La llamada que toda España oyó
Historia de la conversación que sacudió a la presidenta del Constitucional - La juez empezó ayudando a la hija de un conocido y casi acaba sufriendo acoso
FRANCISCO MERCADO - Madrid - 08/06/2008
Día 14 de marzo de 2007. Miguel Ángel Salgado Pimentel recibe tres disparos mortales cuando se encuentra en su garaje, en Ciempozuelos (Madrid). No hay robo, ni móvil aparente. La Guardia Civil reconstruye su biografía. ¿Qué elementos novedosos precedieron al crimen? ¿Qué enemistades tenía? Los dos interrogantes conducen a su ex esposa, la abogada Dolores Martín Pozo. Les enfrentaba la custodia de su hija. Y Dolores Martín acaba de sufrir una humillación: la víspera del crimen, un juez le había concedido a su ex marido la custodia. Ganas de venganza se le suponen; medios, también. Entre sus clientes figura un escolta de famosos, Eloy Sánchez Barba, al que se consulta telefónicamente en busca de sujetos capaces de dar palizas. Es más, según la investigación y su confesión, no sólo podía contratar especialistas en palizas, sino en asesinatos.
María emilia Casas Baamonde
A FONDO
Nacimiento: 1950 Lugar: (León)
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El aviso fue: "La hija del fontanero de casa de tus padres tiene un problema"
Casas a una letrada: "Mira si puedes atenderla, pero algo no me cuadra"
La juez del caso tiende entonces una red de escuchas sobre los sospechosos de este crimen de Ciempozuelos, con Dolores Martín a la cabeza. Sólo un mes después, la Guardia Civil registra una llamada entrante en el teléfono de Martín: la interlocutora deja boquiabiertos a los agentes. No necesitan identificarla. Lo hace ella misma.
-Mire, buenas tardes, soy Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, que me mandó unos papeles de usted doña E. A.
El tono de la conversación denota que ambas no se conocen, ni se tratan. Casas, de hecho, hace esfuerzos para refrescar la memoria a la abogada:
-¿Se sitúa?
-Sí, sí, me acuerdo.
La presidenta del Constitucional entra entonces de lleno en la conversación. Pide disculpas por la tardanza en responder a la petición de ayuda de Dolores Martín y asegura haberse leído "con detenimiento" los papeles del caso relativos a la custodia de su hija. Aquí surge la primera gran pregunta. ¿Por qué la llama Casas? ¿Por qué una presidenta del Tribunal Constitucional ayuda de tal forma a una oscura abogada en apuros con quien evidencia no tener ni amistad ni trato?
La clave radica en el número 51 de la madrileña calle de Jorge Juan. Allí han vivido los padres de María Emilia Casas, ya fallecidos. Las chapuzas de la comunidad de vecinos y del hogar paterno donde creció Casas van unidas en sus recuerdos a un fontanero. Un fontanero que es padre de la letrada Dolores Martín.
"El fontanero de la casa de tus padres tiene un problema con su hija por un tema de custodia", le da como recado a Casas una vecina amiga del citado bloque, la citada E. A. Y Casas siente que no puede desatender a un viejo conocido de sus padres. Además, le viene de la mano de una vieja vecina. "Yo no le puedo decir que no, no hablar con ella", dice. Así que la alta magistrada realiza la llamada telefónica más costosa de toda su vida.
Una llamada que le pondrá a los pies del Tribunal Supremo, donde la juez que investiga el crimen de Ciempozuelos eleva su conversación para que los magistrados diriman si existe asesoramiento ilegal en lo hablado entre Casas y Dolores Martín. Una llamada por la que el PP pide la cabeza de la presidenta del Constitucional, incluso cuando el Supremo, el pasado jueves, archivó el caso al no ver delito.
La trastienda de la charla, lo que ignora el Supremo, es que lo que comenzó como una amable conversación con la hija de un viejo conocido paterno termina con un notable distanciamiento y escalofrío interno de la presidenta del Constitucional. No en vano, en la charla con Dolores Martín aparecen destellos muy inquietantes para una magistrada como Casas. La abogada le confiesa sin rubor que sopesó huir con la niña si perdía su custodia. No le importa, incluso, detallarle que el juez quería garantizar que no podría ejecutar el "secuestro" de su hija cuando le notificara la sentencia por la que le retiraba la custodia. Por si fuera poco, para horrorizar aún más a la magistrada, la abogada le reconoce que es sospechosa del asesinato de su ex marido: "Le han matado en el garaje, y la familia me acusa a mí", admite.
Casas, tras estas explosivas confidencias, cambia su tono, y abandona sus consejos iniciales (entre otras cosas había dicho a la abogada que debía "provocar una actuación judicial para llegar al Constitucional en amparo"). Entonces intenta precisar si, al menos, cuando le pidió ayuda su ex marido aún vivía. La abogada le confirma que sí. Fue asesinado después.
Casas, finalmente, deriva a su interlocutora hacia dos abogadas vinculadas a movimientos feministas y de defensa de víctimas de violencia machista. Le da sus nombres y teléfonos. Pero la presidenta del Constitucional, pese a todo lo escuchado, se despide con una frase que le resultará funesta: "La pueden ayudar mucho [...] pero, si alguna vez va en amparo, me vuelve a llamar". Luego repetirá el mismo error: "No le puedo ayudar [...], pero usted si quiere me vuelve a llamar". Tan desafortunado mensaje -"le dije que me llamara para quitármela de encima", explicará más tarde una apesadumbrada Casas a sus íntimos- tendrá para la magistrada un alto coste político.
Paradójicamente, Casas traslada a sus letradas recomendadas un mensaje muy distinto del que da a Dolores Martín. "Mira a ver si puedes ayudarla, pero hay algo en su historia que no me cuadra", les advierte. La primera abogada que Casas tantea es E. C., compañera de carrera y fiel amiga. Pero E. C. desecha el caso. Aunque milita en el feminismo, no ejerce como abogada por ser funcionaria. La segunda letrada, C. S., sí puede. Y cita a Dolores Martín en su despacho. Finalmente, también rechaza el caso. Rehúsa explicar a este diario sus motivos alegando secreto profesional. Es posible que compartiera el presentimiento de Casas: algo no cuadraba en la historia de Dolores Martín.
En ese instante, la mujer desaparece del círculo de Casas y de sus letradas amigas. Sus posteriores pasos judiciales son borrosos. Su abogado asegura que nunca interpuso recurso de amparo ante el Constitucional, en contra de lo que hacía presagiar su charla con Casas de abril de 2007.
Pero el fantasma de esta abogada no iba a desaparecer sin más de la vida de la magistrada. En mayo de este año la familia de Martín bombardeó el móvil de Casas con continuas llamadas y mensajes. Sin respuesta. El asunto era inasumible: anunciaban la detención de la abogada y le pedían ayuda. La que pidió entonces auxilio fue Casas. Rogó a una de sus abogadas amigas que devolviese el siguiente mensaje a la familia de la supuesta asesina: "La presidenta del Constitucional no puede ayudarla, le exijo que dejen de llamarla". Casas llegó a sopesar denunciar tal acoso telefónico.
El abogado de Martín asegura tener una versión distinta para cada punto de este relato, pero se la reserva. "Todo es mentira", simplifica. Y la familia de Martín ha optado por el silencio sobre la ayuda recibida por su benefactora, mientras ve carbonizarse a Casas. Dolores Martín, de 37 años, está presa desde finales de mayo como inductora del asesinato de su ex marido.
domingo, 8 de junio de 2008
LOS MEGAMILLONARIOS HABLAN RUSO
REPORTAJE
Los megamillonarios hablan ruso
12 de las 25 grandes fortunas europeas son rusas. Y no sólo por el petróleo
RODRIGO FERNÁNDEZ - Moscú - 08/06/2008
Vota Resultado 17 votos
La revista Forbes ha publicado el acta notarial de lo que ya era de dominio público: Rusia es el país europeo con mayor número de megamillonarios, exactamente 12 de los 25 primeros. Nada más lógico, se dirá, dado que Rusia nada en petróleo y gas y los precios andan por las nubes. Pues no. Aunque el oro negro esté en el origen de muchas fortunas, sólo tres de los 12 de la lista de oro les deben hoy su riqueza. La mayoría se dedica a la metalurgia, comenzando por Oleg Deripaska, el rey del aluminio. Sus poderes: 28.000 millones de dólares (18.000 millones de euros).
Roman Abramóvich
Alexéi Mordashov
Oleg Deripaska
Mijaíl Fridman
Vladímir Lisin
Mijaíl Prójorov
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La mayoría de las grandes riquezas son de magnates del sector metalúrgico
Es un reflejo de los cambios que se han operado durante el primer mandato presidencial de Vladímir Putin, hoy convertido en el primer ministro más influyente de la Rusia moderna. Antes de él, los más ricos eran petroleros. El gigante Yukos estaba en manos privadas y los magnates del petróleo -encabeza-dos por el hoy encarcelado Mijaíl Jodorkovski- ocupaban los primeros lugares en la aristocracia del dinero. Yukos ya no existe y la mayoría de sus codiciados yacimientos pasó a manos de Rosneft, empresa que por ser estatal no crea -al menos ofi-cialmente- ningún multimillonario. Sibneft, que pertenecía a Roman Abramóvich, también ha desaparecido para convertirse en la estatal Gazpromneft.
Abramóvich, de 41 años, ocupó durante largo tiempo el primer lugar en la lista de megamillonarios rusos y es, indudablemente, el más popular de los oligarcas rusos, ante todo por ser el dueño del club de fútbol británico Chelsea. A su fama también han contribuido últimamente el divorcio de su mujer, con la que tiene cinco hijos, y su relación con Daria Zhúkova, ex novia del tenista Marat Safin. Abramóvich, con intereses en diversos sectores, ya no está en el negocio del petróleo. Se le consideraba el tesorero de la familia de Borís Yeltsin, pero ha sido desplazado por Deripaska, de 40 años, a la cabeza de los ricos rusos y, parece, también como favorito del Kremlin.
El nuevo rey también tiene su conexión Yeltsin: su esposa es nieta del ex presidente. Deripaska no se limita ahora al aluminio -cuyo negocio ha extendido a Asia y África-, sino que compra todo lo que le cae entre manos: ha invertido en construcción de maquinaria, industria automotriz, bienes raíces, industria de la construcción, bancos y agricultura. Todo lo que toca se convierte en oro. Compra y las acciones se disparan. Dicen que quiere ser el empresario más rico del planeta. Ya lo es de Rusia, el segundo de Europa y el noveno del mundo.
Los otros multimillonarios relacionados con la metalurgia son Alexéi Mordashov, Vladímir Lisin, Mijaíl Prójorov, Vladímir Potanin e Iskander Majmúdov.
Mordashov, de 42 años, es el principal accionista de Severstal, la segunda compañía de acero de Rusia. Trató de comprar Arcelor, para convertirse en el primer productor de acero del mundo, pero perdió la batalla. Ha adquirido empresas en EE UU e Italia.
Lisin, de 52 años, ilustra el sueño americano en Rusia: comenzó como mecánico en una mina de carbón. Luego trabajó en una fábrica de acero. La fortuna le sonrió cuando su jefe fue nombrado ministro y se lo llevó con él a Moscú desde Siberia. Hoy controla Novolípetsk, la tercera productora de acero rusa. Prójorov, de 43 años, y Potanin, de 47, eran hasta hace muy poco socios en Interrós, gran productor de níquel, paladio y oro. El primero, el más codiciado soltero de Rusia, se vio envuelto en un escándalo en Courchevel: la fiesta que organizaba fue interrumpida por la policía francesa, que acusó a las jovencitas invitadas de prostitución, lo cual aceleró el divorcio entre el juerguista Prójorov y el serio ex viceprimer ministro Potanin, que tiene fama de ejemplar padre de familia y mecenas, principalmente, de la Iglesia ortodoxa. Majmúdov, de 44 años, es originario de Bujará (en la república ex soviética de Uzbekistán), controla la segunda productora rusa de cobre y planea aliarse con un inversor estratégico extranjero, tal vez el canadiense Bombardier o el grupo francés Alstom.
Los petromagnates son Mijaíl Fridman, Oleg Jan y Vaguit Alek-pérov. Fridman, de 44 años, es el principal forjador de la unión de la petrolera TNK con el gigante British Petroleum. Pero como cabeza de Alfa-Group también tiene intereses en otros sectores, sobre todo de las telecomunicaciones. Jan, de 46 años, es un antiguo socio de Fridman que ocupa el cargo de director ejecutivo de TNK-BP. Alekpérov, de 57 años, preside Lukoil y está dedicado a extender la red de gasolineras en Europa y EE UU. Este empresario de origen azerbaiyano también tiene intereses en el sector bancario, bursátil, mediático y eléctrico.
Suleimán Kerímov, de 42 años, es un inversor de amplios intereses en los sectores bancarios y del gas, oro, telecomunicaciones y hoteles. Fue diputado por el ultranacionalista Partido Liberal-Democrático y representa en el Senado a Daguestán, su caucásica patria chica. Hace dos años sufrió un grave accidente en Niza, donde hizo trizas su Ferrari de 675.000 euros. Conocido donjuán, viajaba con la popular estrella televisiva Tina Kandelaki.
Dmitri Ribolóvlev, de 41 años, controla Uralcali, gran productor de fertilizantes. Médico de profesión, entró en el mundo de los negocios en los noventa, con las reformas económicas impulsadas por Yeltsin. Pasó por la cárcel (11 meses), pero probó su inocencia y siguió haciendo dinero. En un año aumentó su fortuna en 10.000 millones de dólares. En ocho años el valor de Uralcali ha subido de ocho millones a 20.000.
Roman Abramóvich- 15.000 millones. El dueño del club de fútbol Chelsea, de 41 años, ex magnate petrolero, tiene participaciones en el sector del acero y de la minería.
Alexéi Mordashov- 13.600 millones. De 42 años, es el principal accionista de Severstal, gigante del acero que intentó comprar Arcelor. Tiene intereses en EE UU e Italia.
Oleg Deripaska- 18.000 millones de euros. El rey del aluminio ruso, de 40 años, casado con una nieta de Yeltsin, tiene intereses en bancos, inmuebles y maquinaria.
Mijaíl Fridman
- 13.300 millones. De 44 años, magnate petrolero y cabeza de Alfa-Group, muy potente en comunicaciones.
Vladímir Lisin- 13.000 millones. De 52 años, pasó de trabajar en una mina a controlar el tercer gran grupo del acero ruso.
Mijaíl Prójorov- 12.500 millones. De 43 años, ex socio de Vladímir Potanin, controla la principal empresa de minería de oro.
