante. Poco después comenzó a recibir clases particulares de piano, lecciones de esgrima dos veces a la semana y a menudo sesiones de equitación en el picadero. Estudió en la Escuela Alsaciana de la que fue expulsado. La institutriz británica Anna Schackleton le impuso un rigor puritano, valor muy apreciado por la alta burguesía cuando le sirve para ocultar cierta clase de vicios.
La familia del padre procedía de Ezés, del cantón de Nimes, en el soleado Rosellón. La familia de la madre provenía de Ruán, capital de la húmeda Normandía. La rama paterna era católica y la materna protestante. André Gide creció viajando en vacaciones hacia las casas solariegas del Mediodía y del norte de Francia. En una había higueras, olivos y laureles; en otra crecían manzanos, había caballos, florecían las rosas y habitaban unas primas muy bellas. Una de ellas, Madeleine, fue su amor de adolescencia con la que acabaría casándose a los 26 años, forzado por la madre autoritaria que trataba de apartarle así de la turbiedad ambigua a la que le empujaba la carne.
Desde la adolescencia la cabeza del escritor quedó dividida: por un lado la moral estricta y por otro el hedonismo. Un camino le llevaba siempre a los placeres oscuros; otro le devolvía a la honestidad personal y al compromiso con los demás desde la altura de la estética, pero el puritanismo siempre acababa por pedirle cuentas a la conciencia al final del viaje al fondo de los sentidos. Este combate constituye la esencia de la literatura de André Gide. La máxima profundidad del ser humano está en la piel, en la belleza de los cuerpos jóvenes, en el nudo de los sentidos que componen el alma. Con buenos sentimientos siempre se hace mala literatura. La belleza no debe tenerse ante cualquier límite. Tiempo habrá luego para arrepentirse y azotarse en público, sin dejar de hacer de este ejercicio un ejemplo de estilo.
A los 24 años, después del primer libro escrito en prosa poética, Los Cuadernos de André Walter, se premió a sí mismo con la primera fuga hacia el sur en busca del sol, del exotismo y de un modo natural de curarse un principio de tuberculosis. En compañía de su amigo Paul Laurens se embarcó en Tolón rumbo a Túnez y desde allí al oasis argelino de Biskra donde conoció a Oscar Wilde, que andaba por allí metido en peleas tormentosas con el amante Alfred Douglas, el bello lord que finalmente lo llevaría al infierno de la cárcel de Reading. El joven Gide fue conducido de la mano de Wilde a secretos cafés para iniciados. Mientras fumaban una pipa de kif entre unos árabes sentados en cuclillas y tomaban té de jengibre, en la primera noche, un adolescente de ébano, llamado Alí, semidesnudo tocaba la flauta en la penumbra y ellos lo contemplaban con la mente embotada. "¿Te gusta el musiquillo? Tómalo. La única forma de vencer la tentación es caer en ella", le dijo Wilde, una frase que después se haría famosa. En las memorias de Gide esta sensación corporal fue inseparable de los placeres que también compartía con niñas adolescentes que desde el desierto subían a ofrecerse a los hombres en el zoco del oasis. André Gide se hizo traer un piano desde Argel. Sus notas atravesaban el jardín y se perdían en la suma ebriedad de la carne ahogada en las flores.
De regreso a París, el sur ya nunca dejaría de ser su horizonte. Frecuentaba a los simbolistas del salón de Mallarmé. Por la mañana tenis, al mediodía baños y de noche ajedrez. De pronto le visitó el éxito cuando publicó Los alimentos terrenales, ensalzado por la crítica, un canto fervoroso del instinto como método de superar la moral. El mismo combate continuó con la publicación de El inmoralista, en 1902, y después con Prometeo mal encadenado, donde los remordimientos que le proporcionaba la libertad alcanzan las cotas más altas del arte. Llevaba una vida respetable, llena de escrúpulos sociales por fuera y muy libre por dentro. En 1908 André Gide participó en la fundación de la Nouvelle Revue Française y se convirtió en el alma de la editorial Gallimard. Comenzó a ser considerado maestro, un punto de referencia de la cultura francesa entre Mauriac, Camus, Malraux, Proust y Paul Valéry, no sin andar siempre orillando el escándalo.
En 1925, comisionado por el Gobierno francés en una expedición al Congo redactó un informe demoledor contra el método colonialista. En 1936 viajó a la URSS y de regreso dejó de jugar a ser comunista y escribió un libro de denuncia contra el estalinismo, por el cual fue condenado a las tinieblas por el Partido. No le importó absolutamente nada. Gide era un radical de sí mismo frente a cualquier barrera política y moral. Su larga travesía interior está en su Diario, llevado como un psicoanálisis ético y literario desde 1889 a 1949. Mientras escribía con una prosa semejante a una sonata onírica Corydon, en defensa de la homosexualidad, tuvo una hija, Catherine, de su relación extramatrimonial con María van Rysselberghe. Luego sus libros ardieron en una plaza de Berlín, junto con los de Thomas Mann, Proust, Einstein y Freud cuando los nazis establecieron el dilema cultural entre la sumisión o el exterminio. Por su parte, durante la invasión alemana Gide trató de convertir la sumisión en sabiduría. Abandonó París, buscó de nuevo el soleado Mediodía y terminó en Argel, en Fez, en Túnez, en Siracusa. De lejos oía las bombas mientras leía a Goethe para curarse de la humillación ante la derrota de todos los ideales. Liberado París siguió tocando el piano, recibiendo a los amigos, leyendo en un sillón de orejas con una manta de cachemir sobre las rodillas, que sólo por estética nunca llegaron a doblarse ante nadie. Hasta que en 1947 recibió el Premio Nobel. Murió en 1951, a los 82 años.
sábado, 20 de septiembre de 2008
TEXTO MÍO PUBLICADO EN EL BLOG DE CASAJUNTOALRIO
A América Latina le está faltando un liderazgo ideológico.
En algún momento pensé (lo sigo pensando pero no tengo más fuerza para intentar lograrlo) que estaba capacitada para ejercer esa influencia benéfica y de hecho lo hice, pero lamentablemente, la soberbia y los intereses malintencionados de los gobernantes sofocaron todo intento de llegar a ellos como asesora y por fin, se quedaron rondando la casa, espiando e intentando deducir de mis comentarios simples o complejos un mensaje oculto o tratar de adivinar como funciona el cerebro de una persona inteligente, con un tratamiento denigrante de considerar a las personas que no pertenecen a su adaptación social como cobayos de laboratorio. Son completamente insensibles al resultado porque tienen un límite intelectual que les impide advertir lo mezquino de sus comportamientos.
Por eso nuestra Presidente es una mujer errática, que no tiene una ideología globalizada del problema imperialista y como Chávez es un bufoncito bravucón, quien toma ventaja es la Presidenta de Chile. Bachelet tiene tras sus espaldas un sofisticado sistema de espionaje en Argentina, concretado por la cercanía entre Chile y Mendoza/ La Rijoa/ Patagonia: Ménem/DiTella/Bordón/Kirchner/Fernández.
De ese modo, Chile radica los observatorios para el Norte, presta bases y ha ganado todas las cuestiones limítrofes contra nuestro país. Amén de apoyar a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas y recibir como pago nuestras islas del Atlántico Sur. Hoy esas estratégicas islas, cercanas a la Antártida -una poderosa reserva de agua potable- están en manos inglesas.
Cuando Pablo Neruda, un gran poeta y buen diplomático comunista fallece en 1973, tras una acefalía de nueve años para la América hispanoparlante, asume el liderazgo del mundo de la palabra García Márquez.
Lógicamente ni uno ni otro fueron grandes estrategas políticos. Apenas, y eso de por sí ya es un don extraordinario del cielo, grandes escritores de su siglo.
Estoy convencida de que mi top manta, que era una broma para algunos, hizo estragos sobre nuestra identidad como polo de replanteo histórico al neoliberalismo y reestructuración de los principios socialistas reacomodándolos a los tiempos de la tecnología y el satélite espacial, fue una involución para las doctrinas de paz. En el año 2000 tenía muchas más esperanzas en Europa unificada que en este 2008. Mi profecía sobre el 2012 está a punto de cumplirse. Cuando ocurra será demasiado tarde. No será el fin del mundo será el fin de la Historia, que Fukuyama creyó cumplido durante la última década del siglo pasado.
No vengan a declamar contra este pensamiento certero ni que soy una vanidosa, una egocéntrica, una delirante o una idiota. Bien saben que estoy diciendo la verdad. Que ni la cualidad poética de Gelman (que de uno a diez calificaría con un siete) ni la idoneidad de Gonzalo Rojas ( con un ocho o posible nueve) ni la peruanidad sintomática de los caballeros de la sucesión Bryce Echenique o Vargas Llosa (novelistas que alcanzan un seis con dificultad estilìstica) nos proveerà de un Nobel que nos permite formar opinión criteriosa en los pueblos suficientemente heridos por la promiscuidad afectiva y política del actual Director Honorario de la Fundación Alas. Pero, Gelman se planteó la pregunta ¿Y si Dios fuera mujer? y muchos juraron que darían su sangre para que eso no sucediera jamás.
Estuve durante cuatro días en la tapa del portal de clarin.com (como un blog destacado por ese diario) y el número de visitas a mi página desbordó cualquier previsión sobre lo poco que vende la poesía. El título del poema que conducía al blog desde la entrada era Hipótesis. Según José Andrés, mi hijo, no era un nombre tan llamativo ni admitía una lectura fácil. No se trataba de un gancho al lector.
Si la comunidad de Prisa/Sony no me hubiera enterrado en vida por orden del papanatas de Felipe González, que hizo más daño que bien a España y hoy es uno de los "sabios de la Humanidad", pertenece al gabinete de la U.E. y es asesor político del hombre más rico del mundo Slim Helú, además de partícipe de la "noble" Fundación Alas/ Sony Music/ PSOE/grupo Sushi" hoy la situación sería diametralmente distinta.
Para poder ejercer determinados cargos hay que tener una gran claridad de ideas y una coherencia total. Y no la estamos encontrando en ninguna de las marionetas que ponen en el escenario del circo.
Porque, si los medios masivos (neopanoptismo inconsciente) que tienen el deber de educar no lo hacen, vamos por un mal camino.
La resistencia de los docentes de todos los niveles, en el orden mundial es un ejemplo de Ética y tolerancia, además de una gran propaganda a dichas organizaciones. Se les entrega a los niños, adolescentes y adultos las herramientas de formación para reflexionar sobre realidades alternativas posibles.
Sin embargo, miles de maestros o profesores trabajando en los contenidos que bajan los gobiernos de turno no pueden destruir los prejuicios y clisés que impone la prensa alineada.
Estoy dejando parte de mi vida en fomentar el encuentro en la red. Me prohiben, me inhabilitan, me echan de los foros, me insultan, me ningunean. Es evidente que todo está manejado por los cuatro gatos de siempre.
No duele pero arde cuando advertimos el peligroso avance social, histórico y económico de los genocidas y corruptos, ante el asombro de las minorías educadas que comprenden cabalmente la escasa salida del problema de la historia universal: el derecho a compartir equitativamente la riqueza del planeta y a respetar la Naturaleza en idénticas proporciones. En resumen, el derecho a la vida, a la felicidad y a la dignidad para todos los primos de la humanidad.
Hay soluciones y hay intereses, pero se los impide o hackea, para decirlo en términos modernistas.
Es una pena, sí. Es una pena enorme.
Lu
En algún momento pensé (lo sigo pensando pero no tengo más fuerza para intentar lograrlo) que estaba capacitada para ejercer esa influencia benéfica y de hecho lo hice, pero lamentablemente, la soberbia y los intereses malintencionados de los gobernantes sofocaron todo intento de llegar a ellos como asesora y por fin, se quedaron rondando la casa, espiando e intentando deducir de mis comentarios simples o complejos un mensaje oculto o tratar de adivinar como funciona el cerebro de una persona inteligente, con un tratamiento denigrante de considerar a las personas que no pertenecen a su adaptación social como cobayos de laboratorio. Son completamente insensibles al resultado porque tienen un límite intelectual que les impide advertir lo mezquino de sus comportamientos.
Por eso nuestra Presidente es una mujer errática, que no tiene una ideología globalizada del problema imperialista y como Chávez es un bufoncito bravucón, quien toma ventaja es la Presidenta de Chile. Bachelet tiene tras sus espaldas un sofisticado sistema de espionaje en Argentina, concretado por la cercanía entre Chile y Mendoza/ La Rijoa/ Patagonia: Ménem/DiTella/Bordón/Kirchner/Fernández.
De ese modo, Chile radica los observatorios para el Norte, presta bases y ha ganado todas las cuestiones limítrofes contra nuestro país. Amén de apoyar a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas y recibir como pago nuestras islas del Atlántico Sur. Hoy esas estratégicas islas, cercanas a la Antártida -una poderosa reserva de agua potable- están en manos inglesas.
Cuando Pablo Neruda, un gran poeta y buen diplomático comunista fallece en 1973, tras una acefalía de nueve años para la América hispanoparlante, asume el liderazgo del mundo de la palabra García Márquez.
Lógicamente ni uno ni otro fueron grandes estrategas políticos. Apenas, y eso de por sí ya es un don extraordinario del cielo, grandes escritores de su siglo.