Los megamillonarios hablan ruso
12 de las 25 grandes fortunas europeas son rusas. Y no sólo por el petróleo
RODRIGO FERNÁNDEZ - Moscú - 08/06/2008
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La revista Forbes ha publicado el acta notarial de lo que ya era de dominio público: Rusia es el país europeo con mayor número de megamillonarios, exactamente 12 de los 25 primeros. Nada más lógico, se dirá, dado que Rusia nada en petróleo y gas y los precios andan por las nubes. Pues no. Aunque el oro negro esté en el origen de muchas fortunas, sólo tres de los 12 de la lista de oro les deben hoy su riqueza. La mayoría se dedica a la metalurgia, comenzando por Oleg Deripaska, el rey del aluminio. Sus poderes: 28.000 millones de dólares (18.000 millones de euros).
Roman Abramóvich
Alexéi Mordashov
Oleg Deripaska
Mijaíl Fridman
Vladímir Lisin
Mijaíl Prójorov
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La mayoría de las grandes riquezas son de magnates del sector metalúrgico
Es un reflejo de los cambios que se han operado durante el primer mandato presidencial de Vladímir Putin, hoy convertido en el primer ministro más influyente de la Rusia moderna. Antes de él, los más ricos eran petroleros. El gigante Yukos estaba en manos privadas y los magnates del petróleo -encabeza-dos por el hoy encarcelado Mijaíl Jodorkovski- ocupaban los primeros lugares en la aristocracia del dinero. Yukos ya no existe y la mayoría de sus codiciados yacimientos pasó a manos de Rosneft, empresa que por ser estatal no crea -al menos ofi-cialmente- ningún multimillonario. Sibneft, que pertenecía a Roman Abramóvich, también ha desaparecido para convertirse en la estatal Gazpromneft.
Abramóvich, de 41 años, ocupó durante largo tiempo el primer lugar en la lista de megamillonarios rusos y es, indudablemente, el más popular de los oligarcas rusos, ante todo por ser el dueño del club de fútbol británico Chelsea. A su fama también han contribuido últimamente el divorcio de su mujer, con la que tiene cinco hijos, y su relación con Daria Zhúkova, ex novia del tenista Marat Safin. Abramóvich, con intereses en diversos sectores, ya no está en el negocio del petróleo. Se le consideraba el tesorero de la familia de Borís Yeltsin, pero ha sido desplazado por Deripaska, de 40 años, a la cabeza de los ricos rusos y, parece, también como favorito del Kremlin.
El nuevo rey también tiene su conexión Yeltsin: su esposa es nieta del ex presidente. Deripaska no se limita ahora al aluminio -cuyo negocio ha extendido a Asia y África-, sino que compra todo lo que le cae entre manos: ha invertido en construcción de maquinaria, industria automotriz, bienes raíces, industria de la construcción, bancos y agricultura. Todo lo que toca se convierte en oro. Compra y las acciones se disparan. Dicen que quiere ser el empresario más rico del planeta. Ya lo es de Rusia, el segundo de Europa y el noveno del mundo.
Los otros multimillonarios relacionados con la metalurgia son Alexéi Mordashov, Vladímir Lisin, Mijaíl Prójorov, Vladímir Potanin e Iskander Majmúdov.
Mordashov, de 42 años, es el principal accionista de Severstal, la segunda compañía de acero de Rusia. Trató de comprar Arcelor, para convertirse en el primer productor de acero del mundo, pero perdió la batalla. Ha adquirido empresas en EE UU e Italia.
Lisin, de 52 años, ilustra el sueño americano en Rusia: comenzó como mecánico en una mina de carbón. Luego trabajó en una fábrica de acero. La fortuna le sonrió cuando su jefe fue nombrado ministro y se lo llevó con él a Moscú desde Siberia. Hoy controla Novolípetsk, la tercera productora de acero rusa. Prójorov, de 43 años, y Potanin, de 47, eran hasta hace muy poco socios en Interrós, gran productor de níquel, paladio y oro. El primero, el más codiciado soltero de Rusia, se vio envuelto en un escándalo en Courchevel: la fiesta que organizaba fue interrumpida por la policía francesa, que acusó a las jovencitas invitadas de prostitución, lo cual aceleró el divorcio entre el juerguista Prójorov y el serio ex viceprimer ministro Potanin, que tiene fama de ejemplar padre de familia y mecenas, principalmente, de la Iglesia ortodoxa. Majmúdov, de 44 años, es originario de Bujará (en la república ex soviética de Uzbekistán), controla la segunda productora rusa de cobre y planea aliarse con un inversor estratégico extranjero, tal vez el canadiense Bombardier o el grupo francés Alstom.
Los petromagnates son Mijaíl Fridman, Oleg Jan y Vaguit Alek-pérov. Fridman, de 44 años, es el principal forjador de la unión de la petrolera TNK con el gigante British Petroleum. Pero como cabeza de Alfa-Group también tiene intereses en otros sectores, sobre todo de las telecomunicaciones. Jan, de 46 años, es un antiguo socio de Fridman que ocupa el cargo de director ejecutivo de TNK-BP. Alekpérov, de 57 años, preside Lukoil y está dedicado a extender la red de gasolineras en Europa y EE UU. Este empresario de origen azerbaiyano también tiene intereses en el sector bancario, bursátil, mediático y eléctrico.
Suleimán Kerímov, de 42 años, es un inversor de amplios intereses en los sectores bancarios y del gas, oro, telecomunicaciones y hoteles. Fue diputado por el ultranacionalista Partido Liberal-Democrático y representa en el Senado a Daguestán, su caucásica patria chica. Hace dos años sufrió un grave accidente en Niza, donde hizo trizas su Ferrari de 675.000 euros. Conocido donjuán, viajaba con la popular estrella televisiva Tina Kandelaki.
Dmitri Ribolóvlev, de 41 años, controla Uralcali, gran productor de fertilizantes. Médico de profesión, entró en el mundo de los negocios en los noventa, con las reformas económicas impulsadas por Yeltsin. Pasó por la cárcel (11 meses), pero probó su inocencia y siguió haciendo dinero. En un año aumentó su fortuna en 10.000 millones de dólares. En ocho años el valor de Uralcali ha subido de ocho millones a 20.000.
Roman Abramóvich- 15.000 millones. El dueño del club de fútbol Chelsea, de 41 años, ex magnate petrolero, tiene participaciones en el sector del acero y de la minería.
Alexéi Mordashov- 13.600 millones. De 42 años, es el principal accionista de Severstal, gigante del acero que intentó comprar Arcelor. Tiene intereses en EE UU e Italia.
Oleg Deripaska- 18.000 millones de euros. El rey del aluminio ruso, de 40 años, casado con una nieta de Yeltsin, tiene intereses en bancos, inmuebles y maquinaria.
Mijaíl Fridman
- 13.300 millones. De 44 años, magnate petrolero y cabeza de Alfa-Group, muy potente en comunicaciones.
Vladímir Lisin- 13.000 millones. De 52 años, pasó de trabajar en una mina a controlar el tercer gran grupo del acero ruso.
Mijaíl Prójorov- 12.500 millones. De 43 años, ex socio de Vladímir Potanin, controla la principal empresa de minería de oro.
sábado, 7 de junio de 2008
PRENSA GALEGA.
Movimientos en el panorama mediático gallego
‘El País’ corteja a ‘La Voz de Galicia.’
Los intentos de los principales grupos mediáticos del país por entrar en el mercado de la prensa gallega a través de su diario estrella ‘La Voz de Galicia.’, propiedad de Santiago Rey Fernández-Latorre, han salpicado el tranquilo panorama mediático de esta comunidad en diversas ocasiones. Pero según ha podido saber El Siglo, podría ser el principal holding de comunicación español, Prisa, quien finalmente acceda a la región del noroeste mediante un acuerdo con la empresa propietaria del rotativo gallego. El éxito de las negociaciones entre las cúpulas de ambos grupos permitiría, además, a Jesús de Polanco llenar generosamente una de las lagunas de Prisa, la prensa regional.
Por A. P. V.
(8 de marzo del 2004)
Desde que Santiago Rey decidió retomar las riendas del Grupo Voz a principios de 2001, tras un intervalo de adquisiciones, intentos de expansión y delegación de poder en sus dos hijos, Emilio y Santiago, los cambios se han ido sucediendo en el seno de la empresa editora de La Voz de Galicia., el periódico más importante de esta región con sus 14 delegaciones y uno de los principales del país, y del Diario de León, líder también en esa comunidad. Y al presidente del Grupo Prisa, Jesús Polanco, parece no serle ajena la recuperación que ha experimentado el rotativo gallego en los tres últimos años. Al parecer, las negociaciones emprendidas hace tiempo entre las cúpulas del Grupo Voz y del Grupo Prisa, dentro de la más estricta confidencialidad, podrían desembocar en un acuerdo que permitiría a La Voz de Galicia. entrar a formar parte del principal grupo de comunicación español en un breve plazo de tiempo.
Pero, sobre todo, el acuerdo propiciaría que el presidente de Prisa lograra cubrir con éxito una de las principales lagunas del grupo, la que concierne al ámbito de prensa regional. En la actualidad, y tras la venta en julio de 2003 de El Día de Valladolid a Promecal (Diario de Burgos), la empresa editora de El País cuenta con El Correo de Andalucía, que el año pasado ha visto potenciada su difusión, Diario de Jaén y Odiel Información (Huelva).
La operación, además, supondría un cambio radical en el panorama mediático de Galicia, en donde los grandes grupos de comunicación de este país no han tenido prácticamente cabida en un paisaje formado, básicamente, por pequeñas empresas de carácter familiar que controlan los periódicos provinciales y, en el caso del Grupo Voz, el único regional. Sólo Prensa Ibérica logró adentrarse en Galicia al adquirir la editora de El Faro de Vigo, decano de la prensa española que fue fundado en 1853 (ver “La inalterable prensa gallega”).
Aunque fuentes oficiales del Grupo Prisa ni confirman ni desmienten las negociaciones, sí subrayan las excelentes relaciones entre ambas empresas, que han olvidado ya los resquemores surgidos en la etapa de Emilio Rey, cuando GDM, de Prisa, perdía una exclusiva de publicidad con La Voz que obtenía CMXXI, del Grupo Correo, hoy Vocento, y que le trajo al hijo de Santiago Rey algún que otro comentario por parte de columnistas de El País, que ironizaron con las ansias expansionistas del entonces consejero delegado.
Tres años de vértigo. Meses después de prescindir de sus hijos en el staff de La Voz de Galicia., Santiago Rey Fernández-Latorre se hizo con todas las acciones de la sociedad propietaria de La Voz y de su grupo de empresas, que hasta entonces estaban en manos de sus familiares, básicamente de su ex mujer (27%), pero también de sus hijos (9%), pasando a convertirse en administrador único de la entidad.
Esta operación coincidió con la boda del presidente del Grupo Voz y la empresaria madrileña Amparo Navarro, a quienes casó el alcalde de A Coruña, el socialista Paco Vázquez, en el Ayuntamiento herculino en septiembre de 2001. Desde el entorno del editor líder de Galicia se achacó el giro de Santiago Rey, que pasó de delegar en sus vástagos a tomar el mando de forma repentina y absoluta, a la influencia de su mujer, “una mujer emprendedora y muy inteligente”, sostienen desde ese círculo.
Lo cierto es que la etapa de Emilio Rey como consejero delegado del Grupo Voz tuvo luces y sombras, aunque nunca la serenidad que caracteriza a la nueva etapa de su padre, que dura ya tres exitosos años. El hijo del presidente de La Voz de Galicia. lideró el proyecto expansionista del grupo, que coincidió con la compra de la cabecera del extinto Diario 16. Sin embargo, los responsables de este rotativo emblema de la transición española se quejaron siempre de no haber recibido el mismo trato por parte de las instituciones que el que tuvo, por ejemplo, un diario, La Razón, que empezaba también su andadura por esas fechas, en 1998, y que ha conseguido mantenerse a flote contra todo pronóstico. No ocurrió lo mismo con Diario 16, más tarde Diario Abierto, cuyas ventas permanecieron estancadas desde ese año y, tras varios intentos de captar inversores, se vio obligado a desaparecer el mismo año de la toma de control del grupo por parte de Santiago Rey. Para entonces, Emilio y Santiago, éste dedicado a la gestión del área audiovisual de la compañía, ya estaban fuera.
Las cifras publicadas antes del cierre de Diario 16 por La Gaceta de los Negocios, referidas a las ganancias del Grupo Voz, ilustran bastante la etapa de Emilio Rey, muy “convulsa”, según quienes la vivieron de cerca: la cuenta de resultados de la empresa había pasado de los 1.500 millones de beneficios a 184 millones en 2000. Santiago Rey asumió entonces las riendas del grupo con la intención de consolidar los medios que pasaba a controlar absolutamente, decidido a mimar de forma muy especial la prensa escrita, esto es, La Voz de Galicia.. Y para dejar constancia de cuáles eran sus prioridades, sustituyó por la gran ‘V’, símbolo tradicional del periódico gallego, el anagrama del Grupo Voz que salpicaba las instalaciones del rotativo en el polígono coruñés de Sabón (Arteixo, A Coruña), situadas, por cierto, al lado de las de Inditex, propiedad del multimillonario Amancio Ortega. El Grupo Voz volvía a ser, sobre todo, La Voz de Galicia..
Tras desprenderse de Diario 16, el trienio 2001-2004 de cambio de rumbo de La Voz se caracterizó por tres movimientos en su seno que confirmaron las prioridades del presidente, el cual, además, vio reconocida su labor editora de tantos años –ya en 1962 accede a la gerencia del rotativo, fundado en 1882 por su abuelo Juan Fernández Latorre– al ser nombrado, en noviembre de 2001, hijo predilecto de A Coruña durante un acto en el que, por cierto, estuvo acompañado por el consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián; obtener en diciembre el prestigioso premio periodístico Diego Bernal, que concede la Asociación de Periodistas de Galicia (APG), y ser investido doctor honoris causa por la Universidad de A Coruña cuatro meses después.
Cambios y novedades. Los trabajadores de La Voz de Galicia. subrayan la buena etapa que ha caracterizado el regreso de Santiago Rey al puesto de mando, pero sobre todo, reconocen el cambio de la línea editorial del periódico, también señalada por muchos de sus fieles lectores. Especialmente desde la catástrofe del Prestige, el regional gallego no ha dudado en ser muy crítico en diversas ocasiones con una Xunta y un Gobierno central que apenas encuentran voces discordantes con sus actuaciones en la prensa de la región, aunque, señalan desde distintos ámbitos, otro gallo cantaría con la entrada de Prisa en el panorama mediático de Galicia, encima, por la puerta grande.
Pocos meses después del cierre de Diario 16, el presidente de la principal empresa editora gallega presentaba en Madrid la edición España de La Voz de Galicia., la cual, además, había acogido a parte de los profesionales del desparecido rotativo. Al acto acudieron importantes personalidades políticas y empresariales que quisieron dar su apoyo al periódico en su nueva andadura, centrada en su mercado natural, Galicia.