Estoy convencida de que mi top manta, que era una broma para algunos, hizo estragos sobre nuestra identidad como polo de replanteo histórico al neoliberalismo y reestructuración de los principios socialistas reacomodándolos a los tiempos de la tecnología y el satélite espacial, fue una involución para las doctrinas de paz. En el año 2000 tenía muchas más esperanzas en Europa unificada que en este 2008. Mi profecía sobre el 2012 está a punto de cumplirse. Cuando ocurra será demasiado tarde. No será el fin del mundo será el fin de la Historia, que Fukuyama creyó cumplido durante la última década del siglo pasado.
No vengan a declamar contra este pensamiento certero ni que soy una vanidosa, una egocéntrica, una delirante o una idiota. Bien saben que estoy diciendo la verdad. Que ni la cualidad poética de Gelman (que de uno a diez calificaría con un siete) ni la idoneidad de Gonzalo Rojas ( con un ocho o posible nueve) ni la peruanidad sintomática de los caballeros de la sucesión Bryce Echenique o Vargas Llosa (novelistas que alcanzan un seis con dificultad estilìstica) nos proveerà de un Nobel que nos permite formar opinión criteriosa en los pueblos suficientemente heridos por la promiscuidad afectiva y política del actual Director Honorario de la Fundación Alas. Pero, Gelman se planteó la pregunta ¿Y si Dios fuera mujer? y muchos juraron que darían su sangre para que eso no sucediera jamás.
Estuve durante cuatro días en la tapa del portal de clarin.com (como un blog destacado por ese diario) y el número de visitas a mi página desbordó cualquier previsión sobre lo poco que vende la poesía. El título del poema que conducía al blog desde la entrada era Hipótesis. Según José Andrés, mi hijo, no era un nombre tan llamativo ni admitía una lectura fácil. No se trataba de un gancho al lector.
Si la comunidad de Prisa/Sony no me hubiera enterrado en vida por orden del papanatas de Felipe González, que hizo más daño que bien a España y hoy es uno de los "sabios de la Humanidad", pertenece al gabinete de la U.E. y es asesor político del hombre más rico del mundo Slim Helú, además de partícipe de la "noble" Fundación Alas/ Sony Music/ PSOE/grupo Sushi" hoy la situación sería diametralmente distinta.
Para poder ejercer determinados cargos hay que tener una gran claridad de ideas y una coherencia total. Y no la estamos encontrando en ninguna de las marionetas que ponen en el escenario del circo.
Porque, si los medios masivos (neopanoptismo inconsciente) que tienen el deber de educar no lo hacen, vamos por un mal camino.
La resistencia de los docentes de todos los niveles, en el orden mundial es un ejemplo de Ética y tolerancia, además de una gran propaganda a dichas organizaciones. Se les entrega a los niños, adolescentes y adultos las herramientas de formación para reflexionar sobre realidades alternativas posibles.
Sin embargo, miles de maestros o profesores trabajando en los contenidos que bajan los gobiernos de turno no pueden destruir los prejuicios y clisés que impone la prensa alineada.
Estoy dejando parte de mi vida en fomentar el encuentro en la red. Me prohiben, me inhabilitan, me echan de los foros, me insultan, me ningunean. Es evidente que todo está manejado por los cuatro gatos de siempre.
No duele pero arde cuando advertimos el peligroso avance social, histórico y económico de los genocidas y corruptos, ante el asombro de las minorías educadas que comprenden cabalmente la escasa salida del problema de la historia universal: el derecho a compartir equitativamente la riqueza del planeta y a respetar la Naturaleza en idénticas proporciones. En resumen, el derecho a la vida, a la felicidad y a la dignidad para todos los primos de la humanidad.
Hay soluciones y hay intereses, pero se los impide o hackea, para decirlo en términos modernistas.
Es una pena, sí. Es una pena enorme.
Lu
lunes, 25 de agosto de 2008
RENE GIRARD
ENTREVISTA A RENÉ GIRARD, PENSADOR, ANTROPÓLOGO DE LA RELIGIÓN
SOLIDARIDAD.NET
´El cristianismo es la verdadera globalización´. Desde la publicación de sus primeras obras, René Girard ha conmocionado el mundo cultural de la misma manera que Gandhi lo hizo con el político por su radical defensa de la no violencia. René Girard es uno de los pensadores más influyentes de la actualidad. Sus ensayos sobre antropología religiosa, su especialidad, han provocado fuertes polémicas, especialmente en Francia, su país de origen. Ahora publica en España ´Veo a Satán caer como el relámpago´ (Anagrama), y vuelve a incidir en el papel de las víctimas.
ENTREVISTA A RENÉ GIRARD, PENSADOR, ANTROPÓLOGO DE LA RELIGIÓN.
Por CHRISTIAN MAKARIAN
René Girard ha dedicado años y estudios a analizar las religiones desde el punto de vista de la antropología. En esta entrevista, René Girard habla del carácter "no violento" de la Biblia, una característica que, en su opinión, la diferencia de los mitos y del resto de religiones, tal como afirma en su ensayo "Veo Satán caer como el relámpago", de reciente aparición.
-Ha inventado usted prácticamente una disciplina curiosa: la antropología de la religión. ¿Nos podría dar una explicación escueta?
-La antropología que intento desarrollar es específica de la religión. Se basa en el crimen fundador y en todo lo que ello comporta. A partir de ahí, me intereso por las reglas originales de nuestra cultura, que reposa esencialmente sobre los ritos y las prohibiciones, y también por nuestras instituciones, que son un producto indirecto de lo religioso. Ahora bien, por más que trate de las religiones, mi trabajo no tiene en esencia nada de religioso. Al contrario, puesto que convierto lo religioso arcaico en el resultado de un error de interpretación de lo que llamo el "fenómeno victimario". Mi punto de partida es el siguiente: el acto fundamental de la sociedad primitiva, que está en el origen de la nuestra, es la designación de una víctima, un chivo expiatorio, y el fomento de la ilusión de su culpabilidad con el fin de permitir la salida de toda clase de tensiones colectivas. A continuación, esta ilusión se convierte en fundadora de ritos, que la perpetúan en el tiempo y mantienen unas formas culturales que desembocan en instituciones.
--¿Cómo llegó a esta teoría? -
-Algunos amigos estadounidenses dicen que estoy influenciado por el contacto personal con la violencia racial en Estados Unidos durante mi juventud. Lo cierto es que, al establecer comparaciones entre los mitos australianos, amerindios, africanos, europeos, norteamericanos... descubrí que el linchamiento, la ejecución de una víctima designada, no era un fenómeno textual ni legendario. Constituye una empresa de pacificación por medio de una víctima que, cuando agrupa contra ella a todo un grupo, produce miméticamente un apaciguamiento, incluso una reconciliación. Por razones misteriosas, las sociedades han reproducido este gesto reconciliador bajo la forma de sacrificios o ritos sagrados, y esta repetición se ha convertido ella misma en una institución. Es el caso típico de la lapidación codificada por el Levítico. Del mismo modo, los etnólogos han demostrado desde hace ya mucho tiempo que existía una forma primitiva de justicia griega por medio del asesinato colectivo. Tras lo cual se libra una lucha por el control y el dominio de ese rito esencial. Al vincular víctimas, ritos e instituciones, asistimos al nacimiento del poder político.
--Esta teoría victimaria lo ha conducido de modo natural a interesarse por la figura de Jesucristo, víctima entre las víctimas, puesto que da su vida por el conjunto del género humano. -
-En efecto, pero mis conclusiones son contrarias a las que suelen extraerse a este respecto. Hasta ahora, la mayoría de los antropólogos (e incluso un teólogo como Rudolf Bultmann) había insistido en la semejanza entre los Evangelios y otros relatos para demostrar que la muerte y la resurreción de Jesucristo sólo era otro mito más. Tanto es así que se podría decir que la causa ya está vista. Hoy como ayer, la mayoría de nuestros contemporáneos percibe la asimilación del cristianismo a un mito como una evolución irresistible e irrevocable, porque apela al único tipo de saber que nuestro mundo aún respeta, la ciencia. Por más que la naturaleza mítica de los Evangelios no esté demostrada científicamente, lo será un día u otro. ¿Es realmente indudable todo esto? No sólo pienso que no es indudable, sino que lo indudable es que no lo es. La asimilación de los textos bíblicos y cristianos a mitos constituye un error fácil de refutar.
--¿Cómo? -
-En los mitos, las víctimas son siempre culpables, porque el relato está escrito siempre desde el punto de vista del engaño y la ilusión creados por el fenómeno victimario. Porque es culpable la víctima enjuga la violencia y accede a la categoría mítica. Sin embargo, en lo judaico y lo cristiano ocurre lo contrario: la víctima es inocente. Observe la diferencia entre Caín y Abel por un lado y Rómulo y Remo por otro. Remo es culpable, puesto que Rómulo es el fundador glorificado de Roma. En cambio, Dios pregunta a Caín: "¿Dónde está Abel, tu hermano? ¿Qué has hecho?". Dios acepta, es cierto, fundar el género humano sobre esta base del asesinato, pero se preocupa por la suerte de Abel, víctima inocente. Este rasgo es único. Sólo la Biblia "desviolentiza" lo sagrado. El cristianismo contradice de golpe los mitos.
--¿Cuál es, entonces, su definición personal del cristianismo? -
-La fe cristiana consiste en pensar que, a diferencia de las falsas resurrecciones, arraigadas de verdad en los asesinatos colectivos, la resurrección de Jesucristo no debe nada a la violencia de los hombres. Se produce inevitablemente tras su muerte, pero no inmediata, sólo el tercer día, y tiene su origen en Dios mismo.
--¿Cómo trastoca esto el orden anterior? -
-Al principio del cristianismo se encuentra un hecho esencial: todos los discípulos traicionan. Todos se ven arrastrados por el arrebato habitual que se produce contra las víctimas. Pedro representa el modelo del individuo que, en cuanto se sumerge en una multitud hostil a la víctima, se convierte también él en hostil... como todo el mundo. Y entonces todo cambia, la lógica arcaica se invierte, y los discípulos acaban por encontrarse no contra la víctima, sino favor de ella. Al contrario de lo que dice Nietzsche ("El cristianismo es la multitud"), la fe cristiana exalta al individuo, que resiste al contagio victimario.
--Para hacer más patente la diferencia entre mito y cristianismo, establece usted un paralelismo sorprendente en su nuevo libro. -
-He descubierto un asombroso relato legendario griego que habla de Apolonio de Tiana, el célebre taumaturgo del siglo II. Para poner fin a una epidemia, Apolonio señala para la vindicta popular a un mendigo repulsivo, pero completamente inocente. El desgraciado es lapidado y, una vez levantadas las piedras, se descubre en lugar del menesteroso a un espantoso monstruo que representa al demonio vencido, la enfermedad erradicada. La diferencia con el Evangelio salta a la vista. Es cierto que, al contrario que Apolonio, Jesucristo detiene la lapidación de la mujer adúltera diciendo: "El que de vosotros esté sin pecado, arrójele la piedra el primero". Sin embargo, la lección principal está en otra parte: lo que Jesucristo quiere combatir es el arrastre mimético. Es evidente que quien desencadena el asesinato colectivo tiene una responsabilidad más grande que los otros. Por eso el Levítico obligaba que dos testigos -los testigos de cargo- lanzaran las primeras piedras para que no testimoniaran en falso. El propósito de Jesucristo es trascender esa ley, lo que engendrará la puesta en cuestión del fenómeno victimario y, por lo tanto, sembrará el desorden entre el pueblo y provocará su propia ejecución. Para acabar de colocar el mito en el lugar que le corresponde, añadiré que Jesucristo no apela aquí a ningún poder sobrenatural: no realiza ningún milagro, es el pagano Apolonio quien lo hace.
--Por lo tanto, el arrastre mimético estaría en el origen de la violencia. ¿Mediante qué mecanismos? -
-El arrastre mimético, en el estadio colectivo, es la culminación del deseo mimético que nace en el estadio individual. En la Biblia existe una concepción desconocida del deseo y los conflictos. Entre los diez mandamientos ("No matarás, no robarás", no cometerás adulterio, etcétera), el décimo contrasta con los precedentes: "No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto le pertenece" (Éxodo, 20, 17). Este último mandamiento se pasa a menudo por alto, pero es extremadamente importante en la medida en que se dirige al más banal de los deseos, el más común y, en apariencia, el más anodino. Dado que ese deseo es el más común de todos, ¿qué ocurriría si, en lugar de ser prohibido, fuera tolerado e incluso alentado? La respuesta es evidente: la guerra sería perpetua en el seno de todos los grupos humanos. Se abriría la puerta a la famosa pesadilla de Hobbes, la lucha de todos contra todos. Por lo tanto, para atreverse a pensar que las prohibiciones culturales son inútiles, como repiten los demagogos de la modernidad, hay que adherirse al individualismo más desmedido, el que presupone la autonomía total de los individuos, es decir, la autonomía de sus deseos. Hay que pensar, dicho en otros términos, que los hombres se ven naturalmente inclinados a no desear los bienes del prójimo. Ahora bien, basta contemplar a dos niños o a dos adultos peleándose por una fruslería para comprender que este postulado es falso y que es el postulado contrario, el único realista, el que subyace al décimo mandamiento. Se considera que el deseo es objetivo o subjetivo; pero, en realidad, reposa sobre otro que valoriza los objetos, el tercero más cercano, el prójimo. Para mantener la paz entre los hombres, hay que definir la prohibición en función de esta temible constatación: el prójimo es el modelo de nuestros deseos. Es lo que llamo el deseo mimético.