Por otro lado, en julio de 2002, las emisoras de Radio Voz se desvincularon definitivamente de Onda Cero, con quien mantenían acuerdos desde hacía un año y medio, y se centraron en el panorama radiofónico gallego, en línea con el periódico insignia del grupo. Las discrepancias entre la radio propiedad de Santiago Rey y la emisora controlada entonces por Telefónica y, desde enero de 2003, por el holding Planeta, no cesaron desde que Onda Cero cedió buena parte del protagonismo al diario El Mundo., pues, al fin y al cabo, el periódico que dirige Pedro J. Ramírez mantiene un acuerdo de distribución con El Correo Gallego, competencia directa de La Voz de Galicia. en Santiago de Compostela.
Con el nombramiento en diciembre de 2003 de José Gabriel González Arias como consejero delegado del Grupo Voz, el primero que accede a este puesto después de Emilio Rey, se confirmaba la estrategia de consolidación del presidente de la editora gallega, pues el nuevo hombre fuerte de Santiago Rey, que ostentará las máximas responsabilidades ejecutivas, ya había sido gerente del grupo a finales de los 90. De ahí, González Arias se marchó al Grupo Prisa, en donde, hasta hace tres meses, ocupaba el puesto de subdirector general de la empresa editora de El País. Su regreso a la empresa de Santiago Rey podría estar relacionado con la operación Prisa-La Voz.
No es la primera vez, sin embargo, que hay intentos de adquisición de La Voz de Galicia. por parte de los grandes grupos mediáticos de este país, pues tanto el Grupo Correo, hoy Vocento, como Prisa en otras ocasiones o el Grupo Zeta tantearon su entrada en la región vía Grupo Voz. Sin embargo, estos acercamientos no habrían pasado de meros intentos.
La inalterable prensa gallega
Los periódicos de Galicia se han caracterizado siempre por su afán localista (sólo La Voz de Galicia. es de ámbito regional) y por la inamovilidad de las empresas que los poseen, muchas de ellas familiares y con una larguísima trayectoria histórica, empezando por El Faro de Vigo, que se fundó en 1853. Además de este rotativo, decano de la prensa española y propiedad de Prensa Ibérica desde 1986, que posee también en Galicia La Opinión de A Coruña, en la zona sur de Galicia (Pontevedra y Ourense), se publican Diario de Pontevedra, propiedad de una cooperativa de 17 socios desde hace tres décadas y que preside Blanca García-Montenegro, presidenta y editora, a su vez, de El Progreso de Lugo, propiedad de los herederos del fundador del diario, Puro Cora, uno de los cuales, ya fallecido, estuvo casado con la presidenta de El Progreso, cuya Dirección General ostenta su cuñado José de Cora. En Ourense, La Región, junto al periódico vigués Atlántico Diario es propiedad de la familia Outeiriño.
El diario coruñés El Ideal Gallego pertenece al grupo empresarial de Florencio Aldrey, un gallego afincado en Argentina, que, además, preside Diario de Arousa, Diario de Bergantiños y Diario de Ferrol. El director general de estos cuatro periódicos, y mano derecha del empresario ausente, Juan Ramón Díaz, fue uno de los hombres fuertes de Santiago Rey en La Voz de Galicia. cuando ostentó la dirección del regional. Entonces, desde el año 76 al 97, este periódico vivió su etapa de mayor esplendor, con una estrategia empresarial basada en un tupido modelo de ediciones locales que, hoy, el periodista Juan Ramón Díaz está aplicando con el visto bueno de Florencio Aldrey.
El Correo Gallego y su edición en el idioma autóctono O Correo Galego, el periódico líder en la capital de Galicia, Santiago de Compostela, es propiedad de la Editorial Compostela y lo dirige José Manuel Rey Novoa. Junto al diario Galicia Hoxe, también con sede en Santiago y dirigido por Caetano Díaz, forman el Grupo Correo Gallego. Feliciano Barrera es su presidente.
La institucionalización de estos periódicos con el paso del tiempo ha sido subrayada por distintos especialistas, aunque pocos, que han estudiado el panorama mediático gallego. Por ejemplo, el profesor de la Universidad del País Vasco Josu Bilbao subraya en su libro La prensa diaria en Galicia (Editorial Lea, Santiago de Compostela) que periódicos autodefinidos en su primera salida a los kioscos como mercantiles, industriales o de interés general presentan en la actualidad una preocupante dependencia económica de la Xunta, según se desprende de los datos económicos, al carecer del respaldo de las grandes empresas gallegas en sus consejos de administración.
23.3.06
O futuro de La Voz de Galicia
¿Cal é a verdadeira razón que se agocha tras a dimisión forzada de Bieito Rubido? Tense falado estes días das malas relacións do xa ex director co conselleiro delegado José Gabriel González Arias. Falouse tamén das presións do PSOE, a través de Pepe Blanco, desexoso dunha Voz de Galicia menos crítica co goberno bipartito. Estas presións puideron ser decisivas na marcha do principal cronista político do xornal, Anxo Lugilde, hoxe colaborador de La Vanguardia e El Progreso. As dúas razóns son verdadeiras e complementarias. Pero hai máis.
Dende hai anos, e con máis intensidade dende hai uns meses, fálase dunha posible venda do xornal a algún dos grandes grupos de comunicación do Estado, principalmente Vocento e Prisa, ou mesmo Zeta. Non é un segredo que La Voz de Galicia é unha ruína económica. Trátase dun xornal sobredimensionado, con 15 delegacións, máis de 150 páxinas diarias, e cun número de xornalistas en plantilla semellante a El País, El Mundo ou ABC. Pero non é El País: vende cinco veces menos exemplares e a publicidade ten un prezo proporcional. Tampouco é o Faro de Vigo, posiblemente o mellor negocio da prensa española, pois cuns custes moi reducidos (conta tan só con 5 pequenas delegación) acada unha difusión que representa máis da metade da do seu competidor coruñés (290 mil vs. 572 mil). Non hai que esquecer que LVG depende para a súa supervivencia das subvencións da Xunta. La Voz atópase dende hai anos nunha situación oposta á optimización económica. Ou crece até converterse nun gran grupo de escala estatal semellante a Vocento (nacido a partir dun pequeno xornal rexional) ou reduce a súa dimensión para concentrarse no seu mercado natural (a provincia da Coruña). Os intentos de expansión (RadioVoz, La Voz de Baleares, La Voz de Asturias...) fracasaron e estiveron a piques de levar á empresa á bancarrota. Quizais a única saída que lle queda a La Voz é a aposta polo minimalismo: retroceder até as súas prazas fortes: Coruña e comarca, Ferrolterra, Costa da Morte, Santiago e Comarca, a Mariña Lucense... Non hai que esquecer tampouco que LVG vende máis de tres de cada catro xornais na provincia da Coruña.
Dende hai dous anos, e tras os crecementos que experimentaron as vendas do xornal durante a crise do Prestige, La Voz de Galicia está caendo en picado . Dende o ano 2004, La Voz perdeu 130 mil lectores, e semella que o vindeiro estudo do EGM (se é que finalmente se publica) confirmará esta tendencia. As razóns son moitas, e teñen que ver sobre todo co escoramento do xornal cara á dereita, converténdose nos últimos tempos na “voz” de Francisco Vázquez na Coruña e do PP en Galicia. Tamén influíu, e moito, a consolidación de competidores no seu territorio natural: La Opinión, Diario de Ferrol..., e o nacemento de catro gratuítos na cidade da Coruña: Metro, Qué!, 20Minutos, e ADN (participado por LVG). Pero hai outro motivo: a perda de calidade do xornal, cada día máis afastado do que ofrecen as cabeceiras de referencia (País, Mundo, ABC, Vanguardia...) e máis próximo ao resto dos diarios locais cos que compite en Galicia: ¿ofrece máis e mellor información LVG que La Opinión, El Progreso ou El Correo Gallego? ¿Por que pagar 1 euro por LVG se teño o 20Minutos de balde e me ofrece máis ou menos o mesmo? Mesmo a edición electrónica de La Voz ten sufrido nos últimos tempos un claro descenso de dinamismo e calidade. O último exemplo tivémolo onte, co anuncio do alto o fogo de ETA: SER, ElPaís e ElMundo colgaron a noticia ás 12:15, El Correo Gallego ás 12:21, Vieiros ás 12:34 e La Voz de Galicia ás 12:35!! Santiago Rey tardou en percibilo, pero finalmente decatouse de qué xornal estaba sacando á rúa a súa empresa. Como podemos ler no confidencial do GaliciaDiario, “El editor de La Voz, Santiago Rey, después de despedir a su director Bieito Rubido, reunió al personal para transmitirles sus opiniones sobre el periódico. A los plumillas casi les da un "yu-yu". Don Santiago dijo que no le gustaba lo que se estaba haciendo, que había secciones enteras que eran ininteligibles (...) Se anuncia ya una nueva imagen para el diario, vamos que habrá cambio de maqueta. Por algo se empieza”
A marcha de Bieito Rubido responde a moitas motivacións, e chega nun momento no que o xornal semella non poder remontar o vó. Quizais é o momento de tomar decisións que afectan á propiedade da empresa. Santiago Rey ten manifestado en privado (e insinuado en público) que de ningún xeito volverá deixar a súa centenaria cabeceira en mans dos seus fillos. Hai uns meses o seu desexo era entregar todo o seu capital á Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre e mesmo considerara deixar o xornal en mans dun consello de redacción formado por todos os traballadores de La Voz (un LeMonde á galega, como xa funcionara no Diario de Pontevedra). Pero é posible que a situación económica do grupo non lle permita elixir, e que finalmente teña que vender o diario a algún dos grupos de comunicación que levan anos pedindo prezos en Sabón. Semella que nestes momentos o mellor colocado é Prisa: como escribía o confidencial do GaliciaDiario, “Algún malévolo con extraños intereses ha dejado caer que la salida de Bieito y la victoria interna de José Gabriel sitúa al Grupo Prisa más cerca de La Voz de Galicia”. Pero non hai que descartar a Vocento, xa vencellada dalgún xeito á La Voz (reparte as revistas do grupo), ou a Zeta, que dende xaneiro ocúpase de xestionar a publicidade de La Voz de Galicia a través de Zeta Gestión de Medios (anteriormente facíao Vocento).
‘El País’ corteja a ‘La Voz de Galicia.’
Los intentos de los principales grupos mediáticos del país por entrar en el mercado de la prensa gallega a través de su diario estrella ‘La Voz de Galicia.’, propiedad de Santiago Rey Fernández-Latorre, han salpicado el tranquilo panorama mediático de esta comunidad en diversas ocasiones. Pero según ha podido saber El Siglo, podría ser el principal holding de comunicación español, Prisa, quien finalmente acceda a la región del noroeste mediante un acuerdo con la empresa propietaria del rotativo gallego. El éxito de las negociaciones entre las cúpulas de ambos grupos permitiría, además, a Jesús de Polanco llenar generosamente una de las lagunas de Prisa, la prensa regional.
Por A. P. V.
(8 de marzo del 2004)
Desde que Santiago Rey decidió retomar las riendas del Grupo Voz a principios de 2001, tras un intervalo de adquisiciones, intentos de expansión y delegación de poder en sus dos hijos, Emilio y Santiago, los cambios se han ido sucediendo en el seno de la empresa editora de La Voz de Galicia., el periódico más importante de esta región con sus 14 delegaciones y uno de los principales del país, y del Diario de León, líder también en esa comunidad. Y al presidente del Grupo Prisa, Jesús Polanco, parece no serle ajena la recuperación que ha experimentado el rotativo gallego en los tres últimos años. Al parecer, las negociaciones emprendidas hace tiempo entre las cúpulas del Grupo Voz y del Grupo Prisa, dentro de la más estricta confidencialidad, podrían desembocar en un acuerdo que permitiría a La Voz de Galicia. entrar a formar parte del principal grupo de comunicación español en un breve plazo de tiempo.
Pero, sobre todo, el acuerdo propiciaría que el presidente de Prisa lograra cubrir con éxito una de las principales lagunas del grupo, la que concierne al ámbito de prensa regional. En la actualidad, y tras la venta en julio de 2003 de El Día de Valladolid a Promecal (Diario de Burgos), la empresa editora de El País cuenta con El Correo de Andalucía, que el año pasado ha visto potenciada su difusión, Diario de Jaén y Odiel Información (Huelva).
La operación, además, supondría un cambio radical en el panorama mediático de Galicia, en donde los grandes grupos de comunicación de este país no han tenido prácticamente cabida en un paisaje formado, básicamente, por pequeñas empresas de carácter familiar que controlan los periódicos provinciales y, en el caso del Grupo Voz, el único regional. Sólo Prensa Ibérica logró adentrarse en Galicia al adquirir la editora de El Faro de Vigo, decano de la prensa española que fue fundado en 1853 (ver “La inalterable prensa gallega”).
Aunque fuentes oficiales del Grupo Prisa ni confirman ni desmienten las negociaciones, sí subrayan las excelentes relaciones entre ambas empresas, que han olvidado ya los resquemores surgidos en la etapa de Emilio Rey, cuando GDM, de Prisa, perdía una exclusiva de publicidad con La Voz que obtenía CMXXI, del Grupo Correo, hoy Vocento, y que le trajo al hijo de Santiago Rey algún que otro comentario por parte de columnistas de El País, que ironizaron con las ansias expansionistas del entonces consejero delegado.
Tres años de vértigo. Meses después de prescindir de sus hijos en el staff de La Voz de Galicia., Santiago Rey Fernández-Latorre se hizo con todas las acciones de la sociedad propietaria de La Voz y de su grupo de empresas, que hasta entonces estaban en manos de sus familiares, básicamente de su ex mujer (27%), pero también de sus hijos (9%), pasando a convertirse en administrador único de la entidad.
Esta operación coincidió con la boda del presidente del Grupo Voz y la empresaria madrileña Amparo Navarro, a quienes casó el alcalde de A Coruña, el socialista Paco Vázquez, en el Ayuntamiento herculino en septiembre de 2001. Desde el entorno del editor líder de Galicia se achacó el giro de Santiago Rey, que pasó de delegar en sus vástagos a tomar el mando de forma repentina y absoluta, a la influencia de su mujer, “una mujer emprendedora y muy inteligente”, sostienen desde ese círculo.