--Se trata de una explicación implacable y severísima sobre nosotros, pobres humanos. -
-El cristianismo nunca previó triunfar. Ésa es su gran fuerza. Los primeros cristianos contemplaron incluso un fracaso muy rápido, de otro modo no habrían escrito el Apocalipsis ni creído firmemente en el fin del mundo. Al releer algunas palabras de Jesucristo, nos damos cuenta de que las relaciones más íntimas son las más amenazadas: "He venido a separar al padre del hijo", "No penséis que he venido a poner paz, sino espada...", "Yo he venido a echar fuego en la tierra, ¿y que he de querer sino que se encienda", etcétera. El cristianismo realiza una revolución única en la historia universal de la humanidad. Al suprimir el papel del chivo expiatorio, al salvar a los lapidados, al dar la otra mejilla, la fe cristiana priva de forma brusca a las sociedades antiguas de sus víctimas sacrificiales habituales. Ya no cabe dar salida al mal arrojándose sobre un culpable designado cuya muerte sólo procura una paz falsa. Al contrario, se toma el partido de la víctima al rechazar la venganza, al aceptar el perdón de las ofensas. Eso que supone que cada uno vigile al otro en relación con unos principios fundamentales, y que cada uno se vigile a sí mismo.
--Pero en un primer momento se produce un gran desorden. ¿Cómo explicar que el sistema de los valores cristianos haya podido triunfar? -
-La exigencia cristiana ha producido una maquinaria que funcionará a pesar de los hombres y sus deseos. Si todavía hoy, tras dos mil años de cristianismo, se sigue reprochando, y con razón, a ciertos cristianos que no vivan según los principios a los que apelan, es que el cristianismo se ha impuesto universalmente, incluso entre aquellos que dicen ser ateos. El sistema que se engranó hace dos milenios no se detendrá, porque los hombres se encargan de ello al margen de cualquier adhesión al cristianismo. El Tercer Mundo no cristiano reprocha a los países ricos ser su víctima, porque los occidentales no siguen sus propios principios. A lo largo y ancho del mundo, todos apelan al sistema de valores cristiano y, al final, no hay otro. ¿Qué significan los derechos humanos sino la defensa de la víctima inocente? El cristianismo, en su forma laicizada, se ha hecho tan dominante que ya no se le percibe. El cristianismo es la verdadera globalización.
Traducción: Juan Gabriel López Guix
Autor: Solidaridad.net- Fecha: 2003-11-21
SOLIDARIDAD.NET
´El cristianismo es la verdadera globalización´. Desde la publicación de sus primeras obras, René Girard ha conmocionado el mundo cultural de la misma manera que Gandhi lo hizo con el político por su radical defensa de la no violencia. René Girard es uno de los pensadores más influyentes de la actualidad. Sus ensayos sobre antropología religiosa, su especialidad, han provocado fuertes polémicas, especialmente en Francia, su país de origen. Ahora publica en España ´Veo a Satán caer como el relámpago´ (Anagrama), y vuelve a incidir en el papel de las víctimas.
ENTREVISTA A RENÉ GIRARD, PENSADOR, ANTROPÓLOGO DE LA RELIGIÓN.
Por CHRISTIAN MAKARIAN
René Girard ha dedicado años y estudios a analizar las religiones desde el punto de vista de la antropología. En esta entrevista, René Girard habla del carácter "no violento" de la Biblia, una característica que, en su opinión, la diferencia de los mitos y del resto de religiones, tal como afirma en su ensayo "Veo Satán caer como el relámpago", de reciente aparición.
-Ha inventado usted prácticamente una disciplina curiosa: la antropología de la religión. ¿Nos podría dar una explicación escueta?
-La antropología que intento desarrollar es específica de la religión. Se basa en el crimen fundador y en todo lo que ello comporta. A partir de ahí, me intereso por las reglas originales de nuestra cultura, que reposa esencialmente sobre los ritos y las prohibiciones, y también por nuestras instituciones, que son un producto indirecto de lo religioso. Ahora bien, por más que trate de las religiones, mi trabajo no tiene en esencia nada de religioso. Al contrario, puesto que convierto lo religioso arcaico en el resultado de un error de interpretación de lo que llamo el "fenómeno victimario". Mi punto de partida es el siguiente: el acto fundamental de la sociedad primitiva, que está en el origen de la nuestra, es la designación de una víctima, un chivo expiatorio, y el fomento de la ilusión de su culpabilidad con el fin de permitir la salida de toda clase de tensiones colectivas. A continuación, esta ilusión se convierte en fundadora de ritos, que la perpetúan en el tiempo y mantienen unas formas culturales que desembocan en instituciones.
--¿Cómo llegó a esta teoría? -
-Algunos amigos estadounidenses dicen que estoy influenciado por el contacto personal con la violencia racial en Estados Unidos durante mi juventud. Lo cierto es que, al establecer comparaciones entre los mitos australianos, amerindios, africanos, europeos, norteamericanos... descubrí que el linchamiento, la ejecución de una víctima designada, no era un fenómeno textual ni legendario. Constituye una empresa de pacificación por medio de una víctima que, cuando agrupa contra ella a todo un grupo, produce miméticamente un apaciguamiento, incluso una reconciliación. Por razones misteriosas, las sociedades han reproducido este gesto reconciliador bajo la forma de sacrificios o ritos sagrados, y esta repetición se ha convertido ella misma en una institución. Es el caso típico de la lapidación codificada por el Levítico. Del mismo modo, los etnólogos han demostrado desde hace ya mucho tiempo que existía una forma primitiva de justicia griega por medio del asesinato colectivo. Tras lo cual se libra una lucha por el control y el dominio de ese rito esencial. Al vincular víctimas, ritos e instituciones, asistimos al nacimiento del poder político.
--Esta teoría victimaria lo ha conducido de modo natural a interesarse por la figura de Jesucristo, víctima entre las víctimas, puesto que da su vida por el conjunto del género humano. -
-En efecto, pero mis conclusiones son contrarias a las que suelen extraerse a este respecto. Hasta ahora, la mayoría de los antropólogos (e incluso un teólogo como Rudolf Bultmann) había insistido en la semejanza entre los Evangelios y otros relatos para demostrar que la muerte y la resurreción de Jesucristo sólo era otro mito más. Tanto es así que se podría decir que la causa ya está vista. Hoy como ayer, la mayoría de nuestros contemporáneos percibe la asimilación del cristianismo a un mito como una evolución irresistible e irrevocable, porque apela al único tipo de saber que nuestro mundo aún respeta, la ciencia. Por más que la naturaleza mítica de los Evangelios no esté demostrada científicamente, lo será un día u otro. ¿Es realmente indudable todo esto? No sólo pienso que no es indudable, sino que lo indudable es que no lo es. La asimilación de los textos bíblicos y cristianos a mitos constituye un error fácil de refutar.
--¿Cómo? -
-En los mitos, las víctimas son siempre culpables, porque el relato está escrito siempre desde el punto de vista del engaño y la ilusión creados por el fenómeno victimario. Porque es culpable la víctima enjuga la violencia y accede a la categoría mítica. Sin embargo, en lo judaico y lo cristiano ocurre lo contrario: la víctima es inocente. Observe la diferencia entre Caín y Abel por un lado y Rómulo y Remo por otro. Remo es culpable, puesto que Rómulo es el fundador glorificado de Roma. En cambio, Dios pregunta a Caín: "¿Dónde está Abel, tu hermano? ¿Qué has hecho?". Dios acepta, es cierto, fundar el género humano sobre esta base del asesinato, pero se preocupa por la suerte de Abel, víctima inocente. Este rasgo es único. Sólo la Biblia "desviolentiza" lo sagrado. El cristianismo contradice de golpe los mitos.
--¿Cuál es, entonces, su definición personal del cristianismo? -
-La fe cristiana consiste en pensar que, a diferencia de las falsas resurrecciones, arraigadas de verdad en los asesinatos colectivos, la resurrección de Jesucristo no debe nada a la violencia de los hombres. Se produce inevitablemente tras su muerte, pero no inmediata, sólo el tercer día, y tiene su origen en Dios mismo.
--¿Cómo trastoca esto el orden anterior? -
-Al principio del cristianismo se encuentra un hecho esencial: todos los discípulos traicionan. Todos se ven arrastrados por el arrebato habitual que se produce contra las víctimas. Pedro representa el modelo del individuo que, en cuanto se sumerge en una multitud hostil a la víctima, se convierte también él en hostil... como todo el mundo. Y entonces todo cambia, la lógica arcaica se invierte, y los discípulos acaban por encontrarse no contra la víctima, sino favor de ella. Al contrario de lo que dice Nietzsche ("El cristianismo es la multitud"), la fe cristiana exalta al individuo, que resiste al contagio victimario.
--Para hacer más patente la diferencia entre mito y cristianismo, establece usted un paralelismo sorprendente en su nuevo libro. -
-He descubierto un asombroso relato legendario griego que habla de Apolonio de Tiana, el célebre taumaturgo del siglo II. Para poner fin a una epidemia, Apolonio señala para la vindicta popular a un mendigo repulsivo, pero completamente inocente. El desgraciado es lapidado y, una vez levantadas las piedras, se descubre en lugar del menesteroso a un espantoso monstruo que representa al demonio vencido, la enfermedad erradicada. La diferencia con el Evangelio salta a la vista. Es cierto que, al contrario que Apolonio, Jesucristo detiene la lapidación de la mujer adúltera diciendo: "El que de vosotros esté sin pecado, arrójele la piedra el primero". Sin embargo, la lección principal está en otra parte: lo que Jesucristo quiere combatir es el arrastre mimético. Es evidente que quien desencadena el asesinato colectivo tiene una responsabilidad más grande que los otros. Por eso el Levítico obligaba que dos testigos -los testigos de cargo- lanzaran las primeras piedras para que no testimoniaran en falso. El propósito de Jesucristo es trascender esa ley, lo que engendrará la puesta en cuestión del fenómeno victimario y, por lo tanto, sembrará el desorden entre el pueblo y provocará su propia ejecución. Para acabar de colocar el mito en el lugar que le corresponde, añadiré que Jesucristo no apela aquí a ningún poder sobrenatural: no realiza ningún milagro, es el pagano Apolonio quien lo hace.
--Por lo tanto, el arrastre mimético estaría en el origen de la violencia. ¿Mediante qué mecanismos? -
-El arrastre mimético, en el estadio colectivo, es la culminación del deseo mimético que nace en el estadio individual. En la Biblia existe una concepción desconocida del deseo y los conflictos. Entre los diez mandamientos ("No matarás, no robarás", no cometerás adulterio, etcétera), el décimo contrasta con los precedentes: "No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto le pertenece" (Éxodo, 20, 17). Este último mandamiento se pasa a menudo por alto, pero es extremadamente importante en la medida en que se dirige al más banal de los deseos, el más común y, en apariencia, el más anodino. Dado que ese deseo es el más común de todos, ¿qué ocurriría si, en lugar de ser prohibido, fuera tolerado e incluso alentado? La respuesta es evidente: la guerra sería perpetua en el seno de todos los grupos humanos. Se abriría la puerta a la famosa pesadilla de Hobbes, la lucha de todos contra todos. Por lo tanto, para atreverse a pensar que las prohibiciones culturales son inútiles, como repiten los demagogos de la modernidad, hay que adherirse al individualismo más desmedido, el que presupone la autonomía total de los individuos, es decir, la autonomía de sus deseos. Hay que pensar, dicho en otros términos, que los hombres se ven naturalmente inclinados a no desear los bienes del prójimo. Ahora bien, basta contemplar a dos niños o a dos adultos peleándose por una fruslería para comprender que este postulado es falso y que es el postulado contrario, el único realista, el que subyace al décimo mandamiento. Se considera que el deseo es objetivo o subjetivo; pero, en realidad, reposa sobre otro que valoriza los objetos, el tercero más cercano, el prójimo. Para mantener la paz entre los hombres, hay que definir la prohibición en función de esta temible constatación: el prójimo es el modelo de nuestros deseos. Es lo que llamo el deseo mimético.
--Se trata de una explicación implacable y severísima sobre nosotros, pobres humanos. -
-El cristianismo nunca previó triunfar. Ésa es su gran fuerza. Los primeros cristianos contemplaron incluso un fracaso muy rápido, de otro modo no habrían escrito el Apocalipsis ni creído firmemente en el fin del mundo. Al releer algunas palabras de Jesucristo, nos damos cuenta de que las relaciones más íntimas son las más amenazadas: "He venido a separar al padre del hijo", "No penséis que he venido a poner paz, sino espada...", "Yo he venido a echar fuego en la tierra, ¿y que he de querer sino que se encienda", etcétera. El cristianismo realiza una revolución única en la historia universal de la humanidad. Al suprimir el papel del chivo expiatorio, al salvar a los lapidados, al dar la otra mejilla, la fe cristiana priva de forma brusca a las sociedades antiguas de sus víctimas sacrificiales habituales. Ya no cabe dar salida al mal arrojándose sobre un culpable designado cuya muerte sólo procura una paz falsa. Al contrario, se toma el partido de la víctima al rechazar la venganza, al aceptar el perdón de las ofensas. Eso que supone que cada uno vigile al otro en relación con unos principios fundamentales, y que cada uno se vigile a sí mismo.