Lo cierto es que la etapa de Emilio Rey como consejero delegado del Grupo Voz tuvo luces y sombras, aunque nunca la serenidad que caracteriza a la nueva etapa de su padre, que dura ya tres exitosos años. El hijo del presidente de La Voz de Galicia. lideró el proyecto expansionista del grupo, que coincidió con la compra de la cabecera del extinto Diario 16. Sin embargo, los responsables de este rotativo emblema de la transición española se quejaron siempre de no haber recibido el mismo trato por parte de las instituciones que el que tuvo, por ejemplo, un diario, La Razón, que empezaba también su andadura por esas fechas, en 1998, y que ha conseguido mantenerse a flote contra todo pronóstico. No ocurrió lo mismo con Diario 16, más tarde Diario Abierto, cuyas ventas permanecieron estancadas desde ese año y, tras varios intentos de captar inversores, se vio obligado a desaparecer el mismo año de la toma de control del grupo por parte de Santiago Rey. Para entonces, Emilio y Santiago, éste dedicado a la gestión del área audiovisual de la compañía, ya estaban fuera.
Las cifras publicadas antes del cierre de Diario 16 por La Gaceta de los Negocios, referidas a las ganancias del Grupo Voz, ilustran bastante la etapa de Emilio Rey, muy “convulsa”, según quienes la vivieron de cerca: la cuenta de resultados de la empresa había pasado de los 1.500 millones de beneficios a 184 millones en 2000. Santiago Rey asumió entonces las riendas del grupo con la intención de consolidar los medios que pasaba a controlar absolutamente, decidido a mimar de forma muy especial la prensa escrita, esto es, La Voz de Galicia.. Y para dejar constancia de cuáles eran sus prioridades, sustituyó por la gran ‘V’, símbolo tradicional del periódico gallego, el anagrama del Grupo Voz que salpicaba las instalaciones del rotativo en el polígono coruñés de Sabón (Arteixo, A Coruña), situadas, por cierto, al lado de las de Inditex, propiedad del multimillonario Amancio Ortega. El Grupo Voz volvía a ser, sobre todo, La Voz de Galicia..
Tras desprenderse de Diario 16, el trienio 2001-2004 de cambio de rumbo de La Voz se caracterizó por tres movimientos en su seno que confirmaron las prioridades del presidente, el cual, además, vio reconocida su labor editora de tantos años –ya en 1962 accede a la gerencia del rotativo, fundado en 1882 por su abuelo Juan Fernández Latorre– al ser nombrado, en noviembre de 2001, hijo predilecto de A Coruña durante un acto en el que, por cierto, estuvo acompañado por el consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián; obtener en diciembre el prestigioso premio periodístico Diego Bernal, que concede la Asociación de Periodistas de Galicia (APG), y ser investido doctor honoris causa por la Universidad de A Coruña cuatro meses después.
Cambios y novedades. Los trabajadores de La Voz de Galicia. subrayan la buena etapa que ha caracterizado el regreso de Santiago Rey al puesto de mando, pero sobre todo, reconocen el cambio de la línea editorial del periódico, también señalada por muchos de sus fieles lectores. Especialmente desde la catástrofe del Prestige, el regional gallego no ha dudado en ser muy crítico en diversas ocasiones con una Xunta y un Gobierno central que apenas encuentran voces discordantes con sus actuaciones en la prensa de la región, aunque, señalan desde distintos ámbitos, otro gallo cantaría con la entrada de Prisa en el panorama mediático de Galicia, encima, por la puerta grande.
Pocos meses después del cierre de Diario 16, el presidente de la principal empresa editora gallega presentaba en Madrid la edición España de La Voz de Galicia., la cual, además, había acogido a parte de los profesionales del desparecido rotativo. Al acto acudieron importantes personalidades políticas y empresariales que quisieron dar su apoyo al periódico en su nueva andadura, centrada en su mercado natural, Galicia.
Por otro lado, en julio de 2002, las emisoras de Radio Voz se desvincularon definitivamente de Onda Cero, con quien mantenían acuerdos desde hacía un año y medio, y se centraron en el panorama radiofónico gallego, en línea con el periódico insignia del grupo. Las discrepancias entre la radio propiedad de Santiago Rey y la emisora controlada entonces por Telefónica y, desde enero de 2003, por el holding Planeta, no cesaron desde que Onda Cero cedió buena parte del protagonismo al diario El Mundo., pues, al fin y al cabo, el periódico que dirige Pedro J. Ramírez mantiene un acuerdo de distribución con El Correo Gallego, competencia directa de La Voz de Galicia. en Santiago de Compostela.
Con el nombramiento en diciembre de 2003 de José Gabriel González Arias como consejero delegado del Grupo Voz, el primero que accede a este puesto después de Emilio Rey, se confirmaba la estrategia de consolidación del presidente de la editora gallega, pues el nuevo hombre fuerte de Santiago Rey, que ostentará las máximas responsabilidades ejecutivas, ya había sido gerente del grupo a finales de los 90. De ahí, González Arias se marchó al Grupo Prisa, en donde, hasta hace tres meses, ocupaba el puesto de subdirector general de la empresa editora de El País. Su regreso a la empresa de Santiago Rey podría estar relacionado con la operación Prisa-La Voz.
No es la primera vez, sin embargo, que hay intentos de adquisición de La Voz de Galicia. por parte de los grandes grupos mediáticos de este país, pues tanto el Grupo Correo, hoy Vocento, como Prisa en otras ocasiones o el Grupo Zeta tantearon su entrada en la región vía Grupo Voz. Sin embargo, estos acercamientos no habrían pasado de meros intentos.
La inalterable prensa gallega
Los periódicos de Galicia se han caracterizado siempre por su afán localista (sólo La Voz de Galicia. es de ámbito regional) y por la inamovilidad de las empresas que los poseen, muchas de ellas familiares y con una larguísima trayectoria histórica, empezando por El Faro de Vigo, que se fundó en 1853. Además de este rotativo, decano de la prensa española y propiedad de Prensa Ibérica desde 1986, que posee también en Galicia La Opinión de A Coruña, en la zona sur de Galicia (Pontevedra y Ourense), se publican Diario de Pontevedra, propiedad de una cooperativa de 17 socios desde hace tres décadas y que preside Blanca García-Montenegro, presidenta y editora, a su vez, de El Progreso de Lugo, propiedad de los herederos del fundador del diario, Puro Cora, uno de los cuales, ya fallecido, estuvo casado con la presidenta de El Progreso, cuya Dirección General ostenta su cuñado José de Cora. En Ourense, La Región, junto al periódico vigués Atlántico Diario es propiedad de la familia Outeiriño.
El diario coruñés El Ideal Gallego pertenece al grupo empresarial de Florencio Aldrey, un gallego afincado en Argentina, que, además, preside Diario de Arousa, Diario de Bergantiños y Diario de Ferrol. El director general de estos cuatro periódicos, y mano derecha del empresario ausente, Juan Ramón Díaz, fue uno de los hombres fuertes de Santiago Rey en La Voz de Galicia. cuando ostentó la dirección del regional. Entonces, desde el año 76 al 97, este periódico vivió su etapa de mayor esplendor, con una estrategia empresarial basada en un tupido modelo de ediciones locales que, hoy, el periodista Juan Ramón Díaz está aplicando con el visto bueno de Florencio Aldrey.
El Correo Gallego y su edición en el idioma autóctono O Correo Galego, el periódico líder en la capital de Galicia, Santiago de Compostela, es propiedad de la Editorial Compostela y lo dirige José Manuel Rey Novoa. Junto al diario Galicia Hoxe, también con sede en Santiago y dirigido por Caetano Díaz, forman el Grupo Correo Gallego. Feliciano Barrera es su presidente.
La institucionalización de estos periódicos con el paso del tiempo ha sido subrayada por distintos especialistas, aunque pocos, que han estudiado el panorama mediático gallego. Por ejemplo, el profesor de la Universidad del País Vasco Josu Bilbao subraya en su libro La prensa diaria en Galicia (Editorial Lea, Santiago de Compostela) que periódicos autodefinidos en su primera salida a los kioscos como mercantiles, industriales o de interés general presentan en la actualidad una preocupante dependencia económica de la Xunta, según se desprende de los datos económicos, al carecer del respaldo de las grandes empresas gallegas en sus consejos de administración.
23.3.06
O futuro de La Voz de Galicia
¿Cal é a verdadeira razón que se agocha tras a dimisión forzada de Bieito Rubido? Tense falado estes días das malas relacións do xa ex director co conselleiro delegado José Gabriel González Arias. Falouse tamén das presións do PSOE, a través de Pepe Blanco, desexoso dunha Voz de Galicia menos crítica co goberno bipartito. Estas presións puideron ser decisivas na marcha do principal cronista político do xornal, Anxo Lugilde, hoxe colaborador de La Vanguardia e El Progreso. As dúas razóns son verdadeiras e complementarias. Pero hai máis.
Dende hai anos, e con máis intensidade dende hai uns meses, fálase dunha posible venda do xornal a algún dos grandes grupos de comunicación do Estado, principalmente Vocento e Prisa, ou mesmo Zeta. Non é un segredo que La Voz de Galicia é unha ruína económica. Trátase dun xornal sobredimensionado, con 15 delegacións, máis de 150 páxinas diarias, e cun número de xornalistas en plantilla semellante a El País, El Mundo ou ABC. Pero non é El País: vende cinco veces menos exemplares e a publicidade ten un prezo proporcional. Tampouco é o Faro de Vigo, posiblemente o mellor negocio da prensa española, pois cuns custes moi reducidos (conta tan só con 5 pequenas delegación) acada unha difusión que representa máis da metade da do seu competidor coruñés (290 mil vs. 572 mil). Non hai que esquecer que LVG depende para a súa supervivencia das subvencións da Xunta. La Voz atópase dende hai anos nunha situación oposta á optimización económica. Ou crece até converterse nun gran grupo de escala estatal semellante a Vocento (nacido a partir dun pequeno xornal rexional) ou reduce a súa dimensión para concentrarse no seu mercado natural (a provincia da Coruña). Os intentos de expansión (RadioVoz, La Voz de Baleares, La Voz de Asturias...) fracasaron e estiveron a piques de levar á empresa á bancarrota. Quizais a única saída que lle queda a La Voz é a aposta polo minimalismo: retroceder até as súas prazas fortes: Coruña e comarca, Ferrolterra, Costa da Morte, Santiago e Comarca, a Mariña Lucense... Non hai que esquecer tampouco que LVG vende máis de tres de cada catro xornais na provincia da Coruña.
Dende hai dous anos, e tras os crecementos que experimentaron as vendas do xornal durante a crise do Prestige, La Voz de Galicia está caendo en picado . Dende o ano 2004, La Voz perdeu 130 mil lectores, e semella que o vindeiro estudo do EGM (se é que finalmente se publica) confirmará esta tendencia. As razóns son moitas, e teñen que ver sobre todo co escoramento do xornal cara á dereita, converténdose nos últimos tempos na “voz” de Francisco Vázquez na Coruña e do PP en Galicia. Tamén influíu, e moito, a consolidación de competidores no seu territorio natural: La Opinión, Diario de Ferrol..., e o nacemento de catro gratuítos na cidade da Coruña: Metro, Qué!, 20Minutos, e ADN (participado por LVG). Pero hai outro motivo: a perda de calidade do xornal, cada día máis afastado do que ofrecen as cabeceiras de referencia (País, Mundo, ABC, Vanguardia...) e máis próximo ao resto dos diarios locais cos que compite en Galicia: ¿ofrece máis e mellor información LVG que La Opinión, El Progreso ou El Correo Gallego? ¿Por que pagar 1 euro por LVG se teño o 20Minutos de balde e me ofrece máis ou menos o mesmo? Mesmo a edición electrónica de La Voz ten sufrido nos últimos tempos un claro descenso de dinamismo e calidade. O último exemplo tivémolo onte, co anuncio do alto o fogo de ETA: SER, ElPaís e ElMundo colgaron a noticia ás 12:15, El Correo Gallego ás 12:21, Vieiros ás 12:34 e La Voz de Galicia ás 12:35!! Santiago Rey tardou en percibilo, pero finalmente decatouse de qué xornal estaba sacando á rúa a súa empresa. Como podemos ler no confidencial do GaliciaDiario, “El editor de La Voz, Santiago Rey, después de despedir a su director Bieito Rubido, reunió al personal para transmitirles sus opiniones sobre el periódico. A los plumillas casi les da un "yu-yu". Don Santiago dijo que no le gustaba lo que se estaba haciendo, que había secciones enteras que eran ininteligibles (...) Se anuncia ya una nueva imagen para el diario, vamos que habrá cambio de maqueta. Por algo se empieza”
A marcha de Bieito Rubido responde a moitas motivacións, e chega nun momento no que o xornal semella non poder remontar o vó. Quizais é o momento de tomar decisións que afectan á propiedade da empresa. Santiago Rey ten manifestado en privado (e insinuado en público) que de ningún xeito volverá deixar a súa centenaria cabeceira en mans dos seus fillos. Hai uns meses o seu desexo era entregar todo o seu capital á Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre e mesmo considerara deixar o xornal en mans dun consello de redacción formado por todos os traballadores de La Voz (un LeMonde á galega, como xa funcionara no Diario de Pontevedra). Pero é posible que a situación económica do grupo non lle permita elixir, e que finalmente teña que vender o diario a algún dos grupos de comunicación que levan anos pedindo prezos en Sabón. Semella que nestes momentos o mellor colocado é Prisa: como escribía o confidencial do GaliciaDiario, “Algún malévolo con extraños intereses ha dejado caer que la salida de Bieito y la victoria interna de José Gabriel sitúa al Grupo Prisa más cerca de La Voz de Galicia”. Pero non hai que descartar a Vocento, xa vencellada dalgún xeito á La Voz (reparte as revistas do grupo), ou a Zeta, que dende xaneiro ocúpase de xestionar a publicidade de La Voz de Galicia a través de Zeta Gestión de Medios (anteriormente facíao Vocento).
CIENCIA E INVESTIGACIÓN.
ENTREVISTA: CRISTINA GARMENDIA Ministra de Ciencia e Innovación
"Los apuntes van a desaparecer"
BERNA GONZÁLEZ HARBOUR - Madrid - 07/06/2008
Empresaria, bióloga, ex votante del PNV y fichaje de Zapatero para liderar la cartera de investigación y desarrollo. Su misión: impulsar la ciencia y un cambio de patrón de la economía española en estos tiempos de ¿crisis?
Garmendia (San Sebastián, 1962) recibe a EL PAÍS en su primera entrevista como ministra.
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"La Iglesia tiene un papel, pero no debe influir en la política de investigación"
"Nuestros sueldos 'mileuristas' no son compatibles con nuestra economía"
"Mis hijos lo han comprendido y me preguntan. Yo les cuento los retos"
"La necesidad de científicos no tiene nacionalidad. Los vamos a atraer"
"Hasta ahora ser científico en España era una vocación ruinosa"
No tengo carné pero me siento ministra socialista. Al principio votaba al PNV"
Pregunta. Cuando el presidente del Gobierno le ofreció inventar y dirigir un ministerio estratégico como éste ¿qué le pidió?
Respuesta. El objetivo es crear un ministerio capaz de incidir en el cambio del patrón del crecimiento económico. No tuvimos ninguna discusión, sino una conversación de cinco horas sobre las competencias que tenían que estar en el ministerio, como son las universidades, por supuesto.
P. ¿Esto se lo pidió usted o era una idea ya...?
R. Era una idea de consenso, no hubo ninguna discrepancia. Las universidades realizan el 60% de la investigación en España, pero hay que comprometerlas con el nuevo patrón de crecimiento económico.
P. Vamos muy tarde en I+D respecto a los socios europeos, y no digamos EE UU, ¿cuánto tiempo necesitamos para alcanzarles?
R. Partíamos de una situación muy mala, una situación que de hecho casi nos hace desaparecer en esta materia. Y el esfuerzo en la legislatura anterior ha sido decisivo para que ahora mismo podamos plantearnos este reto de incidir en el cambio de patrón de la economía.
P. ¿Y confía realmente en un cambio del patrón económico que traslade el peso del boom inmobiliario al I+D? Ésas son palabras mayores.
R. Son palabras mayores en las que creo absolutamente. Estamos en un momento de ajuste económico en que muchas de las apuestas empresariales y financieras están replanteándose su posición, y tenemos que demostrar que la ciencia y el I+D son nichos donde tenemos que apostar como lo hacen los países punteros de la economía mundial. No sólo es una apuesta económica sino de alineamiento de la inversión privada y la inversión pública.
P. ¿Es católica?
R. ¿Soy católica? Digamos que soy católica culturalmente y familiarmente, pero no soy una católica de gran ejercicio.
P. ¿La Iglesia frena la ciencia?
R. Pues no debería.
P. ¿Pero lo hace de alguna forma? Usted declaró hace años que la Iglesia y su oposición a la investigación con células madre embrionarias influye en que las cosas no vayan tan rápido como deben ir.
R. Pero fíjese si es rápido que eso lo dije hace tres años o cuatro años y hemos avanzado enormemente. Parte del papel que tiene la Iglesia es porque también juega con la desinformación de los que suscriben algunas ideas. La Iglesia católica tiene un papel muy potente en la sociedad española, pero el debate religioso no debe influir en la política de investigación.
P. Ser científico es bastante ruinoso en España.
R. Hasta ahora desgraciadamente ha sido una vocación. Y uno de los compromisos que tenemos es desarrollar la carrera científica en condiciones, donde se reconozca al talento como en cualquier otro ámbito o disciplina.
P. Hoy, un profesor universitario puede llegar a los 40 años como mileurista. ¿Es eso compatible con el hecho de ser la octava potencia económica del mundo?
R. No, eso no es compatible con ser la octava potencia económica del mundo, y es algo que tenemos que solucionar: tenemos que promover que los investigadores puedan participar en empresas de base tecnológica, que puedan promover y asesorar libremente sin que eso se malinterprete, y que puedan acceder a esos otros complementos salariales. Eso que ha estado regulado en exceso en España, con la nueva ley de la ciencia, procuraremos establecer mecanismos que permitan a los profesionales tener los niveles salariales que les corresponden con el nivel económico que tenemos en nuestro país. Espero que esto ocurra a principios de 2009.
P. ¿Cuántos científicos necesitamos? ¿Y de dónde? ¿Nuestros, de fuera...?
R. La necesidad no tiene nacionalidad. Necesitamos. Aproximadamente 55.000. Es el mínimo para arrancar en una situación más competitiva. Aquí tiene que haber talento competitivo, y el interés no es que sean españoles, el interés es que sean competitivos, científicos de excelencia.
P. Significa ir a buscarles.
R. Hay ahora científicos internacionales que se plantean venir a España a liderar proyectos que se pueden mover en este país porque ven que es el momento.
P. ¿Y a quién se los vamos a quitar?
R. A quien haga falta. Por ejemplo, el otro día Joan Massagué, me decía que muchos de sus colegas en Estados Unidos están muy interesados en el proceso que está viviendo España, que estarían encantados de contribuir. Ésta es una magnífica noticia.
P. ¿La universidad debe estar vinculada al negocio?
R. Tiene que estar vinculada a la industria en la medida que tiene que estarlo: tiene que ser parte de su financiación. Habrá facultades y grupos interesados en vincularse, y habrá disciplinas que no tengan que estarlo, por ejemplo, habrá que preservar un espacio donde el investigador pueda generar también conocimiento por el puro conocimiento, sin un sesgo a la aplicación. Pero el sistema tiene que ser sostenible también desde el punto de vista financiero.
P. Muchos temen que esto suponga una visión muy mercantilista de la universidad.
R. No es eso. Uno de los retos a los que se enfrenta la universidad es la financiación. Parte, gran parte, es pública, pero necesariamente tiene que haber financiación privada, lo cual no quiere decir que ésta marque las reglas del juego; las marca la universidad.
P. ¿Y las humanidades? También muchos temen que con el proceso de Bolonia -la adaptación de los estudios a un sistema común europeo- y esta concepción más funcional de la ciencia, se vayan apagando.
R. El Estado tiene que preservar en la universidad pública, sin ninguna duda, todas las áreas del conocimiento, y las humanidades tienen que jugar un papel muy importante. Pero las humanidades tienen que implicarse mucho más de lo que están en el campo científico y tecnológico. Y esto implica un cambio de actitud: en este ministerio encontrarán la puerta abierta para analizar aquellos proyectos que nos presenten.
P. ¿Y cuántas facultades cree que pueden cerrar, que pueden desaparecer en este proceso?
R. No hemos hecho ninguna estimación de facultades que puedan cerrar. Tengo la percepción de algunas dificultades en donde tú has apuntado: humanidades por una parte; y en cómo hacer un cambio desde un sistema educativo basado en la lección magistral al alumno como receptor de lo que el profesor expone, a pasar a un modelo donde el estudiante es el centro del aprendizaje y uno tiene que volcar sus esfuerzos para que el propio estudiante sea autónomo. Es un cambio muy importante que requiere un reciclaje de los profesores.
P. ¿Se acabarán la clase magistral y los apuntes, la pesadilla del estudiante actual, que es tener que copiar unos apuntes de un señor aburrido o hacerse amigo del que mejor los copia?
R. O de comprarlos. No desaparecerán en un año, pero sin duda tienen que desaparecer. Van a desaparecer.
P. ¿Se ha deshecho ya de todos sus cargos y acciones en las empresas en que participaba?
R. Dimití de forma inmediata de todos mis cargos y ahora estoy en proceso de deshacerme de las acciones de Genetrix, hasta el límite que establece la ley, el 10. Tenía el 19%.
P. Su compañero David Taguas ha pasado al lobby empresarial. ¿Demasiada promiscuidad entre gobierno y actividad empresarial?
R. Yo no le llamaría promiscuidad, sino diálogo.
P. El hecho de ser ministra y vasca aumenta la amenaza, el temor a ETA. ¿Es algo que le preocupa, preocupa en su familia?
R. Esto es algo que siempre nos preocupa a todos: es un freno y una energía que gastamos que deberíamos dedicar a otros temas, pero...
P. ¿Qué tal han tomado sus hijos y su marido que se convierta en ministra?
R. Bueno, mi marido en primer lugar tenía sus reticencias pero, tomada la decisión, tengo su máximo apoyo. Y mis hijos, pues te diré que mis hijos... Tengo dos hijos que son muy distintos. Mi hija, de 11 años, está orgullosísima de su madre, y estoy segura de que no hay nadie en el colegio que no sepa que su madre es ministra... Y mi hijo que tiene 13, es una persona de un perfil distinto. Es curioso, porque estoy segura... A los niños en estas edades uno los ve venir: mi hijo creo que tendrá que ver con el campo de las humanidades, porque es un lector compulsivo, le encanta la reflexión, es muy intelectual... Y mi hija yo creo que será empresaria, porque le gusta lo concreto, lo que tiene que ver con el corto plazo, lo que uno puede cumplir, y las relaciones que uno puede establecer.
P. ¿Y lo comprenden? ¿Logra hacerles partícipes?
R. Lo comprenden absolutamente, y me preguntan, y les cuento los retos que tenemos, lo que va a suponer para el país... Intento explicárselo en la medida que ellos lo pueden entender.
P. ¿Y usted logra conciliar?
R. Pues yo logro conciliar... Esta primera etapa siempre es más complicada, y bueno, digamos que está siendo un momento especialmente complicado desde el punto de vista de la conciliación. Pero dicho esto, procuro separar y preservar un espacio concreto con mis hijos: mis colaboradores conocen muy bien que hay una franja horaria, entre nueve y once de la noche, que yo procuro preservar para ellos.
P. No es socialista.
R. No soy miembro del Partido Socialista.
P. ¿Pero se siente socialista?
R. Me siento ministra de un gobierno socialista y suscribo plenamente las tesis que se están promoviendo dentro del grupo socialista.
P. ¿Ha votado siempre al PSOE?
R. Bueno, he tenido... Yo no soy votante de un partido, soy votante de un programa, y digamos que en las últimas elecciones, yo no me acuerdo cuántas, la última y la anterior, sí que he votado al Partido Socialista.
P. ¿Y en otras?
R. Pues yo me acuerdo que la primera vez que voté, voté al PNV, y luego precisamente por este camino que ha llevado empecé a discrepar sobre sus tesis, y cómo veían y cómo construían el futuro, y es cuando empecé a votar al Partido Socialista.
P. ¿Tiene plan de entrar en el partido, o no?
R. No. No forma parte de mis planes.
P. ¿Tendrá paciencia para soportar la burocracia y la lentitud de la administración?
R. Veremos lo que puedo hacer, pero desde luego, no voy a pensar que todo es inamovible, yo creo que hay mucho que mejorar en la eficiencia del sistema público, y en lo que al ministerio le compete vamos a hacer un análisis de los procesos, y esto es como la universidad, tenemos que ilusionar a todas las personas que trabajan en el ministerio y convencerles de que las cosas se pueden hacer de una forma más eficiente y mejor y tener su compensación por ello. Yo creo que todos tenemos que pensar que trabajar de una forma más eficiente es mejor para todos nosotros.
"Los apuntes van a desaparecer"
BERNA GONZÁLEZ HARBOUR - Madrid - 07/06/2008
Empresaria, bióloga, ex votante del PNV y fichaje de Zapatero para liderar la cartera de investigación y desarrollo. Su misión: impulsar la ciencia y un cambio de patrón de la economía española en estos tiempos de ¿crisis?
Garmendia (San Sebastián, 1962) recibe a EL PAÍS en su primera entrevista como ministra.
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"La Iglesia tiene un papel, pero no debe influir en la política de investigación"
"Nuestros sueldos 'mileuristas' no son compatibles con nuestra economía"
"Mis hijos lo han comprendido y me preguntan. Yo les cuento los retos"
"La necesidad de científicos no tiene nacionalidad. Los vamos a atraer"
"Hasta ahora ser científico en España era una vocación ruinosa"
No tengo carné pero me siento ministra socialista. Al principio votaba al PNV"
Pregunta. Cuando el presidente del Gobierno le ofreció inventar y dirigir un ministerio estratégico como éste ¿qué le pidió?
Respuesta. El objetivo es crear un ministerio capaz de incidir en el cambio del patrón del crecimiento económico. No tuvimos ninguna discusión, sino una conversación de cinco horas sobre las competencias que tenían que estar en el ministerio, como son las universidades, por supuesto.
P. ¿Esto se lo pidió usted o era una idea ya...?
R. Era una idea de consenso, no hubo ninguna discrepancia. Las universidades realizan el 60% de la investigación en España, pero hay que comprometerlas con el nuevo patrón de crecimiento económico.
P. Vamos muy tarde en I+D respecto a los socios europeos, y no digamos EE UU, ¿cuánto tiempo necesitamos para alcanzarles?
R. Partíamos de una situación muy mala, una situación que de hecho casi nos hace desaparecer en esta materia. Y el esfuerzo en la legislatura anterior ha sido decisivo para que ahora mismo podamos plantearnos este reto de incidir en el cambio de patrón de la economía.
P. ¿Y confía realmente en un cambio del patrón económico que traslade el peso del boom inmobiliario al I+D? Ésas son palabras mayores.
R. Son palabras mayores en las que creo absolutamente. Estamos en un momento de ajuste económico en que muchas de las apuestas empresariales y financieras están replanteándose su posición, y tenemos que demostrar que la ciencia y el I+D son nichos donde tenemos que apostar como lo hacen los países punteros de la economía mundial. No sólo es una apuesta económica sino de alineamiento de la inversión privada y la inversión pública.
P. ¿Es católica?
R. ¿Soy católica? Digamos que soy católica culturalmente y familiarmente, pero no soy una católica de gran ejercicio.
P. ¿La Iglesia frena la ciencia?
R. Pues no debería.
P. ¿Pero lo hace de alguna forma? Usted declaró hace años que la Iglesia y su oposición a la investigación con células madre embrionarias influye en que las cosas no vayan tan rápido como deben ir.
R. Pero fíjese si es rápido que eso lo dije hace tres años o cuatro años y hemos avanzado enormemente. Parte del papel que tiene la Iglesia es porque también juega con la desinformación de los que suscriben algunas ideas. La Iglesia católica tiene un papel muy potente en la sociedad española, pero el debate religioso no debe influir en la política de investigación.
P. Ser científico es bastante ruinoso en España.
R. Hasta ahora desgraciadamente ha sido una vocación. Y uno de los compromisos que tenemos es desarrollar la carrera científica en condiciones, donde se reconozca al talento como en cualquier otro ámbito o disciplina.
P. Hoy, un profesor universitario puede llegar a los 40 años como mileurista. ¿Es eso compatible con el hecho de ser la octava potencia económica del mundo?
R. No, eso no es compatible con ser la octava potencia económica del mundo, y es algo que tenemos que solucionar: tenemos que promover que los investigadores puedan participar en empresas de base tecnológica, que puedan promover y asesorar libremente sin que eso se malinterprete, y que puedan acceder a esos otros complementos salariales. Eso que ha estado regulado en exceso en España, con la nueva ley de la ciencia, procuraremos establecer mecanismos que permitan a los profesionales tener los niveles salariales que les corresponden con el nivel económico que tenemos en nuestro país. Espero que esto ocurra a principios de 2009.
P. ¿Cuántos científicos necesitamos? ¿Y de dónde? ¿Nuestros, de fuera...?
R. La necesidad no tiene nacionalidad. Necesitamos. Aproximadamente 55.000. Es el mínimo para arrancar en una situación más competitiva. Aquí tiene que haber talento competitivo, y el interés no es que sean españoles, el interés es que sean competitivos, científicos de excelencia.
P. Significa ir a buscarles.
R. Hay ahora científicos internacionales que se plantean venir a España a liderar proyectos que se pueden mover en este país porque ven que es el momento.