--Pero en un primer momento se produce un gran desorden. ¿Cómo explicar que el sistema de los valores cristianos haya podido triunfar? -
-La exigencia cristiana ha producido una maquinaria que funcionará a pesar de los hombres y sus deseos. Si todavía hoy, tras dos mil años de cristianismo, se sigue reprochando, y con razón, a ciertos cristianos que no vivan según los principios a los que apelan, es que el cristianismo se ha impuesto universalmente, incluso entre aquellos que dicen ser ateos. El sistema que se engranó hace dos milenios no se detendrá, porque los hombres se encargan de ello al margen de cualquier adhesión al cristianismo. El Tercer Mundo no cristiano reprocha a los países ricos ser su víctima, porque los occidentales no siguen sus propios principios. A lo largo y ancho del mundo, todos apelan al sistema de valores cristiano y, al final, no hay otro. ¿Qué significan los derechos humanos sino la defensa de la víctima inocente? El cristianismo, en su forma laicizada, se ha hecho tan dominante que ya no se le percibe. El cristianismo es la verdadera globalización.
Traducción: Juan Gabriel López Guix
Autor: Solidaridad.net- Fecha: 2003-11-21
miércoles, 9 de julio de 2008
ESCUCHAR A UN NEANDERTAL - ROCÍO BALLÓN
Sábado, 5 de Julio de 2008
ESCUCHAR A UN NEANDERTAL, 50 MIL AñOS DESPUES
Voces del más allá
Un grupo de antropólogos norteamericanos reconstruyó el tracto vocal del hombre de Neandertal logrando así una simulación de su voz. Hoy, mediante un sintetizador computarizado, puede escucharse la representación vocal de esta especie de Homo Sapiens que, luego de 30 mil años, rompe el silencio.
Por Rocío Ballon
El encuentro del hombre moderno con el hombre primitivo ha ocupado un lugar predominante en las fantasías humanas y en la historia de la literatura. Los choques imaginarios con seres de las cavernas, con individuos de otras especies y los intentos del hombre moderno de entrar en contacto con ellos son un clásico de la ciencia ficción, con paradojas de futuros que parecen pasados, contrasentidos y extravagancias (La máquina del tiempo de Wells viaja al año 802.701 y se encuentra con una sociedad de características primitivas; Juan Salvo, en El eternauta, se encuentra en el futuro con un mundo devastado y nuestra civilización extinta), universos paralelos, dimensiones desconocidas.
Probablemente siempre se haya tratado de lo mismo: los intentos por develar nuestros orígenes, la intensa búsqueda para acceder a lo desconocido; la de reencontrarse con el otro, establecer una presencia ante alguien que es tan diferente de mí pero a la vez tan parecido; comunicarse con ese “otro” que nos resulta una intriga, conocerlo, descifrar algo que siempre resulta un misterio.
En tiempos en que lo real ha superado a la ciencia ficción, en una época que ni siquiera las mentes geniales de Huxley o Asimov hubieran imaginado; la ciencia se convierte en el gran relato de lo fantástico.
POR FAVOR, DIGA “E”
Y bien: un equipo de investigadores de la Florida Atlantic University en Boca Ratón (EE.UU.) ha conseguido reproducir la voz del hombre de Neandertal, esta especie que habitó Europa y algunas zonas de Asia Occidental, hace más de 30 mil años. El trabajo se originó a partir del análisis de restos fósiles de tres neandertales encontrados en Francia y que datan de hace 50 mil años.
La investigación estuvo encabezada por el antropólogo Robert McCarthy, principal responsable de la reconstrucción de la laringe y el sintetizador computarizado que recrea las probables “voces neandertales”, aunque por ahora sólo han logrado producir el sonido de una sola letra: se trata de la “e”, aunque se espera que pueda emitir algún día una frase completa. La simulación de la voz del Neandertal puede escucharse en media.newscientist.com/data/images/ns/av/dn13672A1.wav.
Claro que estos sonidos difieren sustancialmente de los que estamos acostumbrados a escuchar. La “e” del “Neandertal de Boca Ratón”, por ejemplo, carece de los matices sonoros que permiten a un oyente moderno distinguir palabras que incluyen esa letra pero se pronuncian de manera ligeramente diferente.
Además, McCarthy puso en duda la capacidad de reproducir las vocales que constituyen la base del lenguaje hablado actual. Parece, entonces, que a los neandertales les faltaban algunos sonidos básicos.
“Estos sonidos permiten que hablantes con tractos vocales con tamaño diferente al del hombre de Neandertal puedan entenderse”, dijo el antropólogo, en un discurso en la reunión anual de la American Association of Physical Anthropologists en Columbus, EE.UU. La simulación de la voz de un hombre moderno reconstruida por MacCarthy puede escucharse en media.newscientist.com/data/images/ns/av/dn13672A2.wav.
CON NOMBRE DE ESQUELETO
El hombre de Neandertal pertenece a la especie Homo Sapiens (nosotros somos Homos Sapiens Sapiens). Habitó Europa y zonas de Asia Occidental entre 400 y 35 mil años atrás y se lo llamó de esta manera por el esqueleto descubierto en 1856 en el valle de Neander, cerca de Düsseldorf (Alemania), tres años antes de que Charles Darwin (1809-1882) publicara El origen de las especies y revolucionara la historia de la vida.
Por mucho tiempo se pensó que lo único que estos individuos proferían eran gritos y gruñidos. Sin embargo, la vida activa que llevaban y que exigía actividades tan complejas como la caza y los rituales de entierro, permiten pensar en la necesidad de que contasen con un sistema complejo de comunicación como el lenguaje.
La laringe y los aspectos físicos también indican que estaban habilitados para hablar. Sin embargo, los aspectos físicos no eran suficientes para afirmarlo hasta que el año pasado cobró relevancia un descubrimiento que abrió la puerta para nuevas hipótesis.
“GENOMA NEANDERTAL”
Fue cuando un equipo de científicos reveló que los neandertales europeos tenían mutaciones en un gen relacionado con el habla que se creía hasta el momento único de nuestra especie. El hallazgo se produjo un año atrás en uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo en materia de neandertales.
Se trata de “El Sidrón” localizado en Asturias, España, en cuyas instalaciones se integra el proyecto “Genoma Neandertal” que intenta obtener un borrador del genoma de esta especie a partir de las modernas técnicas de tipificación genética masiva. Fue en este sitio donde, además, se reveló la posibilidad de que estos humanos fueran pelirrojos en base a un estudio genético de algunos de los más de 1400 restos fósiles que se conservan de ellos.
Los científicos hallaron en dos fósiles este gen (el FOXP2) que aparentemente es responsable del desarrollo del lenguaje. En la secuencia del gen, los seres humanos modernos presentan dos mutaciones que los diferencia del resto de los primates.
Y al resultar que en el gen aislado de los restos fósiles las mutaciones han sido las mismas que presenta el Homo Sapiens Sapiens, se detonó la hipótesis de que los neardentales pudieran hablar.
En el relato “Hijo del tiempo” Isaac Asimov cuenta la historia de un niño neandertal que es traído al presente por un equipo de investigadores y almacenado en una burbuja para tratar de obtener la mayor información sobre los usos y costumbres de los suyos. El niño queda al cuidado de una enfermera especializada que al inicio reacciona con repulsión y cree que se trata de un niño-mono.