P. ¿Y a quién se los vamos a quitar?
R. A quien haga falta. Por ejemplo, el otro día Joan Massagué, me decía que muchos de sus colegas en Estados Unidos están muy interesados en el proceso que está viviendo España, que estarían encantados de contribuir. Ésta es una magnífica noticia.
P. ¿La universidad debe estar vinculada al negocio?
R. Tiene que estar vinculada a la industria en la medida que tiene que estarlo: tiene que ser parte de su financiación. Habrá facultades y grupos interesados en vincularse, y habrá disciplinas que no tengan que estarlo, por ejemplo, habrá que preservar un espacio donde el investigador pueda generar también conocimiento por el puro conocimiento, sin un sesgo a la aplicación. Pero el sistema tiene que ser sostenible también desde el punto de vista financiero.
P. Muchos temen que esto suponga una visión muy mercantilista de la universidad.
R. No es eso. Uno de los retos a los que se enfrenta la universidad es la financiación. Parte, gran parte, es pública, pero necesariamente tiene que haber financiación privada, lo cual no quiere decir que ésta marque las reglas del juego; las marca la universidad.
P. ¿Y las humanidades? También muchos temen que con el proceso de Bolonia -la adaptación de los estudios a un sistema común europeo- y esta concepción más funcional de la ciencia, se vayan apagando.
R. El Estado tiene que preservar en la universidad pública, sin ninguna duda, todas las áreas del conocimiento, y las humanidades tienen que jugar un papel muy importante. Pero las humanidades tienen que implicarse mucho más de lo que están en el campo científico y tecnológico. Y esto implica un cambio de actitud: en este ministerio encontrarán la puerta abierta para analizar aquellos proyectos que nos presenten.
P. ¿Y cuántas facultades cree que pueden cerrar, que pueden desaparecer en este proceso?
R. No hemos hecho ninguna estimación de facultades que puedan cerrar. Tengo la percepción de algunas dificultades en donde tú has apuntado: humanidades por una parte; y en cómo hacer un cambio desde un sistema educativo basado en la lección magistral al alumno como receptor de lo que el profesor expone, a pasar a un modelo donde el estudiante es el centro del aprendizaje y uno tiene que volcar sus esfuerzos para que el propio estudiante sea autónomo. Es un cambio muy importante que requiere un reciclaje de los profesores.
P. ¿Se acabarán la clase magistral y los apuntes, la pesadilla del estudiante actual, que es tener que copiar unos apuntes de un señor aburrido o hacerse amigo del que mejor los copia?
R. O de comprarlos. No desaparecerán en un año, pero sin duda tienen que desaparecer. Van a desaparecer.
P. ¿Se ha deshecho ya de todos sus cargos y acciones en las empresas en que participaba?
R. Dimití de forma inmediata de todos mis cargos y ahora estoy en proceso de deshacerme de las acciones de Genetrix, hasta el límite que establece la ley, el 10. Tenía el 19%.
P. Su compañero David Taguas ha pasado al lobby empresarial. ¿Demasiada promiscuidad entre gobierno y actividad empresarial?
R. Yo no le llamaría promiscuidad, sino diálogo.
P. El hecho de ser ministra y vasca aumenta la amenaza, el temor a ETA. ¿Es algo que le preocupa, preocupa en su familia?
R. Esto es algo que siempre nos preocupa a todos: es un freno y una energía que gastamos que deberíamos dedicar a otros temas, pero...
P. ¿Qué tal han tomado sus hijos y su marido que se convierta en ministra?
R. Bueno, mi marido en primer lugar tenía sus reticencias pero, tomada la decisión, tengo su máximo apoyo. Y mis hijos, pues te diré que mis hijos... Tengo dos hijos que son muy distintos. Mi hija, de 11 años, está orgullosísima de su madre, y estoy segura de que no hay nadie en el colegio que no sepa que su madre es ministra... Y mi hijo que tiene 13, es una persona de un perfil distinto. Es curioso, porque estoy segura... A los niños en estas edades uno los ve venir: mi hijo creo que tendrá que ver con el campo de las humanidades, porque es un lector compulsivo, le encanta la reflexión, es muy intelectual... Y mi hija yo creo que será empresaria, porque le gusta lo concreto, lo que tiene que ver con el corto plazo, lo que uno puede cumplir, y las relaciones que uno puede establecer.
P. ¿Y lo comprenden? ¿Logra hacerles partícipes?
R. Lo comprenden absolutamente, y me preguntan, y les cuento los retos que tenemos, lo que va a suponer para el país... Intento explicárselo en la medida que ellos lo pueden entender.
P. ¿Y usted logra conciliar?
R. Pues yo logro conciliar... Esta primera etapa siempre es más complicada, y bueno, digamos que está siendo un momento especialmente complicado desde el punto de vista de la conciliación. Pero dicho esto, procuro separar y preservar un espacio concreto con mis hijos: mis colaboradores conocen muy bien que hay una franja horaria, entre nueve y once de la noche, que yo procuro preservar para ellos.
P. No es socialista.
R. No soy miembro del Partido Socialista.
P. ¿Pero se siente socialista?
R. Me siento ministra de un gobierno socialista y suscribo plenamente las tesis que se están promoviendo dentro del grupo socialista.
P. ¿Ha votado siempre al PSOE?
R. Bueno, he tenido... Yo no soy votante de un partido, soy votante de un programa, y digamos que en las últimas elecciones, yo no me acuerdo cuántas, la última y la anterior, sí que he votado al Partido Socialista.
P. ¿Y en otras?
R. Pues yo me acuerdo que la primera vez que voté, voté al PNV, y luego precisamente por este camino que ha llevado empecé a discrepar sobre sus tesis, y cómo veían y cómo construían el futuro, y es cuando empecé a votar al Partido Socialista.
P. ¿Tiene plan de entrar en el partido, o no?
R. No. No forma parte de mis planes.
P. ¿Tendrá paciencia para soportar la burocracia y la lentitud de la administración?
R. Veremos lo que puedo hacer, pero desde luego, no voy a pensar que todo es inamovible, yo creo que hay mucho que mejorar en la eficiencia del sistema público, y en lo que al ministerio le compete vamos a hacer un análisis de los procesos, y esto es como la universidad, tenemos que ilusionar a todas las personas que trabajan en el ministerio y convencerles de que las cosas se pueden hacer de una forma más eficiente y mejor y tener su compensación por ello. Yo creo que todos tenemos que pensar que trabajar de una forma más eficiente es mejor para todos nosotros.
jueves, 5 de junio de 2008
los (sin)sentidos de jota
Opiniones sobre el mundo con la excusa de la crítica
Maldita palabra
El origen de la poética está profundamente ligado a los dioses. La poesía es el acto de la concreción de la palabra divina en lengua terrena, el tránsito de la escritura; el poema es la palabra ya escrita, el hecho consumado. Las musas, damas preciadas y vehículos de la palabra divina, eran quienes entregaban, a los poetas griegos, los decires de los dioses para que se encargasen de dejar su trazo en el mundo. Eso fue lo que le sucedió a Homero, mera herramienta de escritura de La Ilíada y La Odisea, narrador mítico, fundador de la poética occidental y personaje cuya inexistencia es tan probable como su posible paso por la Tierra. La palabra divina, cedida al hombre (inspiración por fuera de su interpretación, por fuera de sus impulsos, por fuera de su vida pero irremediablemente ligada a ella) es la que modeló el modo de concebir la literatura en occidente. Una cesión que le dio un sustento escrito a la palabra divina, un transporte concreto al concepto religioso del mundo, que le confiere al poeta el lugar del elegido de los dioses; una extensión en la tierra del más puro y supremo de los poderes. Sin embargo, así como el tiempo cronológico es el tiempo de la evolución de las especies, el tiempo lógico es el de la torsión del sentido divino en la literatura. Torsión en la que el hombre fue apropiándose de la lengua; entendida ésta en el más amplio sentido de su definición: no sólo como idioma natural sino como constitución del discurso literario. La primera ruptura sucede, entonces, cuando la palabra escrita se separa de la divinidad, se yergue como independiente del poder y lo cuestiona. Entra a tallar, entonces, el lenguaje, lo que estructura.
Sesgando el sentido religioso a la apropiación de un espacio de poder simbólico –y a su modo de coerción traducido en promesas de salvación y amenazas de castigos e infiernos–, era de esperar que cualquier forma de subversión de esa dominación tuviera, como consecuencia, el mote de maldito sobre aquel que osase sostener, en el acto de la escritura, su propio discurso: en contra de la moral religiosa, en un comienzo; en contra del status quo en la era contemporánea. La señal/marca de lo maldito rompe con su acepción original de disvalor y, termina por ser representación de la revolución en el sentido más radical y simbólico que pueda tener el efecto de la escritura: discurso construido a partir del reconocimiento de la palabra como el bastión irreducible del sujeto. A pesar de aplicar tormentos, destierros, persecución y muerte, la cultura occidental (y lo que nos es dado saber de ella) ha visto con ojos sorprendidos la contínua aparición de poetas que han cuestionado no sólo el discurso dominante, sino el hueso mismo de la palabra.
La Iglesia Católica tomó el estandarte moral de occidente y produjo una de las manifestaciones más evidentes de la reacción del poder ante la torsión del sentido de la palabra: la Inquisición y su metáfora literaria, un libro sobre libros prohibidos, el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum que, créase o no, funcionó hasta 1966. Una breve lista de algunos de los autores incluidos en esa aberración, producto de la ceguera y la pobreza simbólica más exasperante, da una dimensión de la desmesura y la ineficiencia represiva cuando de mundo simbólico se trata: Gide; Balzac, Cervantes, Quevedo, Swift; Dumas, Dumas(h), Sartre; Rabelais; Bocaccio y France. Los libros que fueron incinerados dieron paso a hombres y mujeres que fueron incinerados. La persecución, la destrucción, la muerte en nombre de lo divino, mutó en la persecución, destrucción y muerte en nombre de los más altos valores morales de una sociedad. La caza de brujas impulsada por la Inquisición dio su nombre a feroces persecuciones en nuestro tiempo, desde los excluidos/perseguidos por McCarthy en Hollywood, hasta los intelectuales asesinados y desaparecidos por el gobierno genocida construido desde otra peligrosa trinidad: la junta militar que asaltó el Estado en Argentina en 1976. Más allá de eso, el poder subversivo de la palabra huye del fuego. De todos los fuegos. Apostar a ese poder es apostar a una vida digna, a una riqueza que está más allá de todo intento de exterminio.
Publicado por jm
Opiniones sobre el mundo con la excusa de la crítica
Maldita palabra
El origen de la poética está profundamente ligado a los dioses. La poesía es el acto de la concreción de la palabra divina en lengua terrena, el tránsito de la escritura; el poema es la palabra ya escrita, el hecho consumado. Las musas, damas preciadas y vehículos de la palabra divina, eran quienes entregaban, a los poetas griegos, los decires de los dioses para que se encargasen de dejar su trazo en el mundo. Eso fue lo que le sucedió a Homero, mera herramienta de escritura de La Ilíada y La Odisea, narrador mítico, fundador de la poética occidental y personaje cuya inexistencia es tan probable como su posible paso por la Tierra. La palabra divina, cedida al hombre (inspiración por fuera de su interpretación, por fuera de sus impulsos, por fuera de su vida pero irremediablemente ligada a ella) es la que modeló el modo de concebir la literatura en occidente. Una cesión que le dio un sustento escrito a la palabra divina, un transporte concreto al concepto religioso del mundo, que le confiere al poeta el lugar del elegido de los dioses; una extensión en la tierra del más puro y supremo de los poderes. Sin embargo, así como el tiempo cronológico es el tiempo de la evolución de las especies, el tiempo lógico es el de la torsión del sentido divino en la literatura. Torsión en la que el hombre fue apropiándose de la lengua; entendida ésta en el más amplio sentido de su definición: no sólo como idioma natural sino como constitución del discurso literario. La primera ruptura sucede, entonces, cuando la palabra escrita se separa de la divinidad, se yergue como independiente del poder y lo cuestiona. Entra a tallar, entonces, el lenguaje, lo que estructura.
Sesgando el sentido religioso a la apropiación de un espacio de poder simbólico –y a su modo de coerción traducido en promesas de salvación y amenazas de castigos e infiernos–, era de esperar que cualquier forma de subversión de esa dominación tuviera, como consecuencia, el mote de maldito sobre aquel que osase sostener, en el acto de la escritura, su propio discurso: en contra de la moral religiosa, en un comienzo; en contra del status quo en la era contemporánea. La señal/marca de lo maldito rompe con su acepción original de disvalor y, termina por ser representación de la revolución en el sentido más radical y simbólico que pueda tener el efecto de la escritura: discurso construido a partir del reconocimiento de la palabra como el bastión irreducible del sujeto. A pesar de aplicar tormentos, destierros, persecución y muerte, la cultura occidental (y lo que nos es dado saber de ella) ha visto con ojos sorprendidos la contínua aparición de poetas que han cuestionado no sólo el discurso dominante, sino el hueso mismo de la palabra.
La Iglesia Católica tomó el estandarte moral de occidente y produjo una de las manifestaciones más evidentes de la reacción del poder ante la torsión del sentido de la palabra: la Inquisición y su metáfora literaria, un libro sobre libros prohibidos, el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum que, créase o no, funcionó hasta 1966. Una breve lista de algunos de los autores incluidos en esa aberración, producto de la ceguera y la pobreza simbólica más exasperante, da una dimensión de la desmesura y la ineficiencia represiva cuando de mundo simbólico se trata: Gide; Balzac, Cervantes, Quevedo, Swift; Dumas, Dumas(h), Sartre; Rabelais; Bocaccio y France. Los libros que fueron incinerados dieron paso a hombres y mujeres que fueron incinerados. La persecución, la destrucción, la muerte en nombre de lo divino, mutó en la persecución, destrucción y muerte en nombre de los más altos valores morales de una sociedad. La caza de brujas impulsada por la Inquisición dio su nombre a feroces persecuciones en nuestro tiempo, desde los excluidos/perseguidos por McCarthy en Hollywood, hasta los intelectuales asesinados y desaparecidos por el gobierno genocida construido desde otra peligrosa trinidad: la junta militar que asaltó el Estado en Argentina en 1976. Más allá de eso, el poder subversivo de la palabra huye del fuego. De todos los fuegos. Apostar a ese poder es apostar a una vida digna, a una riqueza que está más allá de todo intento de exterminio.
Publicado por jm
miércoles, 4 de junio de 2008
¿HAY FESTIVAL?
(Palabras pronunciadas ante la 52a. asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa SIP, en Los Angeles, U.S.A., octubre 7 de 1996.)
A una universidad colombiana se le preguntó cuales son las pruebas de aptitud y vocación que se hacen a quienes desean estudiar periodismo y la respuesta fue terminante: "Los periodistas no son artistas". Estas reflexiones, por el contrario, se fundan precisamente en la certidumbre de que el periodismo escrito es un género literario.
Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo. El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que inclusive dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria oficial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y confluía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción. Era una tertulia abierta donde se discutían en caliente los temas de cada sección y se le daban los toques finales a la edición de mañana. Los que no aprendían en aquellas cátedras ambulatorias y apasionadas de veinticuatro horas diarias, o los que se aburrían de tanto hablar de lo mismo, era porque querían o creían ser periodistas, pero en realidad no lo eran.
El periódico cabía entonces en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo oficio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en realidad en sentido contrario.
Doy fe: a los diecinueve años -siendo el peor estudiante de derecho- empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso.
La misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural, y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo -como nosotros mismos lo llamábamos. Alberto Lleras Camargo, que fue periodista siempre y dos veces presidente de Colombia, no era ni siquiera bachiller.
La creación posterior de las escuelas de periodismo fue una reacción escolástica contra el hecho cumplido de que el oficio carecía de respaldo académico. Ahora ya no son sólo para la prensa escrita sino para todos los medios inventados y por inventar.
Pero en su expansión se llevaron de calle hasta el nombre humilde que tuvo el oficio desde sus orígenes en el siglo XV, y ahora no se llama periodismo sino Ciencias de la Comunicación o Comunicación Social. El resultado, en general, no es alentador. Los muchachos que salen ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones más importantes: la creatividad y la práctica.
La mayoría de los graduados llegan con deficiencias flagrantes, tienen graves problemas de gramática y ortografía, y dificultades para una comprensión reflexiva de textos. Algunos se precian de que pueden leer al revés un documento secreto sobre el escritorio de un ministro, de grabar diálogos casuales sin prevenir al interlocutor, o de usar como noticia una conversación convenida de antemano como confidencial. Lo más grave es que estos atentados éticos obedecen a una noción intrépida del oficio, asumida a conciencia y fundada con orgullo en la sacralización de la primicia a cualquier precio y por encima de todo. No los conmueve el fundamento de que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor. Algunos, conscientes de sus deficiencias, se sienten defraudados por la escuela y no les tiembla la voz para culpar a sus maestros de no haberles inculcado las virtudes que ahora les reclaman, y en especial la curiosidad por la vida.
Es cierto que estas críticas valen para la educación general, pervertida por la masificación de escuelas que siguen la línea viciada de lo informativo en vez de lo formativo. Pero en el caso específico del periodismo parece ser, además, que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro. Es decir, las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecían el espíritu profesional en el pasado. Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.
No es fácil entender que el esplendor tecnológico y el vértigo de las comunicaciones, que tanto deseábamos en nuestros tiempos, hayan servido para anticipar y agravar la agonía cotidiana de la hora del cierre. Los principiantes se quejan de que los editores les conceden tres horas para una tarea que en el momento de la verdad es imposible en menos de seis, que les ordenan material para dos columnas y a la hora de la verdad sólo les asignan media, y en el pánico del cierre nadie tiene tiempo ni humor para explicarles por qué, y menos para darles una palabra de consuelo. “Ni siquiera nos regañan”, dice un reportero novato ansioso de comunicación directa con sus jefes. Nada: el editor que antes era un papá sabio y compasivo, ahora apenas si tiene fuerzas y tiempo para sobrevivir él mismo a las galeras de la tecnología.
Creo que es la prisa y la restricción del espacio lo que ha minimizado el reportaje, que siempre tuvimos como el género estrella, pero que es también el que requiere más tiempo, más investigación, más reflexión, y un dominio certero del arte de escribir. Es en realidad la reconstitución minuciosa y verídica del hecho. Es decir: la noticia completa, tal como sucedió en la realidad, para que el lector la conozca como si hubiera estado en el lugar de los hechos.
Antes que se inventaran el teletipo y el télex, un operador de radio con vocación de mártir capturaba al vuelo las noticias del mundo entre silbidos siderales, y un redactor erudito las elaboraba completas con pormenores y antecedentes, como se reconstruye el esqueleto entero de un dinosaurio a partir de una vértebra. Sólo la interpretación estaba vedada, porque era un dominio sagrado del director, cuyos editoriales se presumían escritos por él, aunque no lo fueran, y casi siempre con caligrafías célebres por lo enmarañadas. Directores históricos tenían linotipistas personales para descifrarlas.
Un avance importante en este medio siglo es que ahora se comenta y se opina en la noticia y en el reportaje, y se enriquece el editorial con datos informativos. Sin embargo, los resultados no parecen ser los mejores, pues nunca como ahora ha sido tan peligroso este oficio. El empleo desaforado de comillas en declaraciones falsas o ciertas permite equívocos inocentes o deliberados, manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas que le dan a la noticia la magnitud de un arma mortal. Las citas de fuentes que merecen entero crédito, de personas generalmente bien informadas o de altos funcionarios que pidieron no revelar su nombre, o de observadores que todo lo saben y que nadie ve, amparan toda clase de agravios impunes. Pero el culpable se atrinchera en su derecho de no revelar la fuente, sin preguntarse si él mismo no es un instrumento fácil de esa fuente que le transmitió la información como quiso y arreglada como más le convino. Yo creo que sí: el mal periodista piensa que su fuente es su vida misma - sobre todo si es oficial- y por eso la sacraliza, la consiente, la protege, y termina por establecer con ella una peligrosa relación de complicidad, que lo lleva inclusive a menospreciar la decencia de la segunda fuente.
Aun a riesgo de ser demasiado anecdótico, creo que hay otro gran culpable en este drama: la grabadora. Antes de que ésta se inventara, el oficio se hacía bien con tres recursos de trabajo que en realidad eran uno sólo: la libreta de notas, una ética a toda prueba, y un par de oídos que los reporteros usábamos todavía para oír lo que nos decían. El manejo profesional y ético de la grabadora está por inventar. Alguien tendría que enseñarles a los colegas jóvenes que la casete no es un sustituto de la memoria, sino una evolución de la humilde libreta de apuntes que tan buenos servicios prestó en los orígenes del oficio. La grabadora oye pero no escucha, repite - como un loro digital - pero no piensa, es fiel pero no tiene corazón, y a fin de cuentas su versión literal no será tan confiable como la de quien pone atención a las palabras vivas del interlocutor, las valora con su inteligencia y las califica con su moral. Para la radio tiene la enorme ventaja de la literalidad y la inmediatez, pero muchos entrevistadores no escuchan las respuestas por pensar en la pregunta siguiente.
La grabadora es la culpable de la magnificación viciosa de la entrevista. La radio y la televisión, por su naturaleza misma, la convirtieron en el género supremo, pero también la prensa escrita parece compartir la idea equivocada de que la voz de la verdad no es tanto la del periodista que vio como la del entrevistado que declaró. Para muchos redactores de periódicos la transcripción es la prueba de fuego: confunden el sonido de las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en la ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis. Tal vez la solución sea que se vuelva a la pobre libretita de notas para que el periodista vaya editando con su inteligencia a medida que escucha, y le deje a la grabadora su verdadera categoría de testigo invaluable. De todos modos, es un consuelo suponer que muchas de las transgresiones éticas, y otras tantas que envilecen y avergüenzan al periodismo de hoy, no son siempre por inmoralidad, sino también por falta de dominio profesional.
Tal vez el infortunio de las facultades de Comunicación Social es que enseñan muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo. Claro que deben persistir en sus programas humanísticos, aunque menos ambiciosos y perentorios, para contribuir a la base cultural que los alumnos no llevan del bachillerato. Pero toda la formación debe estar sustentada en tres pilares maestros: la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición, y la conciencia de que la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón.
El objetivo final debería ser el retorno al sistema primario de enseñanza mediante talleres prácticos en pequeños grupos, con un aprovechamiento crítico de las experiencias históricas, y en su marco original de servicio público. Es decir: rescatar para el aprendizaje el espíritu de la tertulia de las cinco de la tarde.
Un grupo de periodistas independientes estamos tratando de hacerlo para toda la América Latina desde Cartagena de Indias, con un sistema de talleres experimentales e itinerantes que lleva el nombre nada modesto de Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Es una experiencia piloto con periodistas nuevos para trabajar sobre una especialidad específica - reportaje, edición, entrevistas de radio y televisión, y tantas otras - bajo la dirección de un veterano del oficio.
En respuesta a una convocatoria pública de la Fundación, los candidatos son propuestos por el medio en que trabajan, el cual corre con los gastos del viaje, la estancia y la matrícula. Deben ser menores de treinta años, tener una experiencia mínima de tres, y acreditar su aptitud y el grado de dominio de su especialidad con muestras de las que ellos mismos consideren sus mejores y sus peores obras.
La duración de cada taller depende de la disponibilidad del maestro invitado - que escasas veces puede ser de más de una semana -, y éste no pretende ilustrar a sus talleristas con dogmas teóricos y prejuicios académicos, sino foguearlos en mesa redonda con ejercicios prácticos, para tratar de transmitirles sus experiencias en la carpintería del oficio. Pues el propósito no es enseñar a ser periodistas, sino mejorar con la práctica a los que ya lo son. No se hacen exámenes ni evaluaciones finales, ni se expiden diplomas ni certificados de ninguna clase: la vida se encargará de decidir quién sirve y quién no sirve.
Trescientos veinte periodistas jóvenes de once países han participado en veintisiete talleres en sólo año y medio de vida de la Fundación, conducidos por veteranos de diez nacionalidades. Los inauguró Alma Guillermoprieto con dos talleres de crónica y reportaje. Terry Anderson dirigió otro sobre información en situaciones de peligro, con la colaboración de un general de las Fuerzas Armadas que señalo muy bien los límites entre el heroísmo y el suicidio. Tomas Eloy Martínez, nuestro cómplice más fiel y encarnizado, hizo un taller de edición y más tarde otro de periodismo en tiempos de crisis. Phil Bennet hizo el suyo sobre las tendencias de la prensa en los Estados Unidos y Stephen Ferry lo hizo sobre fotografía. El magnifico Horacio Vervitsky y el acucioso Tim Golden exploraron distintas áreas del periodismo investigativo, y el español Miguel Angel Bastenier dirigió un seminario de periodismo internacional y fascinó a sus talleristas con un análisis crítico y brillante de la prensa europea.
Uno de gerentes frente a redactores tuvo resultados muy positivos, y soñamos con convocar el año entrante un intercambio masivo de experiencias en ediciones dominicales entre editores de medio mundo. Yo mismo he incurrido varias veces en la tentación de convencer a los talleristas de que un reportaje magistral puede ennoblecer a la prensa con los gérmenes diáfanos de la poesía.
Los beneficios cosechados hasta ahora no son fáciles de evaluar desde un punto de vista pedagógico, pero consideramos como síntomas alentadores el entusiasmo creciente de los talleristas, que son ya un fermento multiplicador del inconformismo y la subversión creativa dentro de sus medios, compartido en muchos casos por sus directivas. El solo hecho de lograr que veinte periodistas de distintos países se reúnan a conversar cinco días sobre el oficio ya es un logro para ellos y para el periodismo. Pues al fin y al cabo no estamos proponiendo un nuevo modo de enseñarlo, sino tratando de inventar otra vez el viejo modo de aprenderlo.
Los medios harían bien en apoyar esta operación de rescate. Ya sea en sus salas de redacción, o con escenarios construidos a propósito, como los simuladores aéreos que reproducen todos los incidentes del vuelo para que los estudiantes aprendan a sortear los desastres antes de que se los encuentren de verdad atravesados en la vida. Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.
FUNDACIÓN PARA UN NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO
Centro. Calle San Juan de Dios No. 3-121 Cartagena de Indias, Colombia
Tel. 57-5-6645890 Fax: 57-5-6645904 e-Mail: Contáctenos
Web site: www.fnpi.org
A una universidad colombiana se le preguntó cuales son las pruebas de aptitud y vocación que se hacen a quienes desean estudiar periodismo y la respuesta fue terminante: "Los periodistas no son artistas". Estas reflexiones, por el contrario, se fundan precisamente en la certidumbre de que el periodismo escrito es un género literario.
Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo. El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que inclusive dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria oficial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y confluía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción. Era una tertulia abierta donde se discutían en caliente los temas de cada sección y se le daban los toques finales a la edición de mañana. Los que no aprendían en aquellas cátedras ambulatorias y apasionadas de veinticuatro horas diarias, o los que se aburrían de tanto hablar de lo mismo, era porque querían o creían ser periodistas, pero en realidad no lo eran.
El periódico cabía entonces en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo oficio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en realidad en sentido contrario.
Doy fe: a los diecinueve años -siendo el peor estudiante de derecho- empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso.
La misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural, y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo -como nosotros mismos lo llamábamos. Alberto Lleras Camargo, que fue periodista siempre y dos veces presidente de Colombia, no era ni siquiera bachiller.
La creación posterior de las escuelas de periodismo fue una reacción escolástica contra el hecho cumplido de que el oficio carecía de respaldo académico. Ahora ya no son sólo para la prensa escrita sino para todos los medios inventados y por inventar.
Pero en su expansión se llevaron de calle hasta el nombre humilde que tuvo el oficio desde sus orígenes en el siglo XV, y ahora no se llama periodismo sino Ciencias de la Comunicación o Comunicación Social. El resultado, en general, no es alentador. Los muchachos que salen ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones más importantes: la creatividad y la práctica.
La mayoría de los graduados llegan con deficiencias flagrantes, tienen graves problemas de gramática y ortografía, y dificultades para una comprensión reflexiva de textos. Algunos se precian de que pueden leer al revés un documento secreto sobre el escritorio de un ministro, de grabar diálogos casuales sin prevenir al interlocutor, o de usar como noticia una conversación convenida de antemano como confidencial. Lo más grave es que estos atentados éticos obedecen a una noción intrépida del oficio, asumida a conciencia y fundada con orgullo en la sacralización de la primicia a cualquier precio y por encima de todo. No los conmueve el fundamento de que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor. Algunos, conscientes de sus deficiencias, se sienten defraudados por la escuela y no les tiembla la voz para culpar a sus maestros de no haberles inculcado las virtudes que ahora les reclaman, y en especial la curiosidad por la vida.
Es cierto que estas críticas valen para la educación general, pervertida por la masificación de escuelas que siguen la línea viciada de lo informativo en vez de lo formativo. Pero en el caso específico del periodismo parece ser, además, que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro. Es decir, las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecían el espíritu profesional en el pasado. Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.
No es fácil entender que el esplendor tecnológico y el vértigo de las comunicaciones, que tanto deseábamos en nuestros tiempos, hayan servido para anticipar y agravar la agonía cotidiana de la hora del cierre. Los principiantes se quejan de que los editores les conceden tres horas para una tarea que en el momento de la verdad es imposible en menos de seis, que les ordenan material para dos columnas y a la hora de la verdad sólo les asignan media, y en el pánico del cierre nadie tiene tiempo ni humor para explicarles por qué, y menos para darles una palabra de consuelo. “Ni siquiera nos regañan”, dice un reportero novato ansioso de comunicación directa con sus jefes. Nada: el editor que antes era un papá sabio y compasivo, ahora apenas si tiene fuerzas y tiempo para sobrevivir él mismo a las galeras de la tecnología.