Pero los días junto a él le hacen cambiar su forma de pensar. “El niño feo” es un notable relato sobre la relación con otros seres, la empatía y la mirada del otro. Hoy, otro Neandertal (ni el propio Asimov, que decía que esta historia era su favorita, lo hubiera imaginado) ha sido, en cierta forma, traído a nuestro tiempo. Y a nosotros nos tocó quedar del lado de afuera de la burbuja, nada menos que para escucharlo.
ESCUCHAR A UN NEANDERTAL, 50 MIL AñOS DESPUES
Voces del más allá
Un grupo de antropólogos norteamericanos reconstruyó el tracto vocal del hombre de Neandertal logrando así una simulación de su voz. Hoy, mediante un sintetizador computarizado, puede escucharse la representación vocal de esta especie de Homo Sapiens que, luego de 30 mil años, rompe el silencio.
Por Rocío Ballon
El encuentro del hombre moderno con el hombre primitivo ha ocupado un lugar predominante en las fantasías humanas y en la historia de la literatura. Los choques imaginarios con seres de las cavernas, con individuos de otras especies y los intentos del hombre moderno de entrar en contacto con ellos son un clásico de la ciencia ficción, con paradojas de futuros que parecen pasados, contrasentidos y extravagancias (La máquina del tiempo de Wells viaja al año 802.701 y se encuentra con una sociedad de características primitivas; Juan Salvo, en El eternauta, se encuentra en el futuro con un mundo devastado y nuestra civilización extinta), universos paralelos, dimensiones desconocidas.
Probablemente siempre se haya tratado de lo mismo: los intentos por develar nuestros orígenes, la intensa búsqueda para acceder a lo desconocido; la de reencontrarse con el otro, establecer una presencia ante alguien que es tan diferente de mí pero a la vez tan parecido; comunicarse con ese “otro” que nos resulta una intriga, conocerlo, descifrar algo que siempre resulta un misterio.
En tiempos en que lo real ha superado a la ciencia ficción, en una época que ni siquiera las mentes geniales de Huxley o Asimov hubieran imaginado; la ciencia se convierte en el gran relato de lo fantástico.
POR FAVOR, DIGA “E”
Y bien: un equipo de investigadores de la Florida Atlantic University en Boca Ratón (EE.UU.) ha conseguido reproducir la voz del hombre de Neandertal, esta especie que habitó Europa y algunas zonas de Asia Occidental, hace más de 30 mil años. El trabajo se originó a partir del análisis de restos fósiles de tres neandertales encontrados en Francia y que datan de hace 50 mil años.
La investigación estuvo encabezada por el antropólogo Robert McCarthy, principal responsable de la reconstrucción de la laringe y el sintetizador computarizado que recrea las probables “voces neandertales”, aunque por ahora sólo han logrado producir el sonido de una sola letra: se trata de la “e”, aunque se espera que pueda emitir algún día una frase completa. La simulación de la voz del Neandertal puede escucharse en media.newscientist.com/data/images/ns/av/dn13672A1.wav.
Claro que estos sonidos difieren sustancialmente de los que estamos acostumbrados a escuchar. La “e” del “Neandertal de Boca Ratón”, por ejemplo, carece de los matices sonoros que permiten a un oyente moderno distinguir palabras que incluyen esa letra pero se pronuncian de manera ligeramente diferente.
Además, McCarthy puso en duda la capacidad de reproducir las vocales que constituyen la base del lenguaje hablado actual. Parece, entonces, que a los neandertales les faltaban algunos sonidos básicos.
“Estos sonidos permiten que hablantes con tractos vocales con tamaño diferente al del hombre de Neandertal puedan entenderse”, dijo el antropólogo, en un discurso en la reunión anual de la American Association of Physical Anthropologists en Columbus, EE.UU. La simulación de la voz de un hombre moderno reconstruida por MacCarthy puede escucharse en media.newscientist.com/data/images/ns/av/dn13672A2.wav.
CON NOMBRE DE ESQUELETO
El hombre de Neandertal pertenece a la especie Homo Sapiens (nosotros somos Homos Sapiens Sapiens). Habitó Europa y zonas de Asia Occidental entre 400 y 35 mil años atrás y se lo llamó de esta manera por el esqueleto descubierto en 1856 en el valle de Neander, cerca de Düsseldorf (Alemania), tres años antes de que Charles Darwin (1809-1882) publicara El origen de las especies y revolucionara la historia de la vida.
Por mucho tiempo se pensó que lo único que estos individuos proferían eran gritos y gruñidos. Sin embargo, la vida activa que llevaban y que exigía actividades tan complejas como la caza y los rituales de entierro, permiten pensar en la necesidad de que contasen con un sistema complejo de comunicación como el lenguaje.
La laringe y los aspectos físicos también indican que estaban habilitados para hablar. Sin embargo, los aspectos físicos no eran suficientes para afirmarlo hasta que el año pasado cobró relevancia un descubrimiento que abrió la puerta para nuevas hipótesis.
“GENOMA NEANDERTAL”
Fue cuando un equipo de científicos reveló que los neandertales europeos tenían mutaciones en un gen relacionado con el habla que se creía hasta el momento único de nuestra especie. El hallazgo se produjo un año atrás en uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo en materia de neandertales.
Se trata de “El Sidrón” localizado en Asturias, España, en cuyas instalaciones se integra el proyecto “Genoma Neandertal” que intenta obtener un borrador del genoma de esta especie a partir de las modernas técnicas de tipificación genética masiva. Fue en este sitio donde, además, se reveló la posibilidad de que estos humanos fueran pelirrojos en base a un estudio genético de algunos de los más de 1400 restos fósiles que se conservan de ellos.
Los científicos hallaron en dos fósiles este gen (el FOXP2) que aparentemente es responsable del desarrollo del lenguaje. En la secuencia del gen, los seres humanos modernos presentan dos mutaciones que los diferencia del resto de los primates.
Y al resultar que en el gen aislado de los restos fósiles las mutaciones han sido las mismas que presenta el Homo Sapiens Sapiens, se detonó la hipótesis de que los neardentales pudieran hablar.
En el relato “Hijo del tiempo” Isaac Asimov cuenta la historia de un niño neandertal que es traído al presente por un equipo de investigadores y almacenado en una burbuja para tratar de obtener la mayor información sobre los usos y costumbres de los suyos. El niño queda al cuidado de una enfermera especializada que al inicio reacciona con repulsión y cree que se trata de un niño-mono.
Pero los días junto a él le hacen cambiar su forma de pensar. “El niño feo” es un notable relato sobre la relación con otros seres, la empatía y la mirada del otro. Hoy, otro Neandertal (ni el propio Asimov, que decía que esta historia era su favorita, lo hubiera imaginado) ha sido, en cierta forma, traído a nuestro tiempo. Y a nosotros nos tocó quedar del lado de afuera de la burbuja, nada menos que para escucharlo.
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