Creo que es la prisa y la restricción del espacio lo que ha minimizado el reportaje, que siempre tuvimos como el género estrella, pero que es también el que requiere más tiempo, más investigación, más reflexión, y un dominio certero del arte de escribir. Es en realidad la reconstitución minuciosa y verídica del hecho. Es decir: la noticia completa, tal como sucedió en la realidad, para que el lector la conozca como si hubiera estado en el lugar de los hechos.
Antes que se inventaran el teletipo y el télex, un operador de radio con vocación de mártir capturaba al vuelo las noticias del mundo entre silbidos siderales, y un redactor erudito las elaboraba completas con pormenores y antecedentes, como se reconstruye el esqueleto entero de un dinosaurio a partir de una vértebra. Sólo la interpretación estaba vedada, porque era un dominio sagrado del director, cuyos editoriales se presumían escritos por él, aunque no lo fueran, y casi siempre con caligrafías célebres por lo enmarañadas. Directores históricos tenían linotipistas personales para descifrarlas.
Un avance importante en este medio siglo es que ahora se comenta y se opina en la noticia y en el reportaje, y se enriquece el editorial con datos informativos. Sin embargo, los resultados no parecen ser los mejores, pues nunca como ahora ha sido tan peligroso este oficio. El empleo desaforado de comillas en declaraciones falsas o ciertas permite equívocos inocentes o deliberados, manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas que le dan a la noticia la magnitud de un arma mortal. Las citas de fuentes que merecen entero crédito, de personas generalmente bien informadas o de altos funcionarios que pidieron no revelar su nombre, o de observadores que todo lo saben y que nadie ve, amparan toda clase de agravios impunes. Pero el culpable se atrinchera en su derecho de no revelar la fuente, sin preguntarse si él mismo no es un instrumento fácil de esa fuente que le transmitió la información como quiso y arreglada como más le convino. Yo creo que sí: el mal periodista piensa que su fuente es su vida misma - sobre todo si es oficial- y por eso la sacraliza, la consiente, la protege, y termina por establecer con ella una peligrosa relación de complicidad, que lo lleva inclusive a menospreciar la decencia de la segunda fuente.
Aun a riesgo de ser demasiado anecdótico, creo que hay otro gran culpable en este drama: la grabadora. Antes de que ésta se inventara, el oficio se hacía bien con tres recursos de trabajo que en realidad eran uno sólo: la libreta de notas, una ética a toda prueba, y un par de oídos que los reporteros usábamos todavía para oír lo que nos decían. El manejo profesional y ético de la grabadora está por inventar. Alguien tendría que enseñarles a los colegas jóvenes que la casete no es un sustituto de la memoria, sino una evolución de la humilde libreta de apuntes que tan buenos servicios prestó en los orígenes del oficio. La grabadora oye pero no escucha, repite - como un loro digital - pero no piensa, es fiel pero no tiene corazón, y a fin de cuentas su versión literal no será tan confiable como la de quien pone atención a las palabras vivas del interlocutor, las valora con su inteligencia y las califica con su moral. Para la radio tiene la enorme ventaja de la literalidad y la inmediatez, pero muchos entrevistadores no escuchan las respuestas por pensar en la pregunta siguiente.
La grabadora es la culpable de la magnificación viciosa de la entrevista. La radio y la televisión, por su naturaleza misma, la convirtieron en el género supremo, pero también la prensa escrita parece compartir la idea equivocada de que la voz de la verdad no es tanto la del periodista que vio como la del entrevistado que declaró. Para muchos redactores de periódicos la transcripción es la prueba de fuego: confunden el sonido de las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en la ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis. Tal vez la solución sea que se vuelva a la pobre libretita de notas para que el periodista vaya editando con su inteligencia a medida que escucha, y le deje a la grabadora su verdadera categoría de testigo invaluable. De todos modos, es un consuelo suponer que muchas de las transgresiones éticas, y otras tantas que envilecen y avergüenzan al periodismo de hoy, no son siempre por inmoralidad, sino también por falta de dominio profesional.
Tal vez el infortunio de las facultades de Comunicación Social es que enseñan muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo. Claro que deben persistir en sus programas humanísticos, aunque menos ambiciosos y perentorios, para contribuir a la base cultural que los alumnos no llevan del bachillerato. Pero toda la formación debe estar sustentada en tres pilares maestros: la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición, y la conciencia de que la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón.
El objetivo final debería ser el retorno al sistema primario de enseñanza mediante talleres prácticos en pequeños grupos, con un aprovechamiento crítico de las experiencias históricas, y en su marco original de servicio público. Es decir: rescatar para el aprendizaje el espíritu de la tertulia de las cinco de la tarde.
Un grupo de periodistas independientes estamos tratando de hacerlo para toda la América Latina desde Cartagena de Indias, con un sistema de talleres experimentales e itinerantes que lleva el nombre nada modesto de Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Es una experiencia piloto con periodistas nuevos para trabajar sobre una especialidad específica - reportaje, edición, entrevistas de radio y televisión, y tantas otras - bajo la dirección de un veterano del oficio.
En respuesta a una convocatoria pública de la Fundación, los candidatos son propuestos por el medio en que trabajan, el cual corre con los gastos del viaje, la estancia y la matrícula. Deben ser menores de treinta años, tener una experiencia mínima de tres, y acreditar su aptitud y el grado de dominio de su especialidad con muestras de las que ellos mismos consideren sus mejores y sus peores obras.
La duración de cada taller depende de la disponibilidad del maestro invitado - que escasas veces puede ser de más de una semana -, y éste no pretende ilustrar a sus talleristas con dogmas teóricos y prejuicios académicos, sino foguearlos en mesa redonda con ejercicios prácticos, para tratar de transmitirles sus experiencias en la carpintería del oficio. Pues el propósito no es enseñar a ser periodistas, sino mejorar con la práctica a los que ya lo son. No se hacen exámenes ni evaluaciones finales, ni se expiden diplomas ni certificados de ninguna clase: la vida se encargará de decidir quién sirve y quién no sirve.
Trescientos veinte periodistas jóvenes de once países han participado en veintisiete talleres en sólo año y medio de vida de la Fundación, conducidos por veteranos de diez nacionalidades. Los inauguró Alma Guillermoprieto con dos talleres de crónica y reportaje. Terry Anderson dirigió otro sobre información en situaciones de peligro, con la colaboración de un general de las Fuerzas Armadas que señalo muy bien los límites entre el heroísmo y el suicidio. Tomas Eloy Martínez, nuestro cómplice más fiel y encarnizado, hizo un taller de edición y más tarde otro de periodismo en tiempos de crisis. Phil Bennet hizo el suyo sobre las tendencias de la prensa en los Estados Unidos y Stephen Ferry lo hizo sobre fotografía. El magnifico Horacio Vervitsky y el acucioso Tim Golden exploraron distintas áreas del periodismo investigativo, y el español Miguel Angel Bastenier dirigió un seminario de periodismo internacional y fascinó a sus talleristas con un análisis crítico y brillante de la prensa europea.
Uno de gerentes frente a redactores tuvo resultados muy positivos, y soñamos con convocar el año entrante un intercambio masivo de experiencias en ediciones dominicales entre editores de medio mundo. Yo mismo he incurrido varias veces en la tentación de convencer a los talleristas de que un reportaje magistral puede ennoblecer a la prensa con los gérmenes diáfanos de la poesía.
Los beneficios cosechados hasta ahora no son fáciles de evaluar desde un punto de vista pedagógico, pero consideramos como síntomas alentadores el entusiasmo creciente de los talleristas, que son ya un fermento multiplicador del inconformismo y la subversión creativa dentro de sus medios, compartido en muchos casos por sus directivas. El solo hecho de lograr que veinte periodistas de distintos países se reúnan a conversar cinco días sobre el oficio ya es un logro para ellos y para el periodismo. Pues al fin y al cabo no estamos proponiendo un nuevo modo de enseñarlo, sino tratando de inventar otra vez el viejo modo de aprenderlo.
Los medios harían bien en apoyar esta operación de rescate. Ya sea en sus salas de redacción, o con escenarios construidos a propósito, como los simuladores aéreos que reproducen todos los incidentes del vuelo para que los estudiantes aprendan a sortear los desastres antes de que se los encuentren de verdad atravesados en la vida. Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.
FUNDACIÓN PARA UN NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO
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martes, 3 de junio de 2008
CARTA DE BLOGGER EN CLARIN.COM - HOGUERAS
Se está plegando al coro.
Multitudes de personas que, por rechazo a ciertas acciones, formas, o aspectos estéticos del gobierno actual y pasado, afirman otras tantas cosas que no les constan, sólo por que se presentan en un envase de oposición a la "dictadura kirschnerista".
Son planos distintos.
Y en ese cometido se busca la clásica simplificación de lo complejo.
No con la aplicación de un logaritmo.
Mediante la ejemplificación con modelos cotidianos.
"La mano en el bolsillo".
Otros, más groseros, recurren a la explicación de naturaleza sexual, en el supuesto de que no nos gusta que nos lo hagan por la fuerza.
De ese modo, la reacción es automática, por lo menos en el populacho de pensamiento reducido y reacción veloz.
Mano en el bolsillo-defensa.
Pues no hay ninguna mano, ni ningún bolsillo.
Hay mucho de todo eso y mezclado.
Hay distintos intereses en juego, manipulados habilmente por los más inteligentes e inescrupulosos, como siempre.
No hay ningún santo, aunque todos pretendan serlo.
Hay gentes que ganan mucho, aún con retenciones, y pretenden ganar más.
Hay gentes que ganan menos, y suponen que apoyando a los otros en sus intereses, ellos también ligarán algo.
Hay quienes no ganan nada, que miran y no saben que decir.
Hay quienes viven de otra cosa y tampoco saben nada, pero opinan lo que quede mejor.
Hay funcionarios que están jugándose el puesto, que quieren quedar bien con alguien y poco les importa el fondo.
Hay quienes quieren ligar una porción mas grande de la repartija de fondos públicos, con algún fin, bueno o malo.
Hay muchos jugadores con muy distintos objetivos.
Una lucha por un ingreso muy grande, y nadie quiere llevarse menos de lo que cree que merece.
El gobierno puede tener muchos defectos, puede que se morfe a cuentas personales algo de lo público, cuál no?
Puede que se haya olvidado de hacer muchas reformas necesarias, especialmente en los asuntos por sector.
Pero no ahy duda de algo.
Son quienes dirigen los destinos suyo y mío.
Arreglaron los números grandes.
Los errores que cometan, deben ser lo menos graves posibles.
Ya están allí.
No debemos arruinar sus acciones, porque ello nos afecta.
El directorio de un grupo inversor que està por cosechar soja, està peleando para vender con la mayor ganancia posible, si no le conviene, recupera la guita, y se va a invertir a Pakistán o donde corno pueda meter más mula.
Mas usted, yo, los trabajadores, los desocupados, los chacareros con casa y familia, los que tienen doscientas vacas, los fabricantes de repuestos, los comerciantes, no se van a ningún lado.
Se quedan aquí a sufrir el fracaso.
A bajar la cortina.
Ojo con lo que opinamos.
Cuando estamos dulces, cuando la heladera está llena somos todos cocoritos y mandamos cualquier cosa al aire, pero los malos, los fuertes, los poderosos, no nos van a reconocer nada cuando se pudra todo de vuelta.
Por más que ahora les hagamos de carne de cañon y supongamos por un momento de ilusión que "estamos con el campo".
(torombolo)
Multitudes de personas que, por rechazo a ciertas acciones, formas, o aspectos estéticos del gobierno actual y pasado, afirman otras tantas cosas que no les constan, sólo por que se presentan en un envase de oposición a la "dictadura kirschnerista".
Son planos distintos.
Y en ese cometido se busca la clásica simplificación de lo complejo.
No con la aplicación de un logaritmo.
Mediante la ejemplificación con modelos cotidianos.
"La mano en el bolsillo".
Otros, más groseros, recurren a la explicación de naturaleza sexual, en el supuesto de que no nos gusta que nos lo hagan por la fuerza.
De ese modo, la reacción es automática, por lo menos en el populacho de pensamiento reducido y reacción veloz.
Mano en el bolsillo-defensa.
Pues no hay ninguna mano, ni ningún bolsillo.
Hay mucho de todo eso y mezclado.
Hay distintos intereses en juego, manipulados habilmente por los más inteligentes e inescrupulosos, como siempre.
No hay ningún santo, aunque todos pretendan serlo.
Hay gentes que ganan mucho, aún con retenciones, y pretenden ganar más.
Hay gentes que ganan menos, y suponen que apoyando a los otros en sus intereses, ellos también ligarán algo.
Hay quienes no ganan nada, que miran y no saben que decir.
Hay quienes viven de otra cosa y tampoco saben nada, pero opinan lo que quede mejor.
Hay funcionarios que están jugándose el puesto, que quieren quedar bien con alguien y poco les importa el fondo.
Hay quienes quieren ligar una porción mas grande de la repartija de fondos públicos, con algún fin, bueno o malo.
Hay muchos jugadores con muy distintos objetivos.
Una lucha por un ingreso muy grande, y nadie quiere llevarse menos de lo que cree que merece.
El gobierno puede tener muchos defectos, puede que se morfe a cuentas personales algo de lo público, cuál no?
Puede que se haya olvidado de hacer muchas reformas necesarias, especialmente en los asuntos por sector.
Pero no ahy duda de algo.
Son quienes dirigen los destinos suyo y mío.
Arreglaron los números grandes.
Los errores que cometan, deben ser lo menos graves posibles.
Ya están allí.
No debemos arruinar sus acciones, porque ello nos afecta.
El directorio de un grupo inversor que està por cosechar soja, està peleando para vender con la mayor ganancia posible, si no le conviene, recupera la guita, y se va a invertir a Pakistán o donde corno pueda meter más mula.
Mas usted, yo, los trabajadores, los desocupados, los chacareros con casa y familia, los que tienen doscientas vacas, los fabricantes de repuestos, los comerciantes, no se van a ningún lado.
Se quedan aquí a sufrir el fracaso.
A bajar la cortina.
Ojo con lo que opinamos.
Cuando estamos dulces, cuando la heladera está llena somos todos cocoritos y mandamos cualquier cosa al aire, pero los malos, los fuertes, los poderosos, no nos van a reconocer nada cuando se pudra todo de vuelta.
Por más que ahora les hagamos de carne de cañon y supongamos por un momento de ilusión que "estamos con el campo".
(torombolo)
